Éxito del encierro infantil impulsado por Vicente Barrera en Valencia pese a la campaña de la izquierda

Con total normalidad y sin ningún incidente. Así transcurrió este domingo el encierro infantil que simulaba uno real de toros en la ciudad de Valencia. El evento fue promovido por el exvicepresidente primero y exconsejero de Cultura de la Generalitat Valenciana, Vicente Barrera, también extorero.

El correbou se hizo en el centro de la capital del Turia concretamente en la plaza San Vicente Ferrer, en el distrito de Ciutat Vella, de donde el propio Barrera es vecino. Entre otros residentes y curiosos se acercaron varios dirigentes de Vox en la provincia, como el portavoz de la formación en las Cortes Valencianas, José María Llanos, y el concejal de Devesa- El Saler en el Ayuntamiento levantino, José Gosálbez.

«Capital del ridículo»

El exmatador de toros defendió su iniciativa cuando estaba en el Consell y la definió como una «actividad cultural» que se ha llevado a cabo «después de cinco años de prohibiciones, de censuras». En este sentido, remarcó que espectáculos de este tipo también se celebran en otras localidades de la Comunidad «también gobernadas por la izquierda, por el PSOE, por Compromís». «Las calles son de todos», reivindicó Barrera, al tiempo que rechazó cualquier intento de «censura cultural».

Esa visión, como era previsible, no la comparten los grupos de la oposición, que cargaron contra la idea del exdirigente, definiéndola como «caricatura» y aseverando que Valencia este domingo se convirtió en la «capital del ridículo». Así, e portavoz socialista en el Consistorio afirmó que la ciudad «ha pasado de ser un referente en políticas de sostenibilidad, que la convirtieron en Capital Verde Europea, a convertirse en una caricatura gracias a PP y Vox», subrayó porque el encierro estaba «dirigido a promocionar la cultura del maltrato animal entre los niños y las niñas».

Por su parte, el portavoz municipal, Juan Carlos Caballero restó importancia a las críticas del PSPV-PSOE y Compromís, indicando que eran «carretillas, nada más» y le recordó a la izquierda su silencio cuando en la localidad catalana de Granollers se organizó una fiesta en la que se enseñaba a los más pequeños a lanzar cócteles molotov contra la Policía.