El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, saluda a los valencianos desde el balcón del Ayuntamiento tras la mascletà.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, saluda desde el balcón del Ayuntamiento tras la mascletàPP VLC

Comunidad Valenciana  Las Fallas, una tregua política en medio de la tensión electoral

Autoridades de todo signo, desde Ione Belarra hasta Martínez Almeida o Núñez Feijóo, visitan Valencia en sus días grandes ajenos al clima de crispación que se vive a nivel nacional

La sociedad en general está harta de la crispación política. No hace falta remontarse al Mesozoico para advertirlo. Basta con ver la situación de las últimas semanas para darse cuenta de ello. Así, asuntos como los efectos de la ley del 'solo sí es sí', las informaciones del 'Tito Berni' o los supuestos enjuagues extradeportivos del 'Barçagate' han encendido aún más si cabe a los españoles.

Estos piden, casi suplican, sosiego y calma. Curiosamente, donde más se puede encontrar ese clima de apaciguamiento es en las Fallas de Valencia. Entre tanto ruido –solo en una mascletà se utilizan casi 150 kilos de pólvora– existe un pacto tácito entre políticos y ciudadanos para dejar durante unos días las rencillas políticas a un lado y poder gozar de la fiesta local sin tiranteces.

Las Fallas son unas fiestas que abarcan toda Valencia y los municipios de alrededor. Va por barrios y cada comisión tiene miembros de su zona, pero también hay falleros que se apuntan aunque vivan lejos por cuestiones de amistad con algún fallero, por ejemplo.

Del mismo modo, tanto en los fines de semana que caen desde la Crida –último domingo de febrero– hasta San José y los días grandes (15-19 de marzo), se celebran cientos de verbenas en la ciudad. Allí se dan cita miles de valencianos que únicamente pretenden disfrutar, por mucho que uno sea muy de Compromís o un acérrimo de Vox. Eso en Fallas, se queda fuera.

Belarra, Almeida y Feijóo

Tomando como ejemplo a la sociedad a la que representan, en el caso fallero cabe destacar que los políticos sí actúan como sus gobernados, dando ejemplo de la buena relación que tienen entre ellos fuera del rifirrafe parlamentario.

El balcón del Ayuntamiento de Valencia se puede definir como el mejor ejemplo de ello. Tradicionalmente, a él se han subido personalidades de todo tipo para ver a escasos metros la mascletà. En lo político, nunca ha importado que unos invitados fuesen de un determinado partido o del radicalmente opuesto. El Consistorio siempre ha actuado como casa común de los valencianos y de sus distintas sensibilidades.

Buena muestra ello se está viviendo esta semana. Este mismo lunes, acudió al balcón a contemplar el espectáculo pirotécnico la ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra.

Lo hizo tranquilamente, acompañada del vicepresidente Segundo de la Generalitat Valenciana, Héctor Illueca. A pesar del clamoroso descontento por la gestión 'podemita' acerca de la reforma de la ley del 'solo sí es sí', la dirigente morada no recibió reproche porque en Fallas se está a otras cosas.

La ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, saluda al vicepresidente Segundo regional, Héctor Illueca, en su visita a las Fallas.

La ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, saluda al vicepresidente Segundo regional, Héctor Illueca.GVA

La popularidad del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, es infinitamente superior a la de la ministra. Este miércoles se sintió como en su casa entre las calles de Valencia, donde recibió el cariño y la admiración de cientos de vecinos. Tan bien se sintió que incluso se animó a encender –desde el suelo, eso sí–, unos petardos.

Minutos antes, el presidente de una falla le había rogado entre bromas que no tocase «nada», ya que el regidor no puede presumir de buena suerte cuando tira penaltis o hace saltos en cama elástica.

En ese mismo acto, que se trataba de un homenaje a uno de los artistas falleros más reconocidos y fallecido hace pocos meses, se dieron cita representantes de todos los partidos con representación en el Ayuntamiento de Valencia.

Además de Martínez Almeida como invitado, acudieron el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, que es de Compromís, su vicealcaldesa, la socialista Sandra Gómez, los candidatos del PP a la presidencia de la Generalitat y la alcaldía de Valencia, Carlos Mazón y María José Catalá, respectivamente, así como concejales tanto de Ciudadanos como de Vox. De Unides Podem no fue nadie porque no tiene ningún edil en el Consistorio.

Tanto antes antes como durante y después del acto se les vio a todos ellos conversando y saludándose en un modo más que cordial, charlando los que por protocolo les tocó juntos. La única autoridad que tomó la palabra fue Ribó, a quien el resto de los ediles aplaudió al concluir su discurso en homenaje al artista fallero.

Hoy jueves acude a Convento Jerusalén –una de las principales fallas– y a la mascletà el presidente del Partido Popular a nivel nacional, Alberto Nuñez Feijóo. Como con el resto de invitados, disfrutará de la singularidad de una fiesta que es patrimonio inmaterial de la humanidad con muchas peticiones de fotos, pero sin gritos ni escraches.

En cambio, llama la atención que sea el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tanto presume de ser el «presidente de la gente», quien no quiera acercarse a las Fallas y palpar el sentimiento ciudadano.

Colaboradores muy cercanos al jefe del Ejecutivo aseguran a El Debate que no viaja por su «intensa» agenda internacional y porque está «preparando» las intervenciones de cara a la moción de censura de Vox de la semana que viene.

Lo cierto y verdad es que, tal como indican las malas lenguas y no pocas de su entorno, lo hace para evitar que se repitan a dos meses de las elecciones episodios como los de «que te vote Txapote».

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