El segundo detenido por la agresión sexual de Rafa Mir, escoltado por la Guardia Civil

El segundo detenido por la agresión sexual de Rafa Mir, escoltado por la Guardia CivilEuropa Press

Presunta agresión sexual

La denunciante de Rafa Mir: «Su amigo me pidió perdón y dijo que si le hubiera pasado a su hermana los mata»

El Debate accede a la declaración de Ana, la joven que denunció al jugador del Valencia por agresión sexual

Madrugada del 31 de agosto al 1 de septiembre. Así comienza su relato Ana, la joven que ha denunciado a Rafa Mir por agresión sexual: «Voy con Carmen a la discoteca Mya. Llegamos allí sobre las 3:15 de la madrugada. Dentro de la discoteca, nos juntamos con unas amigas en la zona VIP. Sobre las cinco llegan tres chicos, Entre ellos está Rafa Mir. Rafa se acerca a mí. Empezamos a bailar, a hablar: nos besamos. Todo el acercamiento que tuve con Rafa en la discoteca fue consentido. En ese momento no sabía que Rafa era jugador del Valencia».

Rafa Mir y sus dos amigos, uno de pelo largo llamado Pablo y otro de pelo corto, llamado Bartolomé, le proponen a ella y a su amiga Carmen irse juntos al chalé del jugador para darse un chapuzón en la piscina. Ellas aceptan. «Carmen, Rafa y yo nos montamos en un taxi de color blanco. Los otros dos chicos van en otro. Durante el trayecto vamos sentados los tres en la parte trasera. Rafa y Carmen en las esquinas. Yo en el centro. Rafa comienza a tontear con Carmen cogiéndole de la mano por detrás de mí. Esto me molestó, así que decidí cambiarme de asiento al delantero mientras el taxi se encontraba parado por un semáforo».

Ana era la que se había liado con Rafa Mir en la discoteca y por eso le recrimina al jugador la actitud que estaba teniendo: «'Estás jugando con ambas', le dije. Después empecé a hablar con el taxista hasta que llegamos al chalé. Una vez allí, entramos los cinco. Rafa guardó al perro en una habitación. Yo me fui a la zona de la piscina. Bartolomé, Pablo y yo nos quedamos en la zona de la piscina. Rafa y Carmen se metieron en algún sitio a mantener relaciones sexuales consentidas. Bartolomé y el otro varón se quitaron la ropa, se quedaron en calzoncillos y se metieron en la piscina».

Ella se mantuvo vestida y sentada en una silla de la terraza, junto a la piscina. Media hora después, Rafa llega a la zona donde se encuentran ellos. «Me coge con fuerza y me tira a la piscina con la ropa puesta. Rafa iba en calzoncillos. Una vez en el interior de la piscina, me coge a la fuerza e intenta besarme mientras me agarra la cara en contra de mi voluntad. Me intenté apartar en todo momento. Rafa me coge, me agarra el brazo y me introduce los dedos en la vagina por un lado del pantalón. Además, me toca todo el cuerpo, otra vez en contra de mi voluntad. Me negué en redondo. Le llegué a decir de forma contundente: '¡Déjame! ¡Suéltame! ¡No quiero, no quiero que hagas esto!'. Sin embargo, él siguió durante cinco minutos».

Tras este episodio, la chica consigue salir de la piscina, coge la toalla para secarse y entra en la vivienda con intención de coger sus cosas, su móvil y largarse. «En ese momento me doy cuenta de que mi móvil no estaba. Le pido llorando a Carmen que me dejara su móvil. Desde el suyo, a través de una aplicación, podía buscar el mío. La aplicación reveló que lo había olvidado dentro de la discoteca».

Ana usa el teléfono de Carmen para llamar a su padre. Eran las 8.34. «Le pido que viniera a buscarme, pero no le quise contar nada por teléfono. No quería preocuparlo. Yo estaba muy nerviosa, me costaba hasta respirar, sólo quería marcharme cuanto antes del allí».

La joven sale fuera de la vivienda, a la calle, pero cuando ya está en el exterior se da cuenta de que no tiene el bolso. «Llamó al timbre varias veces. Carmen me abre. Entro a la vivienda para coger el bolso y mis cosas, momento en que Rafa me agarra fuertemente por el brazo, tan fuerte que me hizo varios morados. Me introdujo por la fuerza en el baño de la planta baja. Rafa cierra el pestillo y me coge de la cara. Me decía que le besara y otras cosas que no recuerdo con exactitud porque estaba en shock. Rafa me sienta encima del lavabo del baño y procede a introducirme de nuevo los dedos en la vagina sin quitarme la falda pantalón. Al mismo tiempo, me soba del resto del cuerpo mientras yo no paro de llorar y le decirle que me deje, que quiero irme y que mi padre estaba llegando para recogerme».

Mientras tanto, al otro lado de la puerta, Ana escucha a Carmen hablar muy molesta: «Me parece fatal lo que estás haciendo, estoy flipando. ¿Cómo puedes estar ahí dentro con él después de que se haya acostado conmigo?». Es entonces cuando Ana aprovecha y empuja a Rafa. «Logro zafarme de él. Abro la puerta del baño y le digo a Carmen que ya no quiero estar allí».

Ana coge su bolso y sus cosas y sale. «Carmen me ve afectada y llorando y sale detrás de mí tapada con solo una toalla y un tanga. Carmen deja todas sus cosas dentro de la casa: ropa, tacones, bolso y móvil. Tengo la idea de que los tres varones van detrás de mi. Rafa y Bartolomé me piden que pare de llorar porque van a salir los vecinos preocupados y que tampoco debo preocupar a mi padre. A ver si iba a montar un buen lío».

Ana y Carmen salen a la calle y Ana se sienta a esperar a su padre. «Bartolomé me saca una botella de agua a la puerta. Los tres varones se meten dentro. Antes de que cierren la puerta, Carmen intenta acceder a por sus cosas, pero el de pelo largo, Pablo, se lo impide. Le dice: «No entras, sois unas niñatas. ¿Qué os creéis?». La empuja para cerrar el acceso. Pero hay más. Antes de cerrar la puerta, le arranca a Carmen la toalla golpeándole en la cara y dejándola únicamente con un tanga como única prenda de vestir. Carmen empieza a llamar insistentemente al timbre para que le dejen entrar a por sus cosas, puesto que se encontraba prácticamente desnuda».

En ese momento Ana ve a un vecino pasear con el perro por esa calle. La joven decide acercarse para pedirle que le deje llamar a su padre por teléfono. Este le contesta que no, que va a llamar a la Policía. «Pasan unos minutos y desde dentro de la vivienda empiezan a tirar por encima del muro la ropa y las cosas de Carmen. Cojo su móvil y llamo de nuevo a mi padre. Eran las 9.08 de la mañana. Le pido que venga a buscarnos. Él me dice que está en la discoteca porque la ubicación del móvil le marca que estoy allí. Le mando un mensaje con la ubicación para que venga. Justo entonces llegan varios policías locales o vigilantes de la urbanización. Ellos se entrevistan conmigo y con Carmen y nos preguntan sobre lo ocurrido. También hablan con Rafa Mir y Bartolomé, que estaban en la puerta de la vivienda. El del pelo largo se escondió en el interior de la vivienda».

Ana habla con una agente femenina de la Policía Local. «Le dije que Rafa me había metido los dedos a la fuerza. Me dio la impresión de que no me creía ni ella ni ellos. No mostraron interés en averiguar lo sucedido. Los agentes varones mantenían una conversación distendida con Rafa Mir y Bartolomé. Uno de los policías me pide que me tranquilizara para que cuando su padre llegara no se saliera más la cosa más de madre».

Los agentes piden autorización a Rafa Mir para acceder a la vivienda, para comprobar el estado y buscar al chico que faltaba, el del pelo largo. «No me pareció que miraran mucho en el interior porque solo estuvieron dentro tres o cuatro minutos. Les dije que miraran mejor, que Pablo estaba escondido dentro. Ellos respondieron que no lo encontraban y que poco más podían hacer, que me relajara, etcétera, etcétera».

Llega el padre de Ana. La Policía Local le dice que está todo bien y que se pueden ir tranquilos. Ana y Carmen se montan en el vehículo del padre y se marchan. «Durante el trayecto, aproveché para contarle a mi padre todo lo que había sucedido, así como para que Carmen llamase al suyo para contárselo. Decidimos acudir directamente a un centro de salud. Allí nos esperaba el padre de Carmen. Nos asisten a las dos en el centro sanitario. Después, voy con mi padre a buscar mi móvil, pero la discoteca estaba cerrada. Vamos a casa y llamamos a nuestra abogada. Seguidamente me ducho, me aseo y voy al hospital La Fe de Valencia. Allí me asistió un médico forense».

La joven Ana explica a los agentes de la Guardia Civil que le toman declaración que todo es verdad. «Había cámaras instaladas por la vivienda, aunque no sé dónde exactamente. Podrán verlo todo. Cuando me introduce los dedos en la piscina y me toca por todo el cuerpo, estaba presente Bartolomé y el otro chico de pelo largo. Los dos pudieron ver que me intentaba apartar en todo momento mientras Rafa me sujetaba. En la segunda ocasión en la que Rafael me encierra en el baño a la fuerza, me introduce los dedos en la vagina y me toca el pecho, no hay testigos. Eso no le ve nadie, puesto que solo estábamos los dos en el interior. Pero Bartolomé sí vio cómo me metía por la fuerza dentro del baño».

Ana en su declaración desvela algo más. «Carmen me contó que el varón de pelo largo le introdujo los dedos en la vagina contra su voluntad mientras estaba en la piscina. Ella me lo contó. También me dijo que Rafa se puso en contacto con ella, que la llamó por teléfono para preguntarle si había denunciado y le preguntó a quién. También le dijo que, si aún no lo habían hecho, que no lo hiciese. Bartolomé se dirigió a mí cuando estábamos ambas en la calle, Carmen y yo, para decirme que le había sentado fatal lo que había pasado, disculpándose, diciendo que si lo hubiera pasado su hermana, los mataría».

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