Navidad
Los pesebristas de Barcelona responden a la polémica: «Esto es dignificar el belén y no lo que se hacía antes»
Josep Porta, presidente de la asociación, lamenta que el Ayuntamiento no haya sabido explicar bien su propuesta
La decisión del Ayuntamiento de Barcelona de retirar el pesebre de la plaza de Sant Jaume –que en los últimos años atraía la polémica cada Navidad por el feísmo de las propuestas– y sustituirlo por un belén tradicional en el interior del edificio ha hecho correr ríos de tinta. Tanto desde la oposición como desde entidades como la Corriente Social Cristiana se ha criticado al gobierno municipal por «esconder» el Nacimiento.
Ahora los pesebristas entran en la conversación. En declaraciones a El Debate, el presidente de la Asociación de Pesebristas de Barcelona (APB), Josep Porta, defiende la decisión municipal como una forma de «dignificar el pesebre tradicional», en contraposición a «las cosas extrañas a las que llamaban pesebre pero eran más bien montajes o performances navideñas», dice, en referencia a los criticados belenes abstractos amparados por Ada Colau.
Tal vez para paliar el impacto mediático de eliminar el pesebre de la plaza, el gobierno municipal ha encargado a la APB, que lleva seis años instalando un pesebre tradicional encargado por el consistorio en el Museo Marés, que este año no lo hagan allí, sino en el interior del propio edificio del Ayuntamiento, en el Patio de Carruajes.
La decisión de instalar un pesebre en el Marés como contrapunto a los experimentos de Sant Jaume fue –recuerda Porta– de Jaume Collboni, entonces regidor de Cultura y hoy alcalde de Barcelona. «En aquel momento dijo: ‘El año que viene hemos de hacer un pesebre que los niños puedan entender’, y nos propuso hacerlo», señala el pesebrista.
Sobre la polémica de las últimas semanas, Porta reconoce que «tal vez no se ha sabido explicar lo suficientemente bien», pero insiste en que le parece que el interior del Ayuntamiento –«cabeza y casa grande» de la ciudad– es un lugar idóneo para dar dignidad al belén.
Ropas del siglo XX
Aunque desde la APB guardan con celo los detalles del belén del Ayuntamiento hasta su inauguración, este fin de semana, Porta sí avanza algunas cosas. Recuerda que está inspirado en el Moll de la Fusta y en el poema Nocturn per a acordió de Joan Salvat-Papasseit, en el centenario de su muerte, y confirma que todos los personajes irán vestidos a la moda de la Barcelona de principios del siglo XX.
«Evidentemente están San José y la Madre de Dios, pero están vestidos como en la época de 1910», señala, recordando irónicamente que los pastorcillos del siglo I no irían vestidos con barretina y espardenyes, como en los pesebres catalanes. Porta destaca la labor de documentación previa a la construcción de la escena, que medirá siete metros de largo por tres de ancho, pero recuerda que «el pesebre no es maquetismo».
Este Nacimiento tendrá un hermano algo más pequeño al otro lado de la plaza, en el Palau de la Generalitat, realizado también por la APB. «También es marítimo, pero aquí nos hemos basado en la Barceloneta», dice, aunque señala que en este los personajes sí son «clásicos clásicos», con sus túnicas y demás prendas de la Judea en la que nació Jesucristo.
La raíz cristiana de la fiesta
«Yo creo q ue el pesebre es por encima de todo cultura popular, aunque está basado evidentemente en unos hechos evangélicos», señala, y defiende el respeto a esta raíz cristiana de las fiestas. Preguntado por el rechazo al elemento religioso en las luces del Raval –otra de las polémicas de los últimos días–, Porta lo rechaza como una «falta de formación»: «Toda nuestra cultura bebe de las fuentes de la tradición cristiana, y hemos de coger las fiestas como son», reclama.
Todo ello en un momento, sin embargo, que para Porta es «la edad de oro del pesebrismo». Una edad de oro que para la treintena larga de personas que trabajan en la APB se concreta no solo en los dos pesebres de Sant Jaume, sino también en los dioramas del Monasterio de Pedralbes, la capilla románica del Pueblo Español y una exposición en la iglesia de San Felipe Neri.
La base de su trabajo es el porexpán –«es muy resistente y pesa poco», celebra–, y las figuras especiales las encargan a un artesano. «La gente piensa que nos ponemos cuando llega Navidad, pero –señala– la asociación no para nunca: Ahora montamos, luego desmontamos, reciclaremos, restauraremos... Estamos trabajando todo el año».