Joan Baldoví, junto a la máxima figura de Compromís en el Congreso de los Diputados, Águeda Micó.

Joan Baldoví, junto a la máxima figura de Compromís en el Congreso de los Diputados, Àgueda Micó.

Compromís fía su discurso a la financiación valenciana tras años de fracasos propios y ninguneos de Sánchez

La formación asegura que no apoyará que Cataluña gestione el 100 % de los impuestos salvo que el Gobierno aborde la infrafinanciación de la Comunidad, un relato que los nacionalistas ya han pronunciado en diversas ocasiones sin ningún éxito

El acuerdo al que han llegado el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat a cambio de que el Gobierno regional recaude y gestione la totalidad de los impuestos de su territorio ha supuesto una patada al tablero político nacional. A pesar de que el Ejecutivo central dijo que un nuevo concierto económico sería inviable por tratarse de una línea roja, la ha vuelto a traspasar.

Esta maniobra, siempre y cuando las bases de la formación independentista respalden el espíritu y la letra del pacto en los próximos días, obliga a los distintos partidos, incluido el propio PSOE, a elaborar y transmitir un relato acerca del nuevo contexto. En la Comunidad Valenciana, el Partido Popular y el Consell, con Carlos Mazón a la cabeza de ambos, no tardó en censurar la salida de Cataluña de la caja común de la Seguridad Social y de Hacienda, una postura igual a la expresada por Vox.

En cuanto a la izquierda, hasta el momento de escribir esta noticia no hay constancia de la opinión mantenida por la líder del PSPV-PSOE y ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Sus últimas declaraciones sobre esta materia fueron a finales de la semana pasada y apuntaban a reprochar al PP que use a Cataluña «como bandera de agitación» a la hora de abordar la financiación autonómica. Un silencio que contrasta con la actividad que tuvo en las primeras semanas tras ser nombra mandataria de la federación socialista.

Doble problema para Compromís

Compromís, por su parte, sí se ha pronunciado. Lo ha hecho a través de su portavoz en el Congreso, Àgueda Micó, quien ha asegurado que los nacionalistas no aprobarán el trato de privilegio otorgado por Sánchez a ERC salvo que el presidente del Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda, se decida a tratar la infrafinanciación que desde hace años padece la Comunidad.

En este punto, el principal problema que tiene la formación a cuyo frente está Joan Baldoví es doble. El primero es en clave parlamentaria, ya que forma parte del grupo de Sumar, por lo que, dado el caso, habría que ver si sería posible no respetar la disciplina de voto que ordene Yolanda Díaz (o quien dirija la macrocoalición cuando se tenga que aprobar o tumbar) y, a su vez, qué consecuencias tendría saltarse la directriz general.

El segundo inconveniente para Compromís es más difícil de resolver, dado que tiene que ver con la narrativa empleada en estos años y que no le ha deparado buenos resultados en los últimos procesos electorales celebrados en la región. Desde que Pedro Sánchez está en el Palacio de la Moncloa, el argumentario de los valencianos ha sido, ejercicio tras ejercicio, invariable independientemente de qué circunstancias rodearan las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado o cualquier otra ley de calado.

Los portavoces de Sumar, Íñigo Errejón y Águeda Micó

Los portavoces de Sumar, Íñigo Errejón y Águeda MicóEFE

Cuando el Ejecutivo presentaba las cuentas públicas, Baldoví, que hasta abril de 2023 era el representante de los nacionalistas en la Cámara Baja, criticaba públicamente algún aspecto de éstas, pero se abría a darles su apoyo a cambio de la reforma del modelo de reparto de fondos entre los distintos territorios y dar carpetazo a la infrafinanciación valenciana. El resultado también era el mismo: el diputado pulsaba el botón verde de su escaño para respaldar los Presupuestos y las promesas del Gobierno, que nunca eran tales pero a Compromís le valían, se iban por el sumidero. Y así, año tras año.

Esa estrategia no le ha servido a Compromís para mantener el apoyo en las urnas, puesto que la imagen que daba para muchos valencianos era la de un partido de la Comunidad, pero que actuaba a más a modo ideológico y de muleta de Sánchez a cambio de nada que para solventar las reivindicaciones de Castellón, Valencia y Alicante, a diferencia de otras organizaciones similares como Coalición Canaria, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) o el PNV, que suelen arañar concesiones y transferencias para sus respectivas tierras.

Por tanto, la formación valenciana tiene en la eventual reforma de la Ley Orgánica de Financiación de la Comunidades Autónomas una oportunidad de oro si quiere tener voz propia en Madrid como sí la tienen, por ejemplo, los Comunes en Sumar y hacerse fuerte en un tema que va a ser capital en esta legislatura. Quizás, sea su última bala en este aspecto porque no se sabe cuándo va a disolver el líder socialista las Cortes Generales y, además, la carrera por la presidencia de la Generalitat Valenciana, sean cuando sean los comicios, obliga a estar siempre preparado para salir al terreno de juego.

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