Investigadores valencianos logran un material para cerámica y calzado obtenido a través de cáscaras de huevo
Se estima que la Comunidad Valenciana cuenta con 80 granjas de gallinas ponedoras y genera alrededor de 2.300 toneladas al año de huevos rotos
Investigadores valencianos han conseguido un material a partir de cáscaras de huevo que puede ser utilizado en los sectores cerámico y de calzado. El Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) obtiene fritas cerámicas fabricadas con residuos de cáscara de huevo en el proyecto OVOVAL, Bioproductos a partir de la valorización de subproductos de la industria primaria productora de huevos y su aplicación en sectores estratégicos de la Comunidad Valenciana.
El proyecto está coordinado por el Centro Tecnológico del Calzado (INESCOP), con la participación del propio ITC, la Asociación Avícola Valencianana (ASAV) y La Unió Llauradora i Ramadera. OVOVAL ha contado con el apoyo del Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación, IVACE+i Innovación, iniciándose con los fondos de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI) actualmente integrada en IVACE+i Innovación con los Fondos Europeos FEDER de Desarrollo Regional.
Dado que el ITC ya poseía una experiencia previa con la incorporación de los residuos de cáscaras de huevos a las composiciones cerámicas a partir del proyecto europeo LIFE EGGSHELLENCE, valorizando así el carbonato de calcio que posee este residuo, se incorporó al equipo de trabajo, en donde INESCOP, centro coordinador, también tiene demostrada experiencia en la valorización de proteínas obtenidas a partir de subproductos animales para la obtención de biopolímeros y bioestimulantes para ser incorporados a la industria del calzado.
Por su parte, la Asociación Avícola Valenciana es la que genera el residuo, mientras que La Unió Llauradora i Ramadera en representación del sector agrario es el principal beneficiario y usuario de los productos generados, en concreto bioestimulantes proteicos.
2.300 toneladas de huevos rotos
El tratamiento de los residuos de los huevos rotos resulta dificultoso. Se estima que la Comunidad Valenciana cuenta con 80 granjas de gallinas ponedoras y genera alrededor de 2.300 toneladas al año de huevos rotos, un biorresiduo de complicada gestión que actualmente realizan gestores autorizados, lo que supone un elevado coste económico para las empresas, además de causar un impacto ambiental que ocasiona problemas de diversa índole.
Por eso, a través de OVOVAL, este equipo de trabajo ha investigado una solución integral para los residuos de huevos enteros rotos, no sólo las cáscaras, convirtiendo un residuo avícola en distintos bioproductos para ser aplicado en los sectores bioalimentario, cerámico y calzado.
Según el informe El sector de la avicultura en cifras, publicado en julio de 2022 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Comunidad Valenciana es la cuarta comunidad autónoma productora de huevos con un 9,8 por ciento de la producción, 110.817 docenas.
Aunque en ocasiones los huevos rotos se utilizan como compost o abono, lo habitual es que se entreguen a un gestor autorizado, con el elevado coste económico que esto supone, ya que el coste de gestión de estos subproductos animales de categoría SANDANCH 3 (los declarados aptos para el consumo humano tras una inspección sanitaria), en la Comunidad Valenciana, oscila entre 60 y 150 euros la tonelada, dependiendo de la localización de la granja y del volumen generado, informa Europa Press.
De ahí que OVOVAL pretenda contribuir a la mejora de la competitividad de las empresas ovoproductoras valencianas a través de un nuevo modelo de simbiosis industrial con otros sectores valencianos de gran relevancia económica como son los sectores agroalimentarios, cerámico y del calzado.
Además, los recursos renovables generados contribuirán al desarrollo de nuevos productos sostenibles en los sectores del calzado y la cerámica, permitiendo a las empresas valencianas avanzar hacia la descarbonización de los sectores industriales, tal y como establece el Gobierno de España en su Hoja de Ruta para la neutralidad climática y la Unión Europea para 2050.
Respecto a los resultados obtenidos en el proyecto OVOVAL, se ha desarrollado una tecnología avanzada para separar los huevos rotos de gallinas ponedoras en tres fracciones: una inorgánica, que es bicarbonato de calcio, y dos orgánicas, el huevo líquido y la membrana, ambas compuestas por proteínas.
Además, se han formulado biomateriales poliméricos sustituyendo el carbonato de calcio por cáscara de huevo micronizado, logrando así reducir el impacto ambiental y mejorar las propiedades mecánicas del material, Así mismo, se han formulado fritas cerámicas sustituyendo el carbonato de calcio micronizado por cáscara de huevo micronizada de mayor tamaño, lo que reduce el impacto ambiental y permite evitar el proceso habitual de micronización sin afectar las propiedades del material.
De la misma forma, se ha implementado una tecnología que transforma la fracción orgánica del huevo en hidrolizados proteicos de alto valor, utilizables como agentes recurtientes en la industria del cuero y como bioestimulantes en agricultura. Las pieles recurtidas con el agente recurtiente proteico desarrollado en este proyecto son más biodegradables, tienen un menor impacto ambiental y ofrecen mejores propiedades mecánicas en comparación con los métodos tradicionales.
Por otra parte, se han obtenido bioestimulantes innovadores a partir de la fracción proteica del huevo, validados en entornos controlados y superando a algunos bioestimulantes comerciales en efectividad.
OVOVAL comenzó a ejecutarse el 1 de septiembre de 2022 y concluirá el 30 de septiembre de 2024, con una financiación aportada por la antigua AVI, hoy integrada en IVACE+i Innovación a través de los Fondos Europeos FEDER, de 179.795,08 euros.