La candidata de Ciudadanos a presidir la Generalitat Valenciana, Mamen Peris, en el centro de la imagen.

La candidata de Ciudadanos a presidir la Generalitat Valenciana, Mamen Peris, en el centro de la imagen.CS

Elecciones 28-M  La 'nueva política' se puede estrellar en la Comunidad Valenciana, pasando de 26 escaños a la irrelevancia

Ciudadanos tiene prácticamente imposible alcanzar el 5 % mínimo de los votos y perdería todos sus diputados, mientras Unidas Podemos está en el filo de la navaja

Las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana tienen no pocas aristas que las hacen unas de las más relevantes el próximo 28 de mayo. Naturalmente, la más importante es saber quién será el próximo presidente regional, aspecto que se resolverá entre el socialista Ximo Puig y el popular Carlos Mazón, aunque ninguno de ellos podrá, a priori, gobernar en solitario.

Por ello, el papel de los partidos minoritarios será clave para orientar la balanza hacia un bloque u otro. Las encuestas llevan semanas afianzando una ventaja del centro-derecha sobre el actual tripartito de izquierdas. Así, Mazón sería el más votado, aunque necesitaría el apoyo de Vox para devolver al PP a la Generalitat.

Lo mismo le sucede a Puig, cuyas esperanzas de revalidar el cargo pasan sí o sí por sumar con los nacionalistas de Compromís y los comunistas de Unidas Podemos.

Otra vertiente a analizar en estos comicios será la extrapolación nacional que se haga de los resultados. Tanto Génova como Ferraz tienen el punto de mira en la disputa valenciana. Ambos cuarteles generales saben que el que consiga el poder en la Comunidad tiene muchos puntos de lograrlo en España tras las elecciones generales de finales de año.

Umbral del 5 % de los votos

Además de la presidencia autonómica, el papel de otros partidos a la hora de conformar mayorías y la importancia nacional, una de las noticias cuando se cierren las urnas puede estar, paradójicamente, en determinados partidos que no hayan sido elegidos por los vecinos.

En la Comunidad Valenciana se debe obtener un mínimo del 5 % de los votos en unas elecciones para que una organización consiga representación en las Cortes y, actualmente, hay dos formaciones que se las ven y se las desean para poder tener escaños en la siguiente legislatura.

Estas son Ciudadanos y Unidas Podemos (UP), ambas autoconsideradas la 'nueva política' que nació con un supuesto discurso regeneracionista a mitad de la pasada década al albur de la proliferación de los casos de corrupción y la crisis económica.

En la última cita electoral regional –celebrada el 28 de abril de 2019 coincidiendo con las generales– entre los dos partidos obtuvieron un total de veintiséis escaños, dieciocho para los naranjas y ocho para los morados.

Estos resultados fueron más que buenos, ya que se trataba de formaciones sin apenas implantación territorial –desde luego, infinitamente menos que PP y PSPV-PSOE– y, de hecho, Ciudadanos se quedó tan solo un escaño por debajo de los populares.

Sin embargo, la realidad que dibujan las encuestas poco o nada tiene que ver con el paisaje que quedó cuatro años atrás. Para Ciudadanos el panorama es poco menos que aterrador. Alcanzar el codiciado 5 % de los sufragios se antoja una quimera y prácticamente nadie cuenta con que el partido logre asientos en las Cortes Valencianas.

La intención de voto estimada en la mayoría de las encuestas sitúan a los naranjas con un porcentaje que está entre el dos y el 3 % de los votos. De confirmarse, se seguiría la senda que comenzó en 2021 en la Comunidad de Madrid y se siguió un año más tarde en Andalucía.

Por si fuera poco trauma para Ciudadanos, varios cargos se han unido al proyecto del Partido Popular. Si hace semanas se anunció la incorporación de la exportavoz liberal en el parlamento regional, Ruth Merino, han seguido el mismo camino la exvicepresidenta de la Diputación de Alicante, Julia Parra, y el exdiputado Javier Gutiérrez.

Este hecho también se ha producido en las listas al Ayuntamiento de Valencia, donde la popular María José Catalá ha fichado a la exconcejala de Ciudadanos Rocío Gil. En el caso del Consistorio levantino, las encuestas coinciden en que la organización no obtendrá ningún representante.

Carlos Mazón y Ruth Merino en la rueda de prensa de este jueves

Carlos Mazón y Ruth Merino en rueda de prensaEuropa Press

En cuanto a Unidas Podemos, la situación es algo menos dramática, pero está lejos de ser tranquila. De los actuales ocho asientos en el hemiciclo autonómico con los que cuenta la coalición, los sondeos le auguran que podrá mantener cinco –el mínimo– o como mucho seis.

Respecto al porcentaje, tras unos meses de caída, parece que los comunistas, que son la tercera fuerza del Gobierno de Puig, se han estabilizado en el entorno del 6 % en lo que a intención de voto se refiere.

La mínima ventaja que a día de hoy haría presidente a Mazón con el apoyo de Vox es dándole escaños a Unidas Podemos, con lo que los morados, si se cumplieran los pronósticos, se enfrentarían a un contexto más que complicado a nivel interno.

Partiendo de que significaría la vuelta a las filas de la oposición, con la irrupción del nuevo proyecto político de Yolanda Díaz, Sumar, la respuesta de no pocos cargos de UP es del todo imprevisible.

No es lo mismo estar cuatro años en un puesto oficial garantizado que ocupar uno de los asientos del llamado 'gallinero' parlamentario sin ninguna responsabilidad de gobierno, viendo al presidente y consejeros de centro-derecha y formando parte de un partido en clara implosión.

Por tanto, la denominada 'nueva política' tiene una prueba de fuego el próximo 28 de mayo. En 2019 casi se produjo un sorpasso al PP que cuatro años más tarde esa intentona ha quedado reducida a una mera estadística.

De veintiséis representantes, tanto Ciudadanos como Unidas Podemos están a un paso de dejar su casillero a cero tras dos legislaturas que removieron las estructuras y relatos de los partidos tradicionales.

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