Gay Games, el evento deportivo que enfrenta a todos contra el PP en Valencia
El evento, que se celebrará en 2026, ha originado una división entre las asociaciones LGTBI y también cuenta con el reproche de Vox al Consistorio levantino
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, está tratando de evitar que se cumpla el refrán de que lo que mal empieza mal acaba, ya que la celebración en la capital levantina de los Gay Games en 2026 le está dando más quebraderos de cabeza de los que quizás pensaba en momento de asumir su cargo, hace prácticamente un año. Esta competición deportiva, creada en 1982 para garantizar un entorno seguro a la hora de su práctica a la comunidad homosexual bajo los principios de «la diversidad, la participación, la inclusión y la superación personal», podría tener en la ciudad un impacto económico de 100 millones de euros.
Sin embargo, su futura celebración acumula polémicas. La última ha sido la renuncia de cuatro organizaciones LGTBIQ+ a participar en la organización del evento. Se trata de Lambda - Colectivo LGBT+ para la Diversidad Sexual, de Género y Familia, Asociación Avegal de Empresas y Profesionales para Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de la Comunidad Valenciana (Avegal), Club Deportivo LGTBIQ+ Dracs València (Dracs) y València Diversitat Foundation (FVD).
Según sus explicaciones, esta decisión tiene un carácter social y de protección de los colectivos participantes, pero todos ellos deslizan motivaciones políticas. En la cúspide todos ellos se sitúa que el Ayuntamiento está gobernando por una coalición del Partido Popular y Vox, un Ejecutivo municipal que, en opinión de los colectivos que se salen del espectáculo, «es responsable de la prohibición de libros y películas, de una reducción de la ayuda financiera a las entidades locales, de un intento de controlar la marcha del Orgullo y de la eliminación de un consejo asesor trans».
Respuesta de la Federación
No obstante, la Federación, lejos de justificar estas afirmaciones, subraya que «no puede validar ni comentar ninguno de estos incidentes» y asegura que utilizar ese pretexto para justificar la retirada «entra en conflicto» con su «experiencia trabajando» con el Consistorio y confía en que esté «dispuesto a apoyar el evento de manera adecuada y según lo acordado en nuestras discusiones originales con el Gobierno municipal anterior».
Igualmente, las cuatro asociaciones díscolas aducen que con su participación estarían «obligadas a asumir las posibles consecuencias fiscales, penales y legales de las decisiones tomadas por PP y VOX». La contestación de la FGG no deja lugar a dudas: «Esto es incorrecto y no tiene fundamento. En ninguna parte de nuestro acuerdo se responsabiliza a las entidades locales de las decisiones tomadas por el Gobierno local, y negociamos activamente el establecimiento de un nuevo comité de finanzas para evitar tales consecuencias».
Algo parecido sucede con el aspecto pactado en su día según el cual se otorgaba el mismo poder de voto tanto a las entidades LGTBIQ+ como al Ayuntamiento, en todos los aspectos de la organización y gestión financiera del evento, con un derecho de voto adicional asignado a la FGG en caso de bloqueo. Al haberse acordado bajo la etapa de Joan Ribó, es decir, con Compromís y el PSPV-PSOE en el Gabinete, no hubo problemas. Pero ha sido con el centro-derecha en el poder cuando estos grupos quieren revertir lo firmado. En este sentido, la Federación vuelve a poner en cuestión las razones aportadas:
«La FGG cree firmemente que el éxito de los Gay Games requiere la participación activa tanto de las entidades LGTBIQ+ como del Ayuntamiento local, que están invirtiendo mucho tiempo y recursos en el evento», indica en una nota de prensa aclaratoria en la que añade que sus integrantes se toman «muy en serio la decisión de trabajar con gobiernos locales que tal vez no compartan completamente» sus «valores» y vuelve a tirar por tierra los planteamientos de los cuatro colectivos arrepentido sobre Catalá
«Invención del marxismo cultural»
«Nos hemos asegurado de tener garantías por su parte en su apoyo al evento, tanto económica como logísticamente. Nos hemos asegurado de que nuestros participantes estén completamente seguros y libres para ser ellos mismos», insiste la FGG. De este modo, los organizadores, aunque trasladan su «más sincero pesar» por la renuncia, remarcan que «organizar los Juegos Gay en Valencia es una oportunidad increíble para la comunidad LGTBIQ+ local» y por ello la celebración sigue adelante.
Pero los Gay Games también le han supuesto cierta polémica a la regidora en la parte de Vox de su Gobierno, cuando su segundo teniente de alcalde, Juanma Badenas, criticó la llegada de este evento a Valencia por considerarlo una invención del marxismo cultural, de la izquierda política y los defensores de la política identitaria» que tiene como objetivo «imponer ideas absolutistas sobre nuestra sociedad».
En esta línea, el también concejal de Parques y Jardines cree que su llegada a la capital de Turia «solo refuerza los axiomas de la política de identidad y de la corrección política». «Si se trata de unos juegos, de la práctica de deporte para cualquier ciudadano con independencia de su tendencia sexual, su nombre no solo no es afortunado, sino que resulta hasta discriminatorio», sostiene el edil.