Comnidad Valenciana La inflación y el cambio de rumbo de Sánchez con Argelia ponen al sector de la cerámica al límite
La «salvajada» que supone pagar el gas pone en jaque a un sector que genera 23.000 empleos directos
«La peor coyuntura de la historia que se recuerda». Así de contundente y preocupado se expresa el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), Vicente Nomdedeu, cuando se le pregunta acerca de la situación actual del sector.
No es para menos, ya que espera que el gremio cierre este 2022 con una caída de sus exportaciones en el entorno del once por ciento respecto al año pasado, lo que supone vender 440 millones de metros cuadrados menos.
Este dato no es menor porque en el ámbito cerámico, de los 5.700 millones de euros que se facturan, 4.300 provienen del exterior.
Como causa de ello, el empresario señala una conjunción de «factores externos que no dependen de las empresas», pero que han derivado en «una crisis de demanda». Uno de ellos, naturalmente, es la inflación.
Al respecto, Nomdedeu reconoce que el sector no puede «aplicar en el precio todo el sobrecoste» porque, de ser así, los clientes «se irían a buscar un producto más barato». Este aumento de los precios donde más lo notan los negocios es en la energía, particularmente en el gas, vital para ellos.
La subida del gas, «una salvajada»
Sobre ello, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios de Cerámica (AVEC-Gremio), José Vicente Montesa, define la subida de la factura del gas como «una salvajada» y responsabiliza directamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, del contexto que están viviendo los ceramistas:
«No sé por qué acordó grandilocuentemente con Marruecos y ha cerrado el comercio con Argelia. Ha fastidiado las relaciones cuando era un país que podía haber arreglado grandes problemas energéticos en España», se lamenta enojado.
Precisamente, hasta el cambio de rumbo inaudito y repentino de Sánchez, Argelia era el segundo país receptor de productos cerámicos de España, muy mayoritariamente de la provincia de Castellón. Por tanto, el socavón en las cuentas que les está produciendo la ruptura de relaciones provocado por el jefe del Ejecutivo a los responsables de empresas en el sector es mayúsculo.
Sin ir más lejos, el propio Montesa explica que, desde el mes de junio cuando Sánchez vira hacia Marruecos, tiene «del orden de setenta u ochenta contenedores de pasta cerámica» que iban con destino a Argelia que no ha podido vender porque «los bancos argelinos no quieren negociar con los españoles».
Por si no fueran suficientes los elementos negativos, el presidente de AVEC-Gremio indica que las empresas que distribuían los productos españoles en el país africano ahora «se tienen que buscar lo vida» y asegura que todo lo que nuestro país ya no vende en Argelia lo están haciendo «Francia, Italia y Portugal». «Agua que pasa no mueve molino; ellos ya han metido cabeza y ahora toca ver qué nos espera», responde al preguntarle sobre si hay opciones de recuperar, a medio plazo, esa cuota de mercado.
Además, critica que meses atrás desde el Ejecutivo se lanzaran «cantos de sirena diciendo que se había arreglado el tema cuando era absoluta y completamente mentira».
En el mismo sentido, el secretario General Asociación Nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colores Cerámicos (ANFFECC), Manuel Breva, apunta que la «oscilación» en el precio del gas está afectando «de manera directa a la competitividad y rentabilidad» del sector.
Asimismo, teme que en el caso de mantenerse en el tiempo esta dramática situación, se produzca un movimiento generalizado de «deslocalización» de empresas y eso pueda tener «un impacto directo sobre el empleo».
Desesperación por la falta de ayudas
Si el panorama a la hora de exportar y hacer frente a las facturas es francamente malo, se le unen las promesas incumplidas a la hora de recibir ayudas ya lo convierte en desolador por completo.
Sobre ellas, Nomdedeu subraya que desconoce tanto el montante como la articulación de las ayudas al sector por parte del Gobierno de Sánchez y advierte de que si estas no llegan de forma urgente y son de mayor alcance que hasta las que por ahora ha habido, «las repercusiones serán irreparables».
Como espejo en el que mirarse, el presidente de Ascer pone a Italia, indicando que su Ejecutivo ha elaborado un plan mediante el cual las empresas ceramistas «se bonifican el cuarenta por ciento del precio del gas».
Por tanto, urge a la Moncloa a poner en marcha una iniciativa similar porque, de lo contrario, «cuanto más tarden en llegar las ayudas, menos necesarias serán porque las empresas ya no podrán hacer nada».
Y, mostrando la desesperación de un gremio vital para España y para la Comunidad Valenciana, advierte: «Nunca hemos necesitado ayudas de la Administración para subsistir. Tampoco queremos ser un sector subvencionado, esos están condenados a desaparecer».
Igualmente, Breva exige que Sánchez apruebe «ayudas directas» porque si no, están en juego los 23.000 empleos que el sector genera en la provincia de Castellón. Hasta la fecha, dice el responsable de ANFFECC, la ayuda máxima ha sido de 400.000 euros, algo «claramente escaso e insuficiente».
En la misma línea que Nombdedeu, Breva también toma como referencias otros países de nuestro entorno europeo y cuyos gobiernos realmente sí están sacando adelante planes y medidas para sus respectivos gremios cerámicos.
En cifras, contrapone los dos paquetes de ayudas a la industria gasintensiva que ha legislado Sánchez, que entre ambos suman 350 millones de euros, con los «más de cinco mil millones» que ha invertido el Ejecutivo italiano.
Por tanto, Breva reclama al presidente «que se posicione al lado del sector y dé ayudas realistas al igual que hacen otros países».
De no ser así, tanto el secretario General de ANFFECC como Montesa coinciden en su pesimismo de cara a las perspectivas de cara a 2023.
Así, mientras el primero avisa de que, si no llegan las ayudas, «habrá una mayor pérdida de competitividad y esas inversiones perdidas ya no volverán nunca», el segundo define las previsiones para el año que viene como «malas o muy malas», por lo que aboga por «buscarse la vida por otros sitios».