El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos MazónEuropa Press / Eduardo Manzana

Mazón cierra el curso político del carpetazo a la gestión de Ximo Puig con menos impuestos y más libertad

El presidente de la Generalitat ha derogado los impuestos de Sucesiones, Donaciones y la tasa turística; ha implantado el distrito único para elección de centro educativo, eliminando la imposición del valenciano en un año que ha terminado con la salida de Vox del Consell

El líder del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, se presentó a las últimas elecciones autonómicas con un doble lema de campaña. El primero fue «Sonríe, ya se van». Éste, además, iba acompañado de las fotografías de la exvicepresidenta de la Generalitat Mónica Oltra, del entonces presidente del Ejecutivo regional, Ximo Puig, y de la del presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez. El segundo eslogan era de un formato similar, ya que el texto era «Sonríe, ya viene el cambio». En este caso, la ilustración era la imagen del propio candidato.

Con estas explícitas ideas, no cabía duda de la hoja de ruta que Mazón iba a poner en práctica si llegaba al Palau, como así sucedió el 17 de julio del pasado año. Durante su primer curso político al frente del Consell, Mazón se propuso tres ejes fundamentales: bajar impuestos, recuperar la libertad en la Comunidad y que los servicios sociales, en especial la sanidad, volvieran a ser eficaces y eficientes tras los ocho años de gestión del tripartito de izquierdas.

En coalición con Vox hasta hace unas semanas cuando Santiago Abascal de manera unilateral decidió que los gobiernos autonómicos debían romperse, tanto el presidente valenciano como sus consejeros han llevado a cabo medidas de calado en las citadas tres materias, así como en otras. En lo económico, la primera iniciativa que tomaron fue la supresión de los impuestos de Sucesiones y de Donaciones, a pesar de los votos en contra tanto del PSPV-PSOE como de Compromís.

Bonificaciones y bajada del IRPF

El mismo resultado en las Cortes regionales se dio cuando el Consell llevó al Pleno la derogación de la tasa turística, que tendría que haber entrado en vigor en el mes de diciembre, y una gran batería de rebajas y bonificaciones fiscales para las rentas medias y bajas que contemplaba desde la reducción en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) hasta numerosas ayudas en diferentes ámbitos. De nuevo, salieron adelante con el único respaldo del centro-derecha.

En el terreno de recuperar la libertad, las acciones principales han estado orientadas a la educación. Éste fue uno de los fundamentos de la política de Puig y sus socios. Bajo la batuta de Compromís, su mayor seña de identidad a lo largo de las últimas dos legislaturas fue una imposición del valenciano en detrimento del castellano en las aulas como no se había vivido hasta la fecha.

Por ello, y en aras de revertir ese excepcional contexto, Mazón ha sacado adelante dos leyes que han puesto las bases para el carpetazo al sistema ideológico ejecutado por la izquierda. Así, desde este próximo curso los padres vuelven a tener capacidad de elección sobre el centro en el que quieren que sus hijos estudien. Con el Ejecutivo de Puig este aspecto era quimérico, ya que implantó que el colegio o instituto se decidían teniendo en cuenta el domicilio de residencia habitual de la familia. A partir de ahora, por el contrario, estará en vigor el llamado distrito único.

Mazón jura el cargo de presidente de la Generalitat

Mazón, jurando el cargo de presidente de la Generalitat Valenciana

En este sentido, el valenciano dejará de tener el papel preponderante que socialistas, nacionalistas y comunistas le dieron en su etapa en la Generalitat y, por tanto, el español no volverá a estar marginado ni a tener un papel residual en la educación en la Comunidad. Además, en las zonas castellanohablantes los alumnos no estarán obligados a cursar materias que no sean la propia lengua autonómica en valenciano.

Finalmente, el curso político para Mazón ha acabado con un sobresalto por la inesperada y repentina ruptura de Vox desde Madrid y que no contaba con el respaldo del vicepresidente primero y consejero de Cultura, Vicente Barrera, ni el de los responsables de Justicia e Interior y Agricultura, Elisa Núñez y Jesús Aguirre, respectivamente. A los pocos minutos de que Abascal anunciara su decisión, el jefe del Consell firmó los tres ceses y el día siguiente remodeló su Gobierno, que pasó a ser monocolor y que ya encara su segundo año.

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