La ministra de Ciencia, Diana Morant, este viernes, en Valencia

La ministra de Ciencia, Diana Morant, este viernes, en ValenciaRober Solsona / Europa Press

Cesiones y un pacto de última hora: las últimas balas de Sánchez para evitar la guerra interna en el PSPV

Con la candidatura de Soler confirmada y a la espera de la de Bielsa, a Morant solo le queda integrarles en la suya y perder cuota de poder interno si quiere evitar ir a primarias y arriesgarse a un batacazo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no está acostumbrado a perder en política. Bien sea por aciertos propios en la estrategia, por errores ajenos – que nunca hay que despreciarlos– o por simples piruetas del destino, el caso es que tiene una más que notable querencia hacia conseguir sus objetivos. Incluso, la salida forzada por la puerta de atrás impulsada por su propio partido fue el principio del camino para reconquistar Ferraz y alcanzar el Palacio de la Moncloa.

Una táctica que suele emplear es la de imponer su voluntad, por lo que ha convertido el Comité Federal del PSOE, máximo órgano entre congresos de la formación, en una extensión de sí mismo y de su núcleo duro. Esa dinámica es la que, precisamente, quiere trasladar al PSPV-PSOE, que en cuestión de semanas celebrará su cita extraordinaria para elegir al sucesor de su todavía secretario general, Ximo Puig. A tal efecto ha elegido a la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, sin peso orgánico pero escrupulosamente fiel a su jefe de filas.

La intención del líder socialista era que fuese designada sin que acudiera a un proceso de primarias. Es decir, que la suya fuese la única candidatura y que, a la búlgara, resultase elegida por aclamación y por unanimidad. Sin embargo, eso no va a suceder así, ya que este viernes el secretario provincial de la organización en Alicante, Alejandro Soler, confirmó que opta a dirigir la federación y en los próximos días u horas está previsto que haga lo mismo su homólogo valenciano, Carlos Fernández Bielsa.

Negociaciones hasta el último minuto

Por tanto, Morant se tendrá que batir el cobre y bajar al barro para competir con sus oponentes, olvidándose ya del camino de rosas con el que tanto ella como Sánchez soñaban, quizás, de un modo realmente ingenuo. Ese panorama significaría que, tras las elecciones gallegas y con las vascas y europeas más pronto que tarde, se abriría una suerte de guerra interna en el PSPV-PSOE entre los partidarios de uno u otro aspirante, con las consecuentes fricciones y tensiones que ello conlleva.

La propia ministra, que aún no ha oficializado su candidatura, lleva días haciendo continuas apelaciones al «diálogo», a los pactos y al entendimiento entre los postulantes. «Eso es lo mejor de todo y lo que vale la pena», comentó ese mismo viernes desde Valencia, una ciudad que, llamativamente, visita con suma frecuencia desde que está en las quinielas para tomar el mando de su partido.

Alejandro Soler, a la izquierda, junto a Carlos Fernández Bielsa, en Fitur

Alejandro Soler, a la izquierda, junto a Carlos Fernández Bielsa, en FiturEFE / Ana Escobar

Con Soler ya en el terreno de juego y a la espera de que sus rivales comparezcan, a Sánchez no le queda más remedio que poner sobre la mesa la carpeta de las cesiones, esa que tanto suele abrir y rellenar cuando se trata de los independentistas. De lo contrario, se la jugaría a que su candidata no obtuviese el apoyo mayoritario de la militancia de Castellón, Valencia y Alicante. Este eventual hecho no solo supondría que se le derrumbaría de nuevo la posibilidad de controlar con su característico cesarismo el PSOE en la región, sino que, además, tendría en el Consejo de Ministros a una persona censurada por los suyos, cuya debilidad sería mayúscula y que en nada ayudaría a un Ejecutivo ya de por sí raquítico en estabilidad.

Reparto de cargos internos

Si no quiere arriesgarse y opta por espantar cualquier tipo de fantasma de descalabro en las primarias, a Morant no le queda más opción que integrar las candidaturas de Soler y Bielsa en la suya. Lo sabe ella y lo sabe Sánchez, que ha puesto a trabajar a destajo al equipo de 'fontaneros' de Ferraz con tal de alcanzar un acuerdo in extremis. No obstante, esa salida se aleja enormemente de los anhelos que tenía hace meses el presidente del Gobierno, ya que supondría que, aunque la cabeza visible y la candidata a la presidencia de la Generalitat en 2027 fuera a ser la titular de Ciencia, a nivel interno el panorama sería bien distinto.

La 'Operación Illa' a la valenciana ya no se puede repetir en la Comunidad. En consecuencia, el control sobre el PSPV-PSOE por parte de la cúpula nacional de la formación no será posible. Para alcanzar un pacto de última hora y evitar la confrontación interna, la dirección socialista tendrá que resignarse y aceptar que Soler y Bielsa tendrán una importancia e influencia en las decisiones que tenga que adoptar el partido mucho mayores en calidad y cantidad de las que tienen ambos secretarios provinciales hoy día.

Este aspecto también tendrá su correspondiente traslación en la estructura que se apruebe en el Congreso Extraordinario de finales del mes de marzo. Si Morant logra aglutinar a sus oponentes, adiós al plan que entre ella y Sánchez habían diseñado y los nombres que lo conformarían, puesto que tanto el alicantino como el valenciano lucharán hasta el último segundo para asegurarse sus áreas de preferencia y poner en ellas a gente de su más absoluta confianza. Las bocas de Soler y Bielsa también comerían del pastel de la exalcaldesa de Gandía.

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