Racha de ausencias
Puig se borra de los actos institucionales y se vuelca en los de partido con el ojo puesto en ser ministro
El expresidente valenciano deja su escaño vacío en las sesiones de control a Mazón y rehúsa hablar en el Senado sobre la amnistía mientras acude a numerosos eventos del PSPV-PSOE, entre ellos una gira para presentar su libro
Año político nuevo, vida nueva. Algo parecido debió de pensar el secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, al regresar de sus vacaciones de verano y hacerse a la idea de que ya no era el presidente de la Generalitat Valenciana. La investidura de su sucesor en el cargo, Carlos Mazón, fue a mediados de julio y la de sus consejeros en los últimos días del mes, por lo que llegó agosto y la actividad institucional estuvo bajo mínimos.
El Puig previo a dejar su puesto poco tiene que ver con el actual. Aquel supo compaginar su rol institucional con los actos de partido sin descuidar ninguno de los, más aún habiendo elecciones municipales, autonómicas y generales en menos de dos meses. Sin embargo, una vez fuera de las máximas responsabilidades como jefe del Consell, el socialista ha dado un vuelco a su agenda, priorizando de manera evidente los eventos que organiza el PSOE y dejando a un lado, cuando no directamente abandonando, su papel de representante público.
El expresidente valenciano no solo es diputado en las Cortes regionales y líder de la oposición, sino que también fue nombrado senador por designación autonómica el pasado mes de julio. Sin embargo, a pesar de acumular cargos parlamentarios, su balance es más que exiguo. Comenzando por el Hemiciclo valenciano, la trayectoria de Puig desde que comenzó la legislatura se podría definir como de ida y vuelta para quedar prácticamente en nada. El primer desplante institucional se lo hizo a Mazón, declinando acudir a una ronda de contactos que organizó el 'popular' de cara a su investidura.
Silencio en las Cortes y en el Senado
La razón que esgrimió el entonces presidente en funciones fue que no iba a la cita porque a partir de septiembre daría un paso al lado, pasando a ser diputado raso y no líder de la oposición. Por eso la delegación socialista la formaron los ahora portavoces. Esa intención apenas duró unos días, ya que el mismo día que nombró a los síndicos anunció que sería él mismo quien debatiría con el nuevo presidente. Al mismo tiempo, Puig puso por delante las siglas de su partido al poner en marcha un nuevo Gobierno de la Generalitat. Con los comicios del 23 de julio a escasos días vista, el líder del PSPV-PSOE extendió los plazos para investir a Mazón. El motivo de esa estrategia fue que la apertura de las urnas y el pacto del futuro mandatario con Vox coincidieran en el tiempo.
Respecto a las Cortes Valencianas, hasta la fecha se han celebrado dos sesiones de control al Consell, además del debate en el que el dirigente 'popular' pidió la confianza de la Cámara. Este ha sido el único en el que Puig ha tomado la palabra. Dicho de otro modo, todavía no ha ejercido su labor de fiscalización, quedándose en ambos plenos su escaño vacío y derivando la tarea de líder de la oposición en la portavoz, Rebeca Torró.
En el Senado el panorama no es muy distinto. La última muestra de ello pudo verse el pasado 19 de octubre, cuando en la Cámara Alta se celebró la Comisión General de las Comunidades Autónomas, de la que Puig es vocal. El motivo de esta convocatoria fue debatir sobre la ley de amnistía que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ya ha pactado con Junts per Cataluña, es decir con Carles Puigdemont, y con Esquerra Republicana. A lo largo de la sesión subieron a la tribuna de oradores todos los presidentes autonómicos del Partido Popular y en el orden del día estaba el nombre del líder de la federación socialista valenciana como interviniente. Este hecho lo confirmaron fuentes del PSPV-PSOE a El Debate la misma tarde del Pleno, pero a última hora se vio que no hablaría.
El de la amnistía no es el único silencio de Puig con tal de no contravenir los intereses de Sánchez y el PSOE. Tampoco hay noticias sobre iniciativas planteadas o previstas acerca de las reivindicaciones de la Comunidad Valenciana, como son el fin al recorte al trasvase Tajo-Segura o la reforma del sistema de financiación autonómica. En cuanto a este último, si Puig no ha alzado la voz por las cesiones de su jefe de filas al independentismo, las expectativas no están muy altas sobre que lo pueda hacer si el reparto de los fondos públicos entre regiones también pudiera favorecer a los secesionistas.
¿Ministro de Política Territorial?
En contraposición a lo descrito, en las últimas semanas la agenda del expresidente valenciano ha estado repleta de actos de partido. Entre otros, ha presidido la reunión de coordinación institucional del PSPV-PSOE, ha clausurado el Comité Federal de Juventudes Socialistas, asistió al Comité Federal en la calle Ferraz y también se le vio en el Congreso 'Sociedad, derechos y extrema derecha', organizado por Comisiones Obreras.
Del mismo modo, viajó a Denia para visitar el Festival de les Humanitats, inauguró la Escola de Formació Ernest Lluch junto a concejales socialistas en la provincia de Valencia y, naturalmente, fue la cabeza visible de la cena de inicio del curso político de su partido. A todo ello habría que añadirle la gira que ha hecho a lo largo y ancho de la Comunidad para presentar su libro, Una idea de esperanza, mediante convocatoria de Prensa del propio PSPV-PSOE.
Cada vez está más extendido el rumor de que la intención de Puig es convertirse en ministro en el próximo Gobierno de Sánchez que, previsiblemente, podría salir en los próximos días. Concretamente, la cartera que más le atraería al valenciano sería la de Política Territorial, la materia en la que más esfuerzos ha hecho en alinearse con el jefe del Ejecutivo tras meses de tensión y polémicas entre ambos.