Comunidad Valenciana Aumento de agentes, más limpieza y medidas disuasorias: claves del plan antibotellón de Catalá en Valencia
La alcaldesa levantina refuerza la Policía Local, incrementará los baldeos en las calles y medita usar la grúa para evitar el consumo de alcohol masivamente en la vía pública
No es ninguna novedad afirmar que para Compromís el modelo de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es todo un referente político e ideológico. Es por eso que el también exalcalde, pero de Valencia, Joan Ribó quisiera imitar su modelo de gestión e ir en paralelo a su colega, por lo que tampoco extraña que el legado que ambos dejaron a sus sucesores fuesen dos ciudades con impuestos altos, que desprecian al turismo, con unas calles sucias y descuidadas, así como una inseguridad más que preocupante. De hecho, la capital levantina ha visto cómo en los últimos trimestres es una de las grandes ciudades de España donde más crecía el número de delitos, colocándose incluso por delante de la ciudad condal, según datos del Ministerio del Interior.
Una de las situaciones donde más se evidencia esa gran mácula es en los botellones. Con el inicio del nuevo curso escolar y universitario, este fenómeno ha vuelto a experimentar un repunte, reforzado porque en Valencia el puente del Pilar es más extenso puesto que el 9 de Octubre es el Día de la Comunidad. Con tal de frenar esta práctica, el Ayuntamiento está implementando medidas que se basan en tres ejes de acción fundamentales y complementarios entre sí: aumentar el número de policías en las calles, incrementar los servicios de limpieza e impulsar medidas disuasorias.
Como dato, cabe destacar que en el fin de semana que coincidió con el inicio de las clases, los agentes realizaron 36 inspecciones en zonas de ocio, que se saldaron con nueve denuncias administrativas, así como 48 intervenciones en prevención del botellón. Según la alcaldesa, María José Catalá, se organizó «un despliegue humano de medios sin precedentes» compuesto por doscientos policías locales debido a la particularidad de ese fin de semana. No obstante, aunque no siempre el operativo será de semejante magnitud, la regidora tiene como meta luchar contra la concentración masiva de personas bebiendo alcohol en la vía pública.
«Prácticas incívicas»
En su opinión, el botellón constituye un conjunto de «prácticas incívicas», por lo que insiste en que su equipo de gobierno -del que desde este mismo viernes también forma parte Vox- no las va a «tolerar». Para lograrlo, el Ayuntamiento ha anunciado que a principios de 2024 pondrá en marcha una nueva unidad de Policía Local para reforzar la seguridad en Valencia, siendo uno de sus cometidos evitar botellones a lo largo y ancho de la ciudad. Estará dotada de un total de 120 agentes, de los que cuarenta patrullarán en el turno de noche. En palabras del concejal de Seguridad y Movilidad, Jesús Carbonell, el objetivo «es que esta nueva unidad preste apoyo y refuerzo a las comisarías de proximidad en horarios, zonas y actos que precisen potenciar la presencia policial, es decir, dar respuesta inmediata a los problemas que surgen en el día a día de Valencia».
Esta nueva unidad también trabajará en otros ámbitos como los excesos y las irregularidades en locales de ocio nocturno, la venta ambulante o la conflictividad en los barrios, uno de los problemas mas acuciantes en la ciudad y que, tal como han señalado a este diario en numerosas ocasiones representantes de sindicatos policiales, se está extendiendo no solo en zonas, sino también en lo referente a la violencia extrema en sus practicas, que cada vez es mayor y mantiene en alerta a los agentes.
El botellón en la capital levantina durante los últimos años ha pasado de ser algo que se hacía en las zonas universitarias de las afueras de la ciudad a propagarse a otros barrios adyacentes a esas calles, como Zaidía, cuyos vecinos amanecen de jueves a domingo entre vasos y demás suciedad. Incluso, cientos de jóvenes se congregan esos días cada semana en torno a una famosa discoteca en pleno centro de Valencia, situada en la intersección entre Plaza de España y San Vicente Mártir, una de las principales arterias. Meses atrás, El Debate entrevistó a varios vecinos de edificios colindantes que llevan años pidiendo el cierre de ese local y declaraban que es habitual que la gente orine en los portales, rompan cristales, gritos y hasta que se produzcan peleas multitudinarias ante la pasividad de los agentes.
Aunque reconoce que el botellón «no se resuelve en un fin de semana», Catalá pone en valor sus iniciativas, a la par que lamenta que la plantilla de Policía Local que dejó Ribó está «esquilmada» y «tiene muchísimas dificultades para atender a todo lo que se tiene que llegar». Aún así, su plan de choque va más allá y el Consistorio lo complementa con un refuerzo de la limpieza viaria mediante más baldeos en las calles. Asimismo, también se pondrán en marcha «medidas disuasorias» como el uso de la grúa para llevarse los vehículos de aquellos que estén practicando botellón y que se hayan desplazado en coche.
En cuanto a la limpieza, las actuaciones que se lleven a cabo se unirán a un conjunto de medidas que el equipo de gobierno municipal aprobó a los pocos días de llegar al poder en el mes de junio. Además de incrementar la frecuencia de baldeo, aumentaban los efectivos personales con tal de revertir otro punto negro en la ejecutoria de Ribó. En sus ocho años en la alcaldía de Valencia, la capital regional experimentó un deterioro de la vía pública sin precedentes, con la proliferación de plagas de ratas y cucarachas que, unidas a una poda cuanto menos cuestionable y unos alcorques olvidados, hacía que estos animales incluso subieran por las ramas de los árboles y se metieran en domicilios.