Comunidad Valenciana La sucesión de Puig pone en alerta al PSPV-PSOE en la ciudad de Valencia
La federación socialista vive momentos de tensión interna a la espera de elegir a su nuevo líder, todo a expensas de si Pedro Sánchez termina cediendo ante el prófugo Puigdemont
Las aguas siguen bajando revueltas en el PSPV-PSOE. No contentos con haber salido de la Generalitat Valenciana, perder decenas de ayuntamientos y las diputaciones de Castellón y Valencia en las que gobernaba, en el corto o medio plazo la federación socialista está obligada a afrontar un proceso interno no falto de tensiones y de los que en no pocas ocasiones provocan multitud de fricciones y pugnas internas. Se trata en este caso de la sucesión de su líder, Ximo Puig, en cumplimiento de su propia palabra de dar «un paso al lado» al que se comprometió tras su sonora derrota en las elecciones autonómicas del 28 de mayo y, por ende, de que el Partido Popular y Vox accedieran al Ejecutivo regional.
La única certeza al respecto es que el por ahora líder de los socialistas valencianos no seguirá al frente. Nada más. A partir de ahí, todo lo demás es un campo de incógnitas…cuando no de minas. Para empezar, no se sabe cuándo se celebrará el Congreso que nombrará a quien aspirará en 2027 a disputarle el puesto institucional al popular Carlos Mazón. La fecha depende de dos personas: Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Si ambos sellaran un pacto para investir al primero, el camino se despejaría y el cónclave tendría lugar, a priori, más pronto que tarde.
En cambio, si el prófugo de la Justicia española no se conformara con la amnistía que el presidente del Gobierno en funciones ya ha asumido política y retóricamente y hubiera que volver a la urnas el 14 de enero, el proceso se dilataría sine die a la espera de la conformación de un nuevo Gabinete. Este sería el peor de los escenarios para los socialistas valencianos, pero eso no es sinónimo de que el primero de ellos vaya a estar huérfano de tiranteces.
Bernabé y Bielsa, posibles candidatos
A falta de la convocatoria oficial del Congreso, dos son los nombres que suenan para suceder al expresidente de la Generalitat. El sector ximista apuesta por Pilar Bernabé, actual delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana y a quien el propio Puig aupó semanas atrás a número dos del partido en una sorpresiva maniobra tras la no menos repentina renuncia de Ana Domínguez, hasta la fecha en tales responsabilidades.
Frente a ello está la dirección de Ferraz, es decir, Pedro Sánchez y sus súbditos. La relación entre este y el valenciano es nefasta y muestra de ello es su clara preferencia por el alcalde del municipio valenciano de Mislata, Carlos Martínez Bielsa, quien ya le ganó un pulso a Puig a la hora de configurar las listas al Congreso de los Diputados con las que concurrió el PSPV-PSOE a las elecciones generales del 23 de julio.
Si tras las primarias, la vencedora fuera Bernabé, aunque la organización habría sufrido desgaste interno, la transición en su liderazgo cabe pensar que sería moderadamente tranquila, ya que las estructuras orgánicas tendrían cierta línea de continuidad. El gran problema vendría si a Puig le termina sucediendo Bielsa. En tal caso, a los socialistas regionales les esperaría una severa renovación tras años y años bajo la misma dirección y podría ser la agrupación de Valencia una de las mayores damnificadas.
La capital levantina es, sin duda, la joya de la corona municipal. Sin embargo, las siglas del PSOE llevarán al término de la presente legislatura 36 años sin ostentar la alcaldía. Con ese triste bagaje, no sería de extrañar que si Bielsa liderase la federación optase por dar un impulso a la candidatura local y cambiase a la actual responsable, Sandra Gómez, y buscar una alternativa a modo de revulsivo. En términos electorales, argumentos no le faltarían, ya que Gómez –a pesar de haber sido vicealcaldesa de 2015 a 2023– el mayor logro que ha obtenido para su partido es darle la tercera posición en los tres últimos comicios municipales que se han celebrado. Si los socialistas valencianos tocaron poder fue en virtud a su pacto de coalición con los nacionalistas de Compromís.
Gómez, con apenas protagonismo
En tal caso, el cambio no obedecería tanto a cuestiones generacionales –Gómez acaba de cumplir 38 años– como a una desesperación electoral e institucional. Es ahí cuando aparece de nuevo el nombre de Pilar Bernabé. La lógica y la práctica política dice que tras un proceso de primarias, el vencedor suele –es un pacto tácito, nunca una obligación– ofrecerle a su principal rival una posición de las que se llaman 'de salida', y en el caso de la delegada del Gobierno, todas las fuentes consultadas apuntan a que este tendría como objetivo reconquistar el Ayuntamiento de Valencia.
De hecho, la política local no le vendría de nuevas, puesto que entre 2019 y 2022, justo antes de ser nombrada como delegada, estuvo al frente de las concejalías de Empleo, Deportes y Envejecimiento Activo, con lo que Bielsa tendría un activo con experiencia en lo público al más alto nivel y con rodaje en la gestión de un gran consistorio, a lo que habría que sumarle un nada desdeñable peso orgánico. Estaría por ver, si todas esas piezas acabasen por encajar, si sería su número dos –lo más habitual es que el tándem electoral sea el candidato a la Generalitat en comunión al alcaldable por Valencia–, pero el PSPV-PSOE no está en estos momentos para ese tipo de conjeturas.
Mientras tanto, los socialistas en la ciudad de Valencia siguen navegando en unas aguas muy profundas, como segunda –y última– fuerza de la oposición por detrás de un Compromís descabezado y abocado también a tener que darse la vuelta internamente como un calcetín, mientras el Gobierno de María José Catalá poco a poco va dando pasos con tal de revertir una gestión de Ribó y Gómez durante ocho años que los ciudadanos en mayo censuraron mayoritariamente y que tiene entre sus prioridades la limpieza, la seguridad y devolver a la tercera ciudad de España una circulación fluida, apartada de la ideología y que no desespere a sus ciudadanos.