Comunidad Valenciana El urbanismo «ideológico» de Ribó desespera a los valencianos
El alcalde de Valencia está implantando un modelo de ciudad que no tiene en cuenta las necesidades y peticiones de vecinos y comerciantes
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, será eternamente recordado. Revalide el cargo o no en las elecciones municipales del 28 de mayo, el regidor deja para el futuro una ciudad que poco tiene que ver con la que heredó de la difunta Rita Barberá en 2015.
Durante estos años, Ribó se ha encargado concienzudamente de darle la vuelta a una Valencia que era reconocida y admirada internacionalmente para transformarla en una sucesión de atascos y cruces sin sentido en aras de satisfacer un proyecto ideológico frente a las verdaderas necesidades de los vecinos.
Con todo ello, no es de extrañar el enorme descontento generalizado de los valencianos cuando se les pregunta por el estado de las calles. Apenas hay barrio en el que sus habitantes no se quejen de una obra que ha hecho el Equipo de Gobierno local sin hablar previamente con vecinos y comerciantes.
Una de las zonas que actualmente más está padeciendo esta situación es la avenida Pérez Galdós, situada en el ensanche de la ciudad. Allí, Ribó ha puesto 'patas arriba' esta vía con varias actuaciones que cuentan con la desaprobación ciudadana.
Cruce de ciencia ficción
Buena muestra de ello es el recién inaugurado cruce con la avenida del Cid. Lo que hasta hace unas semanas era una simple intersección como las que puede haber entre dos calles amplias de cualquier ciudad de España, hoy es una estampa de ciencia ficción.
Marta, que trabaja en un bar de la zona y pasa por ahí de miércoles a domingo, lo explica: «No hay por dónde cogerlo. Una ya no sabe por dónde tiene que cruzar. Esto parece un scalextric con tanta isleta y carril bici». Enojada, subraya: «Con lo fácil que era dejar las cosas como estaban porque aquí nunca ha habido atascos ni follones… Pues no, han tenido que meter la zarpa».
Por si fuera poco, en la misma Pérez Galdós el Ejecutivo municipal ha eliminado carriles de aparcamiento para sustituir ese espacio por unas misteriosas rayas rojas pintadas en la calzada que los vecinos no saben qué función tienen.
Eso sí, mientras lo averiguan pueden sentarse en un merendero que Ribó ha instalado en plena avenida. Idílica postal mientras los coches pasan y hacen sonar el claxon.
Tampoco es mejor el panorama en la céntrica calle Játiva, junto a la plaza de toros. Allí, Ribó ya ha anunciado que próximamente comenzará otro proyecto para reducir el tráfico. Curiosamente, esa misma vía es la que está sufriendo día sí y día también el colapso de coches derivado de la remodelación de la calle Colón.
Ángela trabaja en unos grandes almacenes y es plenamente conocedora del panorama: «Es un atasco continuo. Antes se circulaba con normalidad pero ahora eso es imposible», asegura.
Al respecto, y preguntada por las intenciones de Ribó en la calle Játiva, la joven no deja dudas: «No va a ser más de lo mismo, va a ser mucho peor» y advierte que, con su gestión, Ribó y sus concejales «van a conseguir que dé asco salir a la calle en Valencia».
Si ese es el sentir general de los vecinos, no es raro que el cuestionamiento del modelo de ciudad impulsado por Ribó sea uno de sus puntos más criticados por la oposición en el Ayuntamiento.
Así, la portavoz del Partido Popular en el Consistorio, María José Catalá, teme que los proyectos anunciados por el alcalde «estrangulen un poco más» la circulación en la ciudad «si ya no está lo suficiente».
De este modo, considera que la planificación urbanística llevada a cabo por el Ejecutivo local está llena «de inventos y ocurrencias» que, para más inri, no están «avaladas por informes que justifiquen la seguridad».
En opinión de la también candidata a la alcaldía valenciana, Ribó tendría que dejar «de inventar a cinco meses de las elecciones», dejar «las cosas como están» y dar paso a un nuevo «proyecto político con ideas tranquilas, avaladas por técnicos, avaladas por servicios de emergencia y que tengan una coherencia y den alternativa a los vehículos».
Por todo, la popular le pide al dirigente de Compromís que aparte la «vía del rodillo» y deje a un lado las «ocurrencias».
Por su parte, el concejal de Ciudadanos Narciso Estellés es tremendamente gráfico al relatar una conversación que un ciudadano le dijo en un encuentro vecinal.
En base a ella, el modelo de ciudad de cualquier localidad se puede describir con cuatro colores. El marrón serían los edificios, el urbanismo en sí. El gris correspondería a las conexiones, el asfalto.
En esta línea, el verde haría referencia a los parques y zonas ajardinadas y el azul a respirar mejor y a la contaminación.
Para Estellés, Ribó «ha fallado en las cuatro áreas». En cuanto al marrón, destaca que tan solo se han llevado a cabo actuaciones públicas en el barrio de Ciudad Vieja, junto al Mercado Central.
Al igual que Marta y Ángela, el edil considera «un desastre» todo lo relativo a la planificación de las calles y del aspecto medioambiental lamenta que la ciudad esté llena de plagas de ratas y cucarachas y critica, ya en el color azul, que la política de Compromís y PSPV-PSOE haya incrementado «la contaminación ambiental y acústica».
La clave de bóveda Estellés la fija en el carácter «ideológico» del urbanismo en Valencia, donde prima el «cortoplacismo» frente a una línea estratégica que, tal como indica, tendría que ser «pausada, reflexionada y planificada». «Se cambian las calles y luego se piensa en las personas», zanja Estellés.