Qué son los fartons, el típico dulce valenciano para mojar en horchata
El producto lo ideó la familia Polo el siglo pasado y hoy en día se vende en toda España y con variedades como relleno de chocolate u hojaldrado
Con la llegada del buen tiempo resulta necesario estar bien hidratado con tal de combatir los efectos de las altas temperaturas. Por ello, además de agua o refrescos, se generaliza la ingesta de otras bebidas más típicas de estos calurosos meses. En la Comunidad Valenciana, y de manera especial en la provincia de Valencia, vuelven a las casas las botellas y vasos de horchata, el producto típico de la región fabricado a base de chufa.
Esta se puede tomar por la mañana, como merienda o como herramienta para paliar las no pocas tórridas noches estivales. También de diversas maneras: al estilo clásico, granizada e incluso se han patentado cócteles y ginebra que la incluyen, pero si hay una forma por excelencia es la de mojar uno o varios fartons, un dulce alargado ideado concretamente para este plan.
Idea de la familia Polo
El pueblo de la horchata es Alboraya, junto a Valencia capital. Según varios escritos de la segunda mitad del siglo pasado, la familia Polo se trasladó del municipio levantino de Algemesí, donde regentaba un negocio de ultramarinos en el que vendía granizados de limón y horchata, a la citada Alboraya. Una vez allí, sus integrantes comenzaron a pensar cuál sería el dulce perfecto para acompañar un vaso de horchata bien frío, tanto en textura como en forma y tamaño.
Hasta alrededor de los años 60, lo más común era hacerlo con el también típico 'panquemao', es decir, una especie de bollo, o con unas tortas, pero ninguno de ellos eran lo suficientemente cómodos como para introducirlos en el vaso de horchata, caracterizado por ser más estrecho y alto de lo normal. Fue entonces cuando los Polo probaron a usar la masa del 'panquemao' y darle una forma más alargada. Para rematar la faena y aportarle un toque novedoso, le añadieron una capa de glaseado por encima y así nacieron los fartons, imprescindibles para tomarlos con horchata desde entonces.
Como ha pasado con otras innovaciones tanto en el sector de la hostelería como en otros, algo muy sencillo supuso, a su manera, una pequeña revolución. Así, no solo los fartons pasaron a ser un alimento representativo de la reconocida y amplia gastronomía valenciana, sino que, al igual que el gazpacho o el salmorejo transcienden a Andalucía y se comercializan en toda España, lo mismo sucede con el invento de los Polo, que se puede adquirir en cualquier provincia nacional.
A pesar de que su aceptación social ha derivado en que los haya rellenos de chocolate y hasta hojaldrados, los ingredientes para elaborar un fartó tradicional son sencillos: harina, azúcar, aceite de girasol, levadura fresca, huevos, sal y agua.