
Fátima Ofkir y Mónica Santiago a la llegada de Fátima, en el despacho de Vosseler Abogados
Entrevista
La abogada de la española amnistiada en Omán: «Tuvo que convertirse al islam por la presión de la cárcel»
En el avión de regreso a casa viajaban, a parte de Fátima, personal de la Delegación del Gobierno de Cataluña, del Ministerio de Asuntos Exteriores, y su abogada Mónica Santiago del bufete Vosseler
A su llegada al aeropuerto Josep Tarradellas – El Prat de Barcelona, Fátima Ofkir declaró que ya estaba de vuelta en casa, se mostró agradecida por el recibimiento. Explicó que cuando se sintiera un poco mejor y estuviera estabilizada podría hablar. Estas fueron sus primeras declaraciones el domingo 30 de marzo. Fátima pudo volver a casa después de ser indultada por el sultán de Omán, después de haber pasado 7 años en la cárcel.
En el avión de regreso a casa viajaban, a parte de Fátima, personal de la Delegación del Gobierno de Cataluña, del Ministerio de Asuntos Exteriores, y su abogada Mónica Santiago del bufete Vosseler. El indulto se conoció el pasado jueves. A partir de ese momento se pusieron en marcha los trámites, entre ellos los burocráticos y la actualización de su pasaporte.
¿Por qué estaba Fátima en la cárcel de Omán? Cuando tenía 18 años fue detenida y condenada, primero a muerte y luego a cadena perpetua por tráfico de drogas. Viajó hasta Omán, convencida por un contacto suyo de L’Hospitalet de Llobregat, que le proporcionaba el viaje, 500 euros y un hotel de lujo. Su misión era recoger y entregar una mochila. Esta contenía 7 kilos de morfina. Al serle entregada la mochila y abrirla, no vio claro aquel negocio. Así que llamó a su contacto en L’Hospitalet. Le dijo que lo dejaba, que no contara con ella. El contacto le pidió un poco de calma y que esperara a una persona que debía recoger la mercancía.
Fátima le hizo caso y estuvo esperando en la habitación del hotel hasta que llegó el contacto. Un pakistaní. La mala suerte fue que esta persona ya estaba interceptada por la policía de Omán. En el momento que entró en la habitación irrumpió la policía. Lo detuvo y también a Fátima. Al ser ambos extranjeros la acusaron de pertenencia a banda internacional de tráfico de drogas. El juicio que la condenó tuvo lugar en 2018. Desde entonces ha estado ingresada en la cárcel de mujeres de Moscat, en medio del desierto de Omar, llevando burka y rezando 5 veces al día y solo podía hablar telefónicamente con su familia un minuto cada 15 días.Uno de los peores días de su cautiverio de siete años fue cuando a una compañera de celda se la llevaron para ejecutarla porque estaba condenada a pena de muerte y ella escuchó cómo la ejecutaban, cosa que fue durísima para ella. Fátima no ha dejado de estudiar y ahora quiere entrar en la universidad y acabar la carrera de Derecho, para ayudar a otras personas que se encuentren en su misma situación. Para conocer los vicisitudes del proceso, El Debate se ha puesto en contacto con su abogada, Mónica Santiago, letrada de Fátima Ofkir y directora ejecutiva de Vosseler abogados.
- ¿Cómo te convertiste en abogada de Fátima?
- Pues porque su madre entró por la puerta del despacho desesperada, buscando una persona, una puerta a la que llamar, un despacho que le interpretara lo que el abogado que ella tenía le estaba diciendo y además el poder tener una persona aquí en España en la que confiar. Porque el abogado que ella tenía en Omán no atendía el teléfono, no podía localizarlo, no entendía la información que le daba. Entonces, más que una abogada, ella buscaba una persona aquí que interpretara lo que le estaba diciendo o que pudiera darle información. A partir de ese momento es cuando me convierto un poco en persona intermediaria del caso.
- Pasaste a ser su persona de confianza más que abogada.
. Sí, una persona de confianza. Me decía que había una sentencia de 7 años. Luego decía «creo que hay una sentencia de 20, pero no lo tengo claro, no tengo ningún papel». Fui su consejera y persona de confianza y finalmente abogada. En la primera etapa del caso lo que hago es un poco de investigadora porque necesitaba ubicar en qué punto estaba el proceso y de hecho eso dio resultados. El proceso estaba cerrado cuando llego al caso. La madre de Fátima y Fátima no lo sabían.
- ¿Tú crees que tuvo un juicio justo?
. No, para nada. No tuvo un juicio justo, ni mucho menos con todas las garantías como marca la Constitución aquí en España. Para nada. Ella de entrada fue defendida por un despacho que presentó escritos fuera de plazo. El recurso de apelación, por ejemplo, en la corte en Omán hay dos instancias. En la segunda instancia la sentencia argumenta que no entra a valorar el fondo del caso porque se ha presentado el recurso de apelación fuera de plazo. Esto para cualquiera que pueda entender el lenguaje jurídico es lo peor que le puede pasar a un abogado.
- ¿Podemos decir que hubo una cadena de despropósitos?
- Sí. Mira. La embajada le enseña un listado y le hace elegir un abogado al azar. Lo único que ve es un abogado español. El problema es que ese abogado no podía ejercer en Omán. Lo que este hace es dar ese caso a un despacho omaní local que, evidentemente, ni Fátima ni la familia conocían. Y es ese despacho el que hace las sesiones de forma irregular.
Otro despropósito es que Fátima no entiende nada de lo que ocurre. Hoy por hoy entiende 7 idiomas. Pero en aquel momento ella no conocía el árabe y, por lo tanto, no entendía nada de lo que estaba pasando. Nadie le traducía. Y como te he dicho, primero había una información que decía que era 7 años. Luego eran 20 años. La sentencia, cuando yo la leo y la traduzco, pone claramente sentencia de vida. Eso es cadena perpetua. Y, claro, les tuve que dar esta noticia.
- ¿Cómo consiguieron convencerla para que hiciera aquello por lo que la condenaron?
- Bueno, en este caso confluyen muchas cosas en el mismo momento. ¿Sabes lo de Gruyere? Donde, al final, todos los agujeros coinciden. Se produjo una situación de declive personal muy potente en una edad muy delicada en Fátima. Ella residía en una zona bastante complicada, es decir, con personas poco recomendables. Aparte de eso, hay un divorcio. El padre abandona el núcleo familiar y su madre entra en una situación también de declive o de estado psicológico alterado. Y, sobre todo, su situación de adolescencia A veces lo digo, si recordamos un poco nuestras vidas, cuando éramos adolescentes, todos, en mayor o menor medida, hemos estado al filo de hacer algo, o caer en no sé qué, o jugar a no sé cuánto.
Y eso es lo que le pasó a Fátima, un error. Nada más llegar allí se arrepintió. No traficó con nada. No pasó ningún aeropuerto. No transportó nada. Fue a una habitación de hotel, allí le dieron una mochila, y cuando se dio cuenta y fue consciente de lo que estaba haciendo, dijo «yo no voy a hacer esto». Hubo arrepentimiento, hubo cooperación con las autoridades, pero todo esto no tuvo importancia en el juicio, ni se puso en valor, ni tampoco se valoró. Piensa que la droga en Omán es un tema que te hace levantarte de la mesa e irte. Yo misma he estado en una mesa hablando de este asunto, se han levantado y se han ido. Es un tema que socialmente está muy mal visto, tremendamente mal visto.
- ¿Tú crees que el juicio no fue lo suficientemente justo, con todos los despropósitos, porque era mujer y si hubiera sido hombre, hubiera sido diferente?
- Sí, rotundamente sí. Me ha contado cosas sorprendentes. Por ejemplo, que dentro de la cárcel, cuando dos personas van a cruzarse, uno es hombre y el otro es mujer, cuando eso va a ocurrir, la mujer tiene que agachar la cabeza y dejar pasar al hombre. No puede pasar por delante. Pasar por delante es como algo muy fuera de lugar, algo reprochable. Y de hecho, ella tuvo que convertirse al islam precisamente por la cantidad de reproches que tenía dentro de la cárcel, yendo vestida como iba o mostrando su cabello. Por lo tanto, tengo que pensar que ser mujer es una cosa que le iba en contra.
- ¿Su paso por la cárcel la ha hecho más fuerte?
- Mucho más madura. Fuerte yo creo que siempre lo ha sido, porque si no, no hubiera sobrevivido. De hecho, en un momento dado, ella llegó a pedir la ejecución, pero se sobrepuso de aquello. No sé si sabes que en Omán un condenado a cadena perpetua puede pedir su propia ejecución. En un momento dado, ella se lo planteó y todos corrimos, familia, amigos, nosotros, para poderla sostener. Pero ella se sobrepuso de eso y realmente ha venido muy fuerte.
- ¿Psicológicamente cómo está? ¿Superará estos siete años?
- Sí. Lo va a superar y va a transformar todo esto en algo muy positivo. Estoy convencida. Ella ya lo era antes de marchar. Era una persona que lideraba, era una persona implicada en la sociedad, una persona a la que le apasiona ayudar. Antes de su declive, era la primera presidenta de la adolescencia y de la infancia de Cataluña, en el gobierno de Artur Mas. Una persona implicada en asociaciones de beneficencia de su barrio, en la Escuela de Música. Una persona muy líder. Esto es lo que va a hacer ahora, pero para dedicarlo a adolescentes que puedan llegar a estar en su situación.