Ciudad de la Justicia de Castellón.

Ciudad de la Justicia de Castellón.Europa Press

Sucesos

Condenado a 31 años de cárcel por violar, quemar, humillar y amenazar a su pareja en Castellón

El hombre generó un clima de «humillación, sometimiento y terror» respecto de su pareja debido a su actitud celosa y posesiva

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a 31 años y nueve meses de prisión a un hombre al que considera culpable de dos delitos de agresión sexual, uno de ellos continuado, dos delitos de maltrato y otros dos de amenazas, además de coacciones, lesiones, tenencia de armas prohibidas y trato degradante hacia su pareja, a la que llegó a meter el cañón de un revólver en la boca para hacerle la 'ruleta rusa' al creer que le era infiel.

El ahora condenado deberá indemnizar a la víctima con 70.000 euros por los daños morales que sufrió y con 900 euros por las lesiones físicas que le provocó, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

Los hechos comenzaron en septiembre de 2019 cuando el condenado y la víctima, que se conocieron tras coincidir en el trabajo, iniciaron una relación sentimental de convivencia en una casa abandonada de Castelló.

Según el relato de hechos probados de la sentencia, el hombre generó un clima de «humillación, sometimiento y terror» respecto de su pareja debido a su actitud celosa y posesiva. El ahora condenado, -que había negado los hechos en el juicio y los atribuyó a que ella lo quería utilizar como sicario para matar a su marido, que estaba fuera del país-, había tenido problemas por impulsividad y ciertos episodios violentos en el seno familiar durante su minoría de edad, hasta el punto que hubo de ser internado en diversos centros.

De este modo, casi desde el inicio de la relación, la obligaba a desnudarse para comprobar si había mantenido relaciones sexuales con otros hombres, de forma aleatoria y en multitud de ocasiones. Para ello, llevaba siempre un cuchillo pequeño, y en cualquier sitio, bien en la calle, en casa o en el coche le hacía que se desabrochara el pantalón para introducirle los dedos en la vagina y verificar si tenía o no flujo vaginal o semen.

En varias ocasiones le ató también las muñecas y los tobillos con cinta americana, para interrogarla sobre supuestas infidelidades, mientras le golpeaba con un cinturón, le tiraba un cubo de agua fría o le daba patadas y la dejaba así durante horas, según la sentencia consultada por Europa Press.

La resolución mantiene que, durante los meses que duró la relación, cuando ambos no coincidían en turno en el trabajo, el hombre, que era vigilante de seguridad, la obligaba a quedarse en el coche, que aparcaba en el centro laboral, de donde no la dejaba salir y a donde acudía de forma periódica para controlarla.

Golpes con correa de perro

En el mes de noviembre, el condenado acusó a la víctima de haber mantenido relaciones sexuales con un perro, la inmovilizó y la violó en la vivienda que compartían. Durante todo este tiempo, también le pasó un cuchillo y una hoja de sierra por el cuerpo y le llegó a golpear con una correa de perro, que le provocó una herida sangrante en una pierna. La mujer, que no denunció ni acudió al médico, se la trató de curar con remedios caseros que recordaba de su abuela.

Poco después, en enero de 2020, tras expresar sus sospechas sobre una infidelidad, la obligó a desnudarse y le metió en la boca un arma tipo revólver y accionó el gatillo, sin que la pistola llegara a disparar. El mismo día, le quemó la mano, le acercó la cabeza al fuego de la cocina y le provocó así quemaduras en parte del pelo, de las que quedó constancia.

Se arrojó del coche en marcha para pedir auxilio

El 13 de enero de ese mismo año, ambos circulaban en coche por las inmediaciones de la Ciudad de la Justicia de Castelló cuando el hombre amenazó de muerte con un machete a la mujer, que conducía el vehículo, redujo la velocidad, se arrojó a la calle en marcha y pidió ayuda. La víctima fue auxiliada por los miembros de la Guardia Civil del Palacio de Justicia, que detuvieron al agresor.

Para la mayoría de la sala, no se percibe ningún elemento que pueda poner en duda la credibilidad de la víctima, y no es «razonablemente aceptable sospechar o detectar algún posible móvil o razón espuria en un testimonio semejante prestado por quien logra poner fin a una relación sentimental arrojándose de un coche en plena calzada pidiendo auxilio y presentando un estado deplorable», según la primera persona que la socorrió.

Además, consideran que su testimonio «cuanto menos en gran medida viene respaldado por las lesiones objetivadas en los informes médicos, de donde cabe inferir una notable brutalidad por parte del autor».

Por su parte, el magistrado que emitió el voto particular entendió que el relato de la denunciante contiene «incongruencias» y sucesivas manifestaciones que «resultan difícilmente armonizables entre sí en términos de verosimilitud», no hay corroboración de terceras personas, las lesiones son de escasa entidad y sostiene que los hechos probados se reducen a amenazas graves. La sentencia no es firme y se puede recurrir ante la Sala de lo Civil y Penal de Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

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