Frontispicio de la Casa Xifré, bajo el cual se encuentra el restaurante 7 PortesWikimedia

Rutas por Barcelona

El restaurante que escogió Pedro Sánchez y otros edificios emblemáticos de la masonería en Barcelona

Desde mediados del siglo XIX, la capital catalana ha sido uno de los núcleos de la masonería española

Desde mediados del siglo XIX, Barcelona ha sido uno de los centros importantes de la masonería española. Durante la guerra civil muchos masones se refugiaron en la capital catalana huyendo de posibles represiones, y a muchos les suena la Biblioteca Arús, en el Paseo de San Juan, como uno de los lugares claves de la masonería catalana.

Sin embargo, no es el único. Hay muchos otros lugares en la ciudad que podemos considerar emblemáticos. Es más, muchos masones quisieron dejar su impronta para el futuro. ¿Qué edificios forman parte o han sido construidos gracias a la masonería?

La Fraternidad y Casa Xifré

En la Barceloneta tenemos la Biblioteca La Fraternidad, en la calle del Comte de Santa Clara. Lo primero que levanta la liebre es el nombre: los masones españoles han nombrado muchas logias con el término «fraternidad». El edificio es de 1918, y en su origen era un centro cívico popular. La masonería, en aquella época, penetró mucho en las clases populares y obreras gracias a los sindicatos.

No muy lejos de ahí, delante de la Llotja de Mar hasta Pla de Palau tenemos los Porxos d’en Xifré. El edificio fue construido por el indiano y masón Josep Xifré Casas, que hizo fortuna en Cuba y Estados Unidos y se dedicó al contrabando y al comercio de pieles, azúcar, café, aguardiente y ron. También tenía intereses en finanzas y banca.

En el frontispicio del edificio leemos «Urahie coeli motus scrufatus et astra». Es decir, «Urania está siempre atenta del movimiento del cielo y las estrellas». En la fachada hay diferentes símbolos masones y los números de la esfera del reloj suman 33. En este mismo edificio, el mismo Xifré inauguró un restaurante que hoy conocemos como 7 Portes.

Era el lugar de encuentro de sus hermanos de logia. El restaurante lo abrió el comerciante Josep Cuyás en 1836, y dentro de él encontramos diferentes símbolos como la acacia, el suelo forma un tablero de ajedrez o las mismas siete puertas del restaurante. Como curiosidad, cuando Pedro Sánchez visitó Barcelona en mayo para acudir a la Feria de Abril catalana, comió con Salvador Illa y sus respectivas mujeres en este restaurante.

Parque de la Ciudadela

En el parque de la Ciudadela se levantó la Cascada Monumental. Obra de Josep Fontseré, se empezó a construir en 1875. Tiene 70 metros de altura, forma semicircular orientada al oeste, está decorada por acacias y cuenta con una estrella de cinco puntas: todo ello es simbología masónica.

Conjunto escultórico de la cascada del parque de la CiudadelaWikimedia

En el mismo parque encontramos el Castillo de los Tres Dragones, del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. En un primer momento era un café-restaurante para la Exposición Universal de 1888. En el friso que decora las almenas hay una estrella de mar de cinco puntas. En el centro una «G», que representa a Gadu, es decir el Gran Arquitecto Del Universo.

El Arco del Triunfo

A la salida del parque encontramos el paseo Lluís Companys, que recientemente dio la vuelta al mundo por la visita que le hizo Carles Puigdemont en agosto y su posterior fuga. A derecha e izquierda de ese paseo vemos toda una serie de farolas diseñadas por Pere Flaqués. Estas farolas reproducen el compás y la escuadra.

El paseo culmina en el Arco del Triunfo que se construyó expresamente para la Exposición de 1888. No es un monumento alegórico al triunfo de una batalla, sino dedicado a las artes y a la cultura. Es obra de José Vilaseca Casanovas, aunque también trabajaron en él Josep Reynés, Josep Llimona, Antoni Vilanova, Terquat Tasso, Manuel Fusà, Pere Carbonell y Magí Fita. Es un canto a los principios masónicos de igualdad, hospitalidad, hermandad, los valores humanos y las artes.

El Arco del Triunfo, en BarcelonaWikimedia

El Paseo Lluís Companys cambia de nombre, pasado el Arco del Triunfo, para ser el Paseo de San Juan. Allí, como hemos dicho, encontramos la Biblioteca Arús, que era la casa de Rossend Arús, Gran Maestro de la Gran Logia Regional Catalana Balear y el más importante promotor de la masonería en Cataluña, desde la segunda mitad del siglo XIX. La biblioteca es uno de los lugares clave para los estudiosos de la masonería, el anarquismo y los movimientos sociales.

En la calle Comercio número 36 estaba el Convento de San Agustín. Cuando estalló la guerra de la Independencia, los soldados de José Bonaparte, Gran Maestre de la Masonería francesa, colocaron en las puertas de este edificio la escuadra y el compás.

Plaza Cataluña

La Plaza de Cataluña también ostenta un símbolo masónico. El centro de la plaza está decorado por una rueda de seis ejes. Es obra de Pere Flaqués y Nicolás María Rubió i Tudurí. Este símbolo lo adoptó el Rotary Club, que es –por así decirlo– una escisión de la masonería. Aunque el Rotary, creado por Paul Harris en 1905, no tiene ningún tipo de conexión oficial con la masonería, muchos de sus miembros pertenecen a ella.

En la calle Portaferrissa número 11 encontramos mucha simbología masónica. Podemos ver dos niños que sujetan un triángulo, encima de unos ladrillos, sujetando uno de ellos dos reglas y el otro una llama y un compás. El edificio se construyó en 1867. También hay columnas salomónicas y rosas, que es símbolo del secreto. La casa, que mandó construir Domingo Sitjas al arquitecto Narciso Nuet, es una evocación a un templo masónico. Todo el edificio es simbólico. Allí estuvo, en su momento, el Ilustre Colegio de Notarios.

El barrio gótico

Dentro de la Catedral de Barcelona, en la capilla de San Sebastián y Santa Tecla, encontramos un compás, una rosa y dos cometas. La financió en el siglo XVI el canónigo Joan Andreu Sorts, y permitió que los canteros grabaran esos símbolos, de su gremio, adaptados con los años por la masonería.

Detalle de la capilla de san Sebastián y santa TeclaDidier Descouens

En la calle del Bisbe, el falso puente gótico está repleto de simbología masónica, empezando por la calavera, que simboliza la muerte iniciática. Todo ello además de las leyendas que se han creado alrededor del puente, que une la Casa dels Canonges con el Palacio de la Generalitat. En esta casa encontramos también el compás, estrellas fugaces y la rosa.

Finalmente llegamos a la calle Avinyó número 27. Allí estuvo, de 1980 a 2016 la sede de la Gran Logia simbólica Española. Aquí, antes de la guerra civil, estaba la Logia Libertas, a la cual pertenecía Lluís Companys. La logia se trasladó a Sant Andreu del Palomar. La Gran Logia Provincial de Cataluña, para quien le interese, está situada en la Gran Vía de les Corts Catalanes número 617.