Historias de Barcelona
¿Qué une la legendaria visita de san Francisco de Asís a Barcelona con el actual Gobierno Militar?
El convento quedó consagrado en el 1297, con la asistencia de san Luis de Tolosa, que vivía en Barcelona desde el 1288
El edificio del Gobierno Militar de Barcelona se encuentra al final de las Ramblas, en la esquina con el paseo de Colón. Sin embargo, hasta 1837, en aquel solar estuvo el Convento de San Francisco, cuyo origen –según la tradición– se remonta a 1214, fecha en la que san Francisco de Asís habría visitado Barcelona.
Entonces, la ciudad le cedió un edificio, que estaba en el emplazamiento del que hablamos, conocido como Hospital de Sant Nicolau de Bari. Además, la tradición asegura que san Francisco de Asís aseguró que en ese lugar se levantaría «un notable monasterio de frailes de mi orden». Para que eso se realizara dejó en Barcelona a fray Illuminato de Rieti y a fray Pedro de Cede.
El primitivo convento comenzó a funcionar allí, tras algunas modificaciones para adecuar el hospital. En 1229 tuvo lugar el Capítulo Provincial de la Orden Franciscana, y los frailes tuvieron que esperar hasta el 1247 para ver cómo se colocaba la primera piedra del edificio. A esa ceremonia acudió el rey Jaime I el Conquistador.
Historia del convento
El convento quedó consagrado en el 1297, con la asistencia de san Luis de Tolosa, que vivía en Barcelona desde el 1288, desde la Paz de Canfranc, con sus hermanos Roberto I de Nápoles y Ramón Berenguer de Anjou Sicilia, siendo su maestro el padre Jacques Deuze, futuro papa Juan XXII.
El convento poseía una iglesia con capillas laterales, claustro y dependencias para los frailes. En él se celebraron los capítulos de la Orden de 1313 y1357. A esta acudió el rey Pedro IV el Ceremonioso. El convento quedó tan ligado a los reyes de la corona de Aragón, que una de sus capillas se convirtió en panteón real.
En 1567, el convento pasó a manos de los frailes menores conventuales. Del siglo XVI al XVIII, se fue ampliando con más dependencias y un claustro. Los frailes franciscanos fueron exclaustrados en el 1822, y regresaron en 1828, cuando los militares lo abandonaron. En 1833 sirvió como hospital, debido a la pandemia de cólera que atacó Barcelona. La desamortización de Mendizábal lo afectó en 1835, pasando a ser cárcel.
En 1837 lo derribaron. El terreno lo adquirió Luis Joaquín Fernández de Córdoba y Benavides, duque de Medinaceli. Dividió el solar en tres partes. Una se convirtió en plaza, aún existente; la del centro, en bloques de pisos, y la más cercana a las Ramblas, lo cedió al ejército. Allí, en 1855 se construyó el Parque de ingenieros y en 1927 el Gobierno Militar.
Difuntos ilustres
La iglesia del convento, teniendo en cuenta la vinculación de la Casa de la Corona de Aragón, fue escogida para que descansaran varios de sus miembros. También la nobleza catalana, teniendo en cuenta que sus reyes se enterraban ahí, quisieron acompañarlos, por así decirlo, en el camino eterno. Allí recibió sepultura el rey Alfonso III el Liberal y su madre Constancia de Sicilia, que era esposa de Pedro III el Grande.
También en el Convento de San Francisco recibieron sepultura Sibila de Fortiá, esposa de Pedro IV; María de Chipre, esposa de Jaime II; Leonor e Aragón, esposa de Pedro I de Chipre y nieta de Jaime II. Los infantes Jaime y Fadrique, hijos de Alfonso IV recibieron allí sepultura. Timbor de Prades, hija del conde Juan de Prades y bisnieta de Jaime II de Aragón; Sancha Jiménez de Cabrera, hija de la anterior y tataranieta de Jaime II de Aragón; Cecilia de Urgel, hija del conde Pedro II de Urgel y bisnieta de Alfonso IV el Benigno; el infante Pedro, hijo de Pedro IV el Ceremonioso y de Sibila de Fortiá, muerto en la infancia.
Los restos de todos los personajes reales nombrados anteriormente, al ser exclaustrados los frailes franciscanos y violadas muchas de las sepulturas, fueron trasladados, introducidos en sacos, a la Catedral de Barcelona, donde en 1852 fueron colocados todos en dos urnas de mármol, sufragadas por la reina Isabel II.
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Fueron colocadas en la Capilla de los Mártires del claustro de la Seo barcelonesa, donde permanecieron hasta el 13 de octubre de 1998, día en el que se trasladaron los restos al interior de la Catedral, donde pueden hoy admirarse en el muro del Altar Mayor, en el lado del Evangelio, en unas urnas esculpidas por el artista catalán Frederic Marés.
Del antiguo convento no quedó nada. Hay una serie de dibujos que nos reproducen como fue y en qué estado quedó poco antes de ser derribado. Actualmente se conserva una estatua yacente del sepulcro de María de Lusignan, conocida como de Chipre, tercera esposa del rey Jaime II el Justo.
En el sepulcro de la Catedral de Barcelona también enterraron con ella a la reina Constanza de Sicilia, esposa de Pedro II el Grande; la reina Sibila de Fortiá, cuarta esposa de Pedro IV el Ceremonioso; y la reina Leonor de Aragón, reina de Chipre por su matrimonio con Pedro I de Chipre, y nieta de Jaime II de Aragón.