Comunidad Valenciana Ribó y su vicealcaldesa pugnan por ver quién es más protagonista en las Fallas
El dirigente de Compromís y la socialista escenifican sus diferencias a pocos días de pegarse codazos en el balcón del Ayuntamiento en Fallas
Existen idilios e idilios. Aunque sea la semana en que se celebra San Valentín, el del alcalde de Valencia, Joan Ribó, con su vicealcaldesa, Sandra Gómez, dista mucho de festejarse entre champán y fresas.
La cercanía de las elecciones municipales del próximo 28 de mayo está sacando a la luz lo que era evidente: ni el uno ni la otra se soportan. Y no son pocos los encontronazos entre ambos que lo hacen evidente.
Uno de ellos es la ampliación del puerto de Valencia. El primer edil es un acérrimo a la hora de negarse a ello. Bajo el paraguas de un supuesto ecologismo y de la defensa del Medio Ambiente se esconde un enorme criterio ideológico radical.
Ribó ha votado en contra de que la infraestructura portuaria pueda albergar lo que las nuevas necesidades económicas requieren y ahí ha encontrado el reproche de su 'número dos'.
Gómez, mediante su representante en el Consejo de Administración del puerto, sí apostó por la ampliación y esta salió adelante. Sin embargo, Ribó –que es de Compromís– se tomó ese gesto como una afrenta y no se quedó quieto.
Nuevo Mestalla
Dando un salto cualitativo, ordenó que el secretario autonómico de Vicepresidencia de la Generalitat, Iván Castañón, recurriera la decisión. El cisma que creó aún sigue generando tensiones.
Otro asunto en el que saltan las chispas entre Ribó y Gómez es el concerniente al nuevo estadio de Mestalla, donde jugaría como local el Valencia Club de Fútbol y que lleva paralizado más de una década.
Después de mantener una reunión con los representantes del club en nombre del singapurense Peter Lim, el alcalde levantino salió como si no hubiese un mañana a festejar por todo lo alto la viabilidad del proyecto.
Sin embargo, fue su propia vicealcaldesa la que, tan solo veinticuatro horas y en el mismo Ayuntamiento de Valencia, quien le quiso parar los pies.
Gómez le pidió «prudencia» porque, según ella, ya había tenido diversas reuniones con los emisarios del propietario asiático y no habían cumplido. El tiempo le está dando la razón porque, a día de hoy, Lim continua sin establecer en tiempo y forma cómo piensa materializar su estrategia.
Que la socialista hace tiempo que va por su cuenta nadie lo duda. Ejemplo de ello es que hace un año aseguró en su perfil de la red social Twitter que había llegado «la hora de apostar por un nuevo ciclo político» porque el de Ribó «ya está agotado y la Valencia de ahora es muy diferente a la de 2015».
Aunque el primer edil no entró al trapo, sí lo hizo el siempre predispuesto para la polémica Joan Baldoví, que le respondió preguntándose «quién es Sandra Gómez». La vicealcaldesa no se quedó ahí y poco menos que acusó al diputado nacionalista de ser y comportarse como un machista.
La última bronca entre Ribó y Gómez ha venido a cuenta del reparto de carteras tras el 28 de mayo y de reeditar un hipotético equipo de Gobierno de izquierdas en el Consistorio valenciano.
La concejalía de Cultura Festiva es la más cotizada de todas, por lo que las tensiones entre socialistas y Compromís no se pueden disimular.
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Fue la propia Gómez la que presentó en un acto ad hoc a la que sería su futura edil de Fiestas. A Compromís no le sentó mada bien eso y no tardó en arremeter contra la Gómez.
Así, su propio portavoz municipal, Pere Fuset, aseveró que si el PSPV-PSOE quería gestionar esas responsabilidades, igual los nacionalistas estaban listos para hacerse cargo de «la Policía Local», en manos socialistas.
En otras palabras, si tú vienes a quitarme la principal concejalía, yo iré a por la que más te aprecias.
Con ese panorama se avecinan las Fallas, donde el contacto con la gente y con los principales grupos sociales de Valencia es esencial. Por ello pugnan tanto Ribó como Gómez.
El balcón del Ayuntamiento de Valencia en unos días de convertirá en el gran foco de influencia y sus principales regentes lo van a enfocar de cara a sus intereses electorales. Los matrimonios de conveniencia tienen esas cosas.