Así es la macrogrúa que culminará la Sagrada Familia

El final de las obras de la Sagrada Familia de Barcelona es un tema que trae de cabeza a la junta constructora del templo, al Ayuntamiento y a los vecinos. Mientras las tres partes implicadas buscan una solución para el que es, a día de hoy, el principal escollo para acabar la basílica –la construcción de la escalinata frente a la fachada principal–, el resto de las obras sigue su curso.

En este sentido, la semana pasada la Sagrada Familia anunciaba la instalación de una macrogrúa que jugará un papel clave en una de las estructuras fundamentales de la obra maestra de Antoni Gaudí: la torre central, dedicada a Jesucristo. Se trata del próximo gran hito en la construcción del templo, después de que el pasado mes de noviembre se coronasen las cuatro torres de los Evangelistas.

La torre de Jesucristo, la más alta del templo, tendrá 12 niveles y llegará a los 172,50 metros de altura. Estará coronada por una cruz de cuatro brazos, típicamente gaudiniana, que medirá 17 metros de altura y 13,50 metros de ancho. La junta constructora de la Sagrada Familia espera terminarla en 2026, coincidiendo con el centenario de la muerte de Gaudí.

«El inicio del fin»

Para poder culminar esta torre, que redefinirá –una vez más– el perfil de la Sagrada Familia y el skyline de Barcelona, se ha instalado esta nueva grúa monumental que llega hasta los 203 metros: es «un símbolo del inicio del fin de la construcción de la Sagrada Familia», según señala el jefe de edificación y tecnología del templo, Fernando Villa, en el vídeo de presentación.

La base de la grúa no está a nivel de la calle, sino que reposa sobre las cubiertas de la nave central, a 54 metros de altura. Su construcción ha ido en paralelo al desmontaje de la anterior, de un modo curioso: la nueva grúa a medio construir iba participando en el desmantelamiento de la anterior.

«Esta grúa tiene tal altura que por sí sola no se aguantaría», aseguran en el vídeo de presentación, y explican que se ha tenido que construir una riostra dentro de la torre de Jesucristo, que sobresale por las ventanas y aguanta la grúa. La nueva grúa, añaden desde la Sagrada Familia, permitirá «operar con una máxima exigencia en la seguridad, la eficiencia y la funcionalidad, tanto para los trabajadores como para los visitantes de la basílica».

La grúa permitirá a los trabajadores conectar esta torre con la torre de la Virgen María, con la fachada de la Gloria y con las cubiertas de la nave central. Se trata de la grúa más alta de toda España –según explicó Villa en TV3–, y está operada desde una cabina situada en el punto superior de la estructura: los operarios suben por unas escaleras y tardan casi un cuarto de hora en llegar a su posición.

Asignaturas pendientes

Una vez acabada esta torre, a la Sagrada Familia le quedarán dos grandes asignaturas pendientes, más allá de obras menores como una segunda sacristía o un par de capillas más: la fachada principal, bautizada como «de la Gloria», y una gran escalinata que conduciría a los visitantes desde la calle hasta la puerta central.

Sobre esto último hay abierto un debate desde hace años, una patata caliente que va pasando de un gobierno municipal al siguiente, ya que de llevarse adelante implicaría la demolición de varios bloques de pisos.

Hace dos semanas, el Ayuntamiento se comprometió con la asociación de vecinos a encontrar una solución para este mandato, y firmó con ellos un acuerdo –aunque sin contar con la propia Sagrada Familia– con tres puntos básicos: que las obras afecten al menor número posible de hogares, que el encaje se haga antes de las próximas elecciones municipales y que sea la basílica quien costee todos los gastos de la operación.

Por su parte, la fachada de la Gloria será la puerta de entrada principal al templo. Situada en la calle Mallorca, estará orientada al mar y supone la culminación del trayecto catequético que realizan las otras dos fachadas: del nacimiento a la muerte, y de ahí a la Resurrección.

La fachada presentará la historia de la humanidad, desde Adán y Eva hasta el juicio final, unido a las enseñanzas de Jesucristo, que llevan a los hombres hacia el cielo y la felicidad eterna. Su diseño responde a una maqueta que dejó Gaudí, así como al plano iconográfico y simbólico que dejó redactado. Su puerta central ya está construida, con un Padrenuestro esculpido por Josep Maria Subirachs.