Testimonio de un superviviente de la riada de Paiporta: «En apenas cinco minutos, se desató el caos»

Así amanecieron las calles de PaiportaEFE

Zhanzhi Chen, superviviente de la riada de Paiporta: «En cuestión de cinco minutos, se desató el caos»

La DANA desata una noche de supervivencia en esta localidad valenciana, donde el agua atrapó a decenas de personas en medio de la riada

La localidad de Paiporta fue escenario de una angustiosa situación durante la reciente DANA que ha azotado a Valencia las últimas horas. El Debate ha conseguido hablar con uno de los jóvenes atrapados, que ha confirmado que se encuentra bien y ya está recuperado. «Llegué anoche a las dos y pico a casa», asegura, mientras recuerda los momentos de terror vividos.

Todo comenzó alrededor de las 7:30 de la tarde del martes, cuando Zhanzhi salió de casa de un amigo porque el nivel del agua ya llegaba a la altura de la acera. Confiado en que podría salir con su coche hacia Valencia, no tardó en verse atrapado en un embotellamiento de vehículos. «En cuestión de cinco minutos, se desató el caos. La gente empezó a aparcar los coches encima de las aceras», relata.

A medida que el agua iba subiendo, decidió abrir la ventanilla de su coche y salir. «Me quedé encima de mi coche unos minutos, pero vi cómo el agua se llevaba a otros coches hacía un pequeño barranco detrás de una fábrica», explica. En ese momento, el agua ya le llegaba a la altura del ombligo, por lo que decidió bajarse y caminar hacia un muro donde se encontraban un grupo de personas que estaban en la misma situación que él.

Junto a otras tres personas, el joven ayudó a una mujer a subir al muro, donde permanecieron atrapados durante unas tres o cuatro horas. «Justo al otro lado del muro había un descampado con camiones abandonados. Cuando empezó a llover, nos separamos en grupos de dos y nos refugiamos dentro de esos camiones», recuerda.

A medida que el nivel del agua comenzó a descender, el grupo se aventuró a bajar del muro. «El agua me llegaba por las rodillas, así que caminamos hasta la zona de las fincas de Paiporta, donde todo estaba destrozado; coches apilados unos sobre otros y negocios reventados», cuenta Chen, aún conmovido al recordar lo sucedido.

Mientras tanto, sus amigos, preocupados por su situación, lograron establecer contacto con su novia. «Ella nos dijo que había hablado con él sobre las 9:30 horas a través del Instagram de otro afectado que estaba junto a él en el muro», relata Gonzalo Escrig, uno de los amigos del joven. Para agravar la situación, Chen dejó de responder al móvil a las 8:22, lo que aumentó la angustia entre sus allegados. Como no podían quedarse de brazos cruzados, contactaron con todos los medios de comunicación posibles, y Las Provincias publicó enseguida el caso para conseguir la máxima difusión posible y ayudar a su amigo. Además, hicieron un hilo de Twitter en el que consiguieron más de 600 retuits.

Después de asegurarse que todos estaban bien, Zhanzhi acompañó a las personas con las que estaba hasta un puente en Paiporta. En ese momento, se encontró con otro chico que había venido en coche desde Benetússer. «Intenté salir de Paiporta hacia Valencia, pero fue imposible», describe. Junto con una chica que también necesitaba llegar a la capital, decidieron continuar caminando hasta llegar a la autopista, donde se encontraron con la Policía Local, ambulancias y unidades de la UME (Unidad Militar de Emergencias).

La situación se tornó crítica en el muro donde estaban, pues la corriente del agua avanzaba a una velocidad aterradora. «Era imposible que nos rescataran, sería poner en peligro la vida de más personas», relata Chen angustiado. Sin embargo, la llegada a la autopista fue un alivio, al ver tantos efectivos dispuestos a ayudar. «Nos tomaron los datos y nos subimos a un coche de la Policía Local, que nos llevó directamente a Valencia ciudad», concluye.

Este relato pone de manifiesto no solo la capacidad de supervivencia de los afectados, sino también la solidaridad y rápida respuesta de la comunidad y los cuerpos de emergencia. La DANA ha dejado una huella imborrable en Paiporta y sus habitantes, recordando a todos la fragilidad de la seguridad ante la fuerza de la naturaleza.

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