Entrevista | Marc Blanco, presidente de Ampa Total Comunidad Valenciana «Los valencianos aún están a tiempo de luchar contra la inmersión lingüística»
El presidente de Ampa Total Comunidad Valenciana considera que la imposición del valenciano frente al castellano es una «exclusión cruel» para las familias
Marc Blanco es un panadero de origen catalán, padre de tres hijos y de mujer cubana. Afincado desde hace quince años en la localidad castellonense de Peñíscola, su compromiso social le ha llevado a dar un paso adelante y presidir Ampa Total Comunidad Valenciana, una asociación colaboradora con Hablamos Español.
Conjuntamente, abogan por la libertad lingüística en todo el territorio nacional y rechazan la inmersión o cualquier tipo de imposición en este sentido. En el ámbito valenciano, Blanco insta a la sociedad a que rebatir el relato imperante.
–¿Qué situaciones se han dado para que diera este paso y ponerse al frente de Ampa Total valenciana?
–Son circunstancias particulares y generales. Cuando estás en la puerta del colegio te das cuenta de que son muchas las familias afectadas por esta situación y de cómo el valenciano coge terreno por la inmersión lingüística. Pero cuando ya lo ha cogido dentro de las aulas, 'saltan la valla' y trasladan esa posición a los padres. Esto es un problema porque cuando solo se reciben las notificaciones en valenciano no todo el mundo las entiende. En la Comunidad Valenciana en general y en Peñíscola en particular hay gente de muchos países, por lo que supone directamente un problema y una exclusión de estas familias. Una exclusión cruel.
En los colegios existe la figura del inspector lingüístico, que se encarga de comprobar que todo se haga en valenciano
–La Generalitat hace unos días sacó una campaña para prevenir el suicidio en las aulas solo en valenciano y se le reprochó que, por ejemplo, era un agravio para los refugiados ucranianos…
–Sin duda. Es una brutalidad. Sin ir más lejos, en los mismos protocolos covid venían unas parrafadas solo en valenciano. Imagínate a la familia que no lo entiende y no saben interpretar lo que pone en una situación que preocupa: ¿qué hago con mi hijo? ¿Le pongo mascarilla? ¿Y gel? Todo eso crea una incertidumbre que no es necesaria porque estamos ante una imposición lingüística absoluta que lo único que hace es apartar de las familias de la vida académica.
–¿Tiene en mente algún ejemplo sangrante de la inmersión lingüística?
–Existe la figura del inspector lingüístico que se pasa por el colegio para ver que todo esté en orden: la cartelería, las comunicaciones a los padres, los correos electrónicos que mandan los profesores… Que todo sea en valenciano.
–Políticos y gente de la sociedad civil coinciden en afirmar que esa imposición lingüística en la Comunidad Valenciana lleva un ritmo muy acelerado respecto a los tiempos de Cataluña. ¿Está de acuerdo?
–Sí, ha pegado un acelerón. Empezó la cosa muy light bajo el pretexto de que iban a salvar la lengua porque decían que se estaba extinguiendo. Aseguraban que es para defender el valenciano, cuando hace quinientos años o más que se lleva hablando. No se va a acabar. Lo que pasa es que la naturaleza sigue su curso y si el español es la lengua vehicular en las aulas es porque es el segundo idioma más hablado en el mundo. El español no se ha impuesto en la vida de las personas como sí está ocurriendo con el valenciano, que es la lengua de una comunidad que lo que hace es aislarte. No te permite avanzar a nivel internacional.
–¿Qué tipo de acciones van a llevar a cabo?
–La primera es recuperar las notificaciones de los colegios a los padres en castellano. No queremos que solo vengan en español, sino en las dos lenguas como siempre ha sido para que las puedan comprender todo el mundo. Se trata de que todo el mundo entienda lo que sucede con sus hijos.
–Entonces, ¿ahora no se está entendiendo?
–No. Están mandando informes psicológicos en valenciano. Si el niño tiene un informe de este tipo es porque está pasando un momento delicado, por lo que no puedes enviárselo en valenciano a los padres que son de otro país. Es una situación surrealista.
–¿Hasta la fecha cuánta gente hay implicada en Ampa Total Comunidad Valenciana?
–Yo soy la cara visible de tres familias que nos hemos unido. También estamos respaldados por 210 familias que en su día nos apoyaron en una recogida de firmas en una campaña que hicimos para recuperar las comunicaciones en ambas lenguas. Esas firmas se consiguieron en tres mediodías. Por tanto, nos apoyamos por el respaldo y cariño que nos dan todas las familias del CEIP Jaime Sanz. En el colegio hay 360 familias y presentamos las firmas de 210.
–¿Ha recibido algún mensaje en la dirección opuesta, echándole su actitud en cara?
–Sí, sobre todo desde que estoy más cara al público. Esos mensajes son del estilo «vosotros venís aquí a romper nuestras tradiciones, cultura y lengua y estáis destrozando nuestra ciudad». Son totalmente egoístas porque la gente no piensa en los demás. Si esos comentarios los hiciera un perfil con una bandera española, le llamarían fascista. Pero ellos, los nacionalistas, piensan que tienen una superioridad moral y que tienen el derecho de decirnos «si no te gusta, coge la puerta y vete». Es algo minoritario, pero también nos enfrentamos a eso.
Los nacionalistas se sienten con el derecho de poder decir a la gente «si no te gusta, coge la puerta y vete»
–¿Algún partido político les ha mostrado su apoyo?
–Por el momento, no. El apoyo de los partidos está muy bien, pero contando con el respaldo de la asociación Hablamos Español vamos servidos. Es un equipo que hace un trabajo admirable, incansable. Es una maravilla cómo trabajan.
–¿Por qué cree que últimamente las personas perjudicadas por la inmersión han dado un paso adelante y han denunciado públicamente sus situaciones?
–Al final, cuando eres víctima de estas injusticias, te das cuenta de que no es el sentir generalizado. Somos una mayoría adormida y maleable pisoteada por una minoría intransigente. Y eso lo ves en la calle. por eso, la gente ha querido dar el paso. Todos somos conscientes de que si nos unimos, denunciamos las situaciones y cogemos cada vez más fuerza todo esto se puede rebatir y luchar. En la Comunidad Valenciana todavía estamos a tiempo de que la gente despierte sobre la inmersión lingüística.
–Usted es catalán. ¿Vivió el proceso de inmersión lingüística allí?
–Tengo cuarenta años y estudié en castellano y el catalán era una asignatura. Eso es lo que yo he vivido. Iba a un colegio público y se estudiaba en castellano. Ahora, ya no. Predomina el catalán en todo.