Política
Colau intenta presionar desde Palestina a Pedro Sánchez mientras en su partido crecen las críticas a su legado
El sector de los Comunes ligado a la antigua ICV no ve con buenos ojos el lugar al que Colau y los suyos han llevado a la formación
La exalcaldesa Ada Colau ya se despidió del Ayuntamiento de Barcelona y dejó su acta como regidora, pero sigue siendo noticia por activa y por pasiva. Lo ha sido recientemente y lo volverá a ser dentro de dos semanas, cuando se celebre el congreso de los Comunes: aunque se ha marchado, ha amagado con que –como Douglas MacArthur– volverá a la política municipal en 2027 para ser de nuevo alcaldable.
No todo el mundo en su entorno está satisfecho con esta decisión. Fuentes ligadas a la extinta Iniciativa per Catalunya (ICV) aseguran a El Debate que «ha llegado el momento de pasar cuentas con Colau de lo hecho desde 2015», y que hay cierto resquemor por que la antigua ICV perdiera su esencia integrándose dentro de los Comunes.
Una de las quejas fundamentales entre los antiguos afiliados a ICV es la pérdida de representación política. Actualmente sólo tienen seis representantes en el Parlamento de Cataluña, perdiendo dos diputados respecto a la pasada legislatura. También han perdido poder municipal; no solo en Barcelona, sino en otros ayuntamientos que desde siempre habían sido de ICV. Mientras, Colau asegura que se quedó a 141 votos del PSC, lo cual es cierto, pero no lo es menos que quedó tercera.
La figura ascendente dentro del partido es la actual regidora en Barcelona Janet Sanz, que proviene precisamente de ICV. El objetivo es apartar a todos los sectores que entraron en política con Colau y volver a coger las riendas de la política catalana. Se trata de una reacción provocada por la crisis interna y los fracasos electorales, que llevan a algunos a temer que el partido desaparezca en los próximos comicios.
La de Colau ha sido una etapa nefasta para muchos antiguos afiliados de ICV. Y hay que renovarse para no morir. Se ha demostrado que su política populista no ha servido y que, a pesar de que los suyos aún la consideran el activo más importante del partido, ya no ilusiona a muchos de los votantes, que prefieren quedarse en casa o votar al PSC.
Colau en Palestina
El resultado lo veremos el 16 y 17 de noviembre, en el congreso de la formación. De momento, después de su adiós de la política barcelonesa, Colau ha emprendido su particular campaña, como gran parte de la izquierda, contra Israel y a favor de Palestina, viajando al territorio de conflicto para denunciar desde allí las «violaciones» de los derechos humanos.
El viaje se lo ha pagado la organización Progressive International y National Lawyers Guild de Estados Unidos. Creada en 1937 para luchar contra los fascistas en la Guerra Civil Española y contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, ayudaron a procesar a los segundos en Nuremberg.
La misión de Colau es investigar «violaciones sistemáticas» del Derecho Internacional y el apartheid. La ha acompañado el eurodiputado de los Comunes Jaume Asens, que fuera su pareja antes de entrar Colau en política. Nada más llegar a Nablus, denunciaron que el ejército israelí, mientras estaban con unos agricultores recogiendo aceitunas, los atacaron con gases lacrimógenos.
Este hecho puede estar vinculado con la petición de Sumar de romper relaciones con Israel y retirar a la embajadora española en Tel Aviv. Colau así lo expresó desde el ayuntamiento de Ramallah, al declarar que «Barcelona rompió relaciones con Tel Aviv hace dos años por el apartheid, la ocupación ilegal y las violaciones de derechos humanos. Pido a la Unión Europea y a España que hagan lo mismo. ¿Se pudo hacer con Rusia pero no se puede hacer con Israel?».
Cuestionamiento del ataque
La noticia del ataque ha despertado reacciones que cuestionan la realidad de su testimonio, pues no en vano Colau tiene fama de ser un poco fantasiosa y poco fiable en algunas de sus manifestaciones. Para Clara Prunés, directora de relaciones institucionales del Instituto Ostrom, «Ada ha ido a tocar los pimientos a Israel y los soldados han hecho lo que teníamos que haber hecho aquí hace años: ignorarla».
En Ramalah Colau dijo que «necesitamos hechos básicos como un total embargo de armas, sanciones económicas a Israel y suspender relaciones con un Estado que está violando la legalidad internacional y los derechos humanos». En definitiva, el viaje de Colau a Cisjordania y el presunto ataque no han sido una casualidad, y se convertirán en moneda de cambio de Sumar de cara al futuro de las relaciones entre España e Israel.
Cuando vuelva de Palestina, con toda seguridad la exalcaldesa se incorporará a la Fundación Sentit Comú, cuyo presidente es el exministro de Universidades Joan Subirats Humet y que está vinculada a los Comunes.