Dos chicas cruzan por las vías de la Línea 1 del Metro de Valencia tras el paso de la DANA

Dos chicas cruzan por las vías de la Línea 1 del Metro de Valencia tras el paso de la DANAEFE / Manuel Bruque

Un ingeniero de caminos, indignado con la gestión de la DANA: «Que no os digan que no daba tiempo»

La tragedia en Valencia revela la falta de acción oportuna ante un desastre anunciado

La reciente tragedia en Valencia ha desatado la indignación de muchos, entre ellos Ignacio Ortiz de Andrés, ingeniero de Caminos, quien critica de manera contundente la gestión de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que provocó un desbordamiento sin precedentes. Su frustración se manifiesta en un hilo en la red social X (@i_ortizdeandres) en el que proporciona datos precisos y una cronología de los eventos, desmintiendo las afirmaciones de que no hubo tiempo suficiente para actuar ante la emergencia.

Ortiz de Andrés comienza su análisis centrándose en la estación meteorológica El Recreo, ubicada en Godelleta, que registró un total de 466 litros de lluvia en menos de 15 horas. A las 10 de la mañana, ya se habían acumulado 122 litros, con más de 100 litros cayendo en apenas 150 minutos. Este nivel de precipitación no solo era significativo, sino que también se produjo en un contexto en el que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) había emitido alertas claras sobre el fenómeno meteorológico.

El ingeniero recalca que, aunque la lluvia se mantuvo estable hasta las 15 horas, ya había caído una cantidad alarmante. A partir de ese momento, se desató el verdadero desastre: cayeron 220 litros en tres horas, lo que llevó el total acumulado a 350 litros para las seis de la tarde, con la lluvia continuando. Ortiz de Andrés no se contenta con aceptar la narrativa de que no se podía prever el desastre; sostiene que la falta de acción oportuna por parte de las autoridades fue lo que realmente costó vidas.

Con evidente frustración, destaca que el aviso de emergencia se dio cuando ya había cadáveres en los bajos y sótanos, y las personas se encontraban subidas a los árboles mientras veían muertos flotando en las calles. Para él, no se trata solo de un fallo administrativo, sino de una falta de responsabilidad ante una situación crítica. No se puede justificar que las autoridades no actuaran a tiempo, especialmente cuando los datos meteorológicos eran claros.

El ingeniero también critica la falta de acción del Gobierno, mencionando la intervención insuficiente del Ejército y la falta de protocolos claros para enfrentar estas emergencias. La ministra de Defensa, Margarita Robles, minimizó la situación al afirmar que no era competencia del Ejército, lo que dejó a la población en una situación de abandono en un momento crítico.

Ortiz de Andrés enfatiza que, a diferencia de eventos pasados como la riada de 1957, hoy se dispone de tecnología avanzada, incluyendo pluviómetros en tiempo real y sistemas de alerta que, si se hubieran utilizado adecuadamente, podrían haber mitigado el impacto de la tragedia. A su juicio, la solución requiere no solo de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, sino también de una ciudadanía activa que exija responsabilidad y justicia.

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