Joan Ribó entrando en bicicleta al Ayuntamiento de Valencia

Joan Ribó, entrando en bicicleta al Ayuntamiento de Valencia

Comunidad Valenciana  El electoralismo sin límites de Ribó: promete 2.000 plazas de aparcamiento tras eliminar 10.000 en 8 años

El alcalde de Valencia se enmienda a sí mismo movido por las malas encuestas y tras dos legislatura de persecución al uso del vehículo particular

Hay determinados políticos que durante las campañas electorales experimentan una repentina mutación que afecta directamente a lo que prometen frente a lo que hacen en sus respectivas etapas de gestión. El caso del alcalde de Valencia, Joan Ribó, es paradigmático.

Desde su llegada al frente del Ayuntamiento levantino en 2015, el nacionalista lleva emprendiendo una guerra sin cuartel contra los coches privados. Bajo el siempre recurrente paraguas del ecologismo y la lucha contra el cambio climático, el regidor ha convertido la ciudad en un auténtico infierno para circular, cronificando los atascos y universalizando el cabreo vecinal.

Con una instantánea calculada a la perfección, en su primer día como alcalde llegó al Consistorio en bicicleta, en una clara declaración de intenciones para romper con los años de Rita Barberá como primera edil.

En los ocho que lleva el responsable de Compromís gobernando, no se recuerda prácticamente mes en que no haya habido una polémica relacionada con el tráfico. Cuando no propone cerrar el descongestionado túnel de Guillem de Castro, su afán se centra en eliminar plazas de aparcamiento por doquier.

Alternativas surrealistas

Dos ejemplos de esto último son las actuaciones ejecutadas en Pérez Galdós y en Palleter. Respecto a la primera, en muchos tramos de la avenida, una de las más largas de Valencia, Ribó ha quitado cientos de espacios para que los coches puedan aparcar. La alternativa a ese servicio es surrealista.

En esos lugares ahora no hay nada salvo unas extrañas líneas rojas pintadas sobre la calzada que ni los propios vecinos saben para qué sirven. En teoría, es un espacio junto a la acera para que la gente vaya andando, pero en la práctica su uso se reduce a entre cero y nada. Mientras, los residentes y trabajadores de la zona se las ven y se las desean para dejar su vehículo.

En cuanto a la calle Palleter, el proyecto de Ribó se llama ‘supermanzana‘ una obra que afecta a varias calles que se entrecruzan. Con un importante mosqueo de los vecinos, el paisaje ha cambiado de manera considerable. Así, resulta imposible ver un coche, cuyos dueños están corriendo la misma suerte que los de Pérez Galdós. Ahora, por contra, hay un sinfín de aspas amarillas y naranjas por todo el asfalto a las que acompañan unos bancos o unas mesas de ping-pong entre otros bártulos.

Pese a haber gozado de toda esa política, ahora Ribó se ha lanzado a prometer la construcción de dos mil plazas de aparcamiento. Increíble pero cierto. El mayor antagonista del transporte privado es el mismo que lo promueve. Lo que no consiga una encuesta desfavorable no lo logra nadie.

En cifras concretas, el alcalde de Valencia pretende dotar a la ciudad de dos mil lugares para aparcar cuando en sus dos legislaturas las ha reducido nada más y nada menos que en diez mil.

Ante semejante pirueta política, el portavoz de la campaña municipal del Partido Popular, Juan Carlos Caballero, define a Ribó y al concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, como unos personajes «cínicos» por atreverse a hacer el anuncio de los aparcamientos.

El dirigente también reprocha al Ejecutivo local que, además del recorte en las plazas, haya aportado «cero soluciones a los vecinos» afectados. En su opinión, «hay que tener la cara muy dura para salir hablando de aparcamientos» cuando «han borrado del mapa» diez mil de ellos, han ampliado «las horas de pago en las zonas ORA y han freído a multas» a los ciudadanos.

En esta línea, Caballero se pregunta enojado si Compromís «se cree que los valencianos son tontos», por lo que insiste en que la coalición «miente más que habla» mediante «anuncios fake». «¿Pero qué hacen hablando de urbanismo ecofeminista? Su política ha sido la del sablazo, la imposición y el sectarismo», lamenta el popular.

En la avenida Pérez Galdós, Ribó ha pintado unas misteriosas rayas rojas que no entienden los vecinos.

En la avenida Pérez Galdós, Ribó ha pintado unas misteriosas rayas rojas donde antes aparcaban los vecinosC.L.

Ante el desaguisado montado por el alcalde, el portavoz de campaña de María José Catalá recuerda que las reclamaciones de los vecinos no son una quimera ni imposibles de realizar, sino que tan solo piden «poder aparcar en sus barrios».

Por su parte, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Valencia, Pepe Gosálbez, cree que el plan de Ribó es «hundir y reventar Valencia» porque es «un auténtico destructor». Así, señala que quitando plazas de aparcamiento le sirve al regidor para «cargarse el coche particular».

Tras eliminar diez mil sitios para dejar el vehículo, Gosálbez opina que lo que ofrece el edil «ahora, a las puertas de las elecciones» son «migajas». «Esa actuación debería darle vergüenza absoluta», zanja el concejal de Vox.

Asimismo, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento levantino, Fernando Giner, indica que Compromís está «empeñado» en que el coche desaparezca de Valencia «de la noche a la mañana» y se muestra partidario de «racionalizar su uso» porque el centro de Valencia «tiene un serio problema de aparcamiento».

Para remediarlo, el edil 'naranja' propone eliminar la zona ORA y beneficiar con dos horas de parking gratuito «a las personas que consuman en los negocios del centro de la ciudad».

Sin embargo, las intenciones de Ribó parece que son diametralmente opuestas, ya que, según denuncia Giner, el Gobierno municipal ya tendría pensado «duplicar» este tipo de plazas de pago, pasando de las actuales 5.439 «que había en 2019» hasta las diez mil.

Para el responsable de Ciudadanos, este seria un buen ejemplo para resumir la política de movilidad que promueve el Ejecutivo de Compromís y PSPV-PSOE, basada en «prohibir y recaudar sin pensar en las necesidades de los vecinos».

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