Así es el enorme Nacimiento de un pueblo de Valencia con 7.000 figuras, de los más grandes de España

El Belén de Roca celebra su 35º aniversario como una de las representaciones más icónicas de la Comunidad Valenciana. Este majestuoso belén, en Meliana, con 50 m² de superficie, cuenta con cerca de 7.000 figuras, desde pequeños personajes hasta esculturas, desde 1 cm a 18 cm. Las familias Almela-Pascual y Pacual-Domenech incorporan año tras año nuevas figuras reflejando la pasión por esta tradición familiar y navideña.

Marian Moncho Borja
Marian Moncho Borja

Actualizada 17:27

Belén de roca

Profecía de Isaías

El Belén de Roca abre su recorrido con una escena cargada de simbolismo: la profecía de Isaías. En este pasaje, se representa al profeta anunciando el mensaje de la venida de Jesús. Esta escena no solo introduce al visitante en la dimensión bíblica del belén, sino que también sienta las bases para comprender el significado histórico y religioso de los acontecimientos que se desarrollan a continuación.

Belén de Roca

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Desposorios de María y José

En los tiempos de María y José, el compromiso matrimonial estaba profundamente influenciado por normas complejas y tradiciones arraigadas que regulaban cada paso del proceso. Los acuerdos entre las familias se gestionaban con precisión a través de intermediarios, como la casamentera del pueblo, quien solía actuar en nombre de los padres de la novia. Estos acuerdos se formalizaban mediante la intervención de un rabino, garantizando así la solemnidad del compromiso. El acto de los desposorios, que habitualmente ocurría un año antes de la boda, culminaba con la firma del Ketuba, un contrato matrimonial certificado por un escribano. Este personaje, esencial en las comunidades de Judea, documentaba el compromiso ante dos testigos, asegurando que la unión tuviera validez tanto social como religiosa.

Belen de Roca

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La anunciación a María (LC I, 26-38)

En la Biblia, la aparición del ángel Gabriel a María marca uno de los momentos más significativos de la historia cristiana. Desposada con José, un hombre de la casa de David, María recibe el saludo celestial: «Dios te salve, María, llena eres de gracia». Con estas palabras, Gabriel anuncia la concepción milagrosa que cambiaría el destino de la humanidad. María, con humildad y profunda fe, acepta el designio divino, respondiendo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

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La Visitación: el encuentro de María e Isabel (LC I, 39-56)

Tras conocer el anuncio del ángel, María emprendió un largo viaje desde Nazaret hasta las montañas de Judea para visitar a su prima Isabel, quien también esperaba un hijo. Este encuentro, se inicia con el saludo de Isabel: «Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». Estas palabras reflejan el reconocimiento de Isabel ante el papel divino de María y la trascendencia del hijo que llevaba en su seno.

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Camino a Belen

Camino a Belén (LC II, 1-20)

En tiempos de César Augusto, un edicto imperial dispuso que todos los habitantes del Imperio debían empadronarse en la ciudad de origen de su linaje. José, perteneciente a la estirpe de David, estaba obligado a registrarse en Belén, la ciudad de sus antepasados. Junto a María, emprendió un largo viaje desde Nazaret hacia la pequeña aldea de Judea, cumpliendo así con las leyes del Imperio.

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Buscando posada (LC II, 1-20)

Al llegar a Belén, tras un largo viaje desde Nazaret, María y José enfrentaron la dificultad de encontrar un lugar donde refugiarse. Se vieron obligados a recurrir a un modesto establo.

Belen de Roca

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El nacimiento de Jesús

Mientras esperaban en el establo, se cumplieron los días de alumbramiento, y María dio a luz a su primogénito, Jesús. Lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, un gesto que simboliza la cercanía de Dios con la humanidad.

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La Anunciación a los pastores (LC II, 1-20)

Aquella noche, un ángel se les apareció a los pastores anunciándoles el nacimiento del Salvador en Belén. El ángel les dijo: «No temáis, porque os he venido a anunciar una gran alegría: hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor». Ante este anuncio, los pastores se dirigieron apresuradamente al pesebre, donde encontraron a María, a José y al niño Jesús recién nacido. Al verlo, se postraron y adoraron al pequeño Jesús, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído.

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La Circuncisión (LC II, 21-38)

Ocho días después de su nacimiento, Jesús fue llevado al templo para cumplir con la tradición judía de la circuncisión. De acuerdo con la ley hebrea, era costumbre que el niño recibiera su nombre durante este rito. María y José, siguiendo las instrucciones del ángel, le pusieron el nombre de Jesús, tal y como se les había anunciado.

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La presentación de Jesús en el Templo (LC II, 21-38)

A los cuarenta días del nacimiento de Jesús, María y José cumplieron el rito de purificación según la Ley Mosaica. La madre debía presentarse en el Templo de Jerusalén para ofrecer sacrificio como acto de purificación después del alumbramiento. En el caso de Jesús, debido a la pobreza de sus padres, el sacrificio ofrecido consistió en dos pequeñas aves, una paloma y una tórtola, como establece la ley. En el Templo, encontraron a Simeón, un justo y piadoso anciano, quien, guiado por el Espíritu Santo, reconoció al Niño como el Mesías prometido.

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La Cabalgata de los Reyes Magos (MT II, 1-9)

Unos Magos de Oriente, guiados por la visión de una estrella, se presentaron ante Herodes con la pregunta: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo". Este anuncio causó alarma en Herodes, quien temía el surgimiento de un nuevo rey que pudiera desestabilizar su reino. Herodes envió a los Reyes Magos a Belén, pidiéndoles que buscaran al niño y le informaran sobre su paradero. Siguiendo la guía de la estrella, llegaron a Belén y la estrella se detuvo sobre el lugar donde se encontraba el Niño Jesús. Parados en adoración, ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra, reconociendo a Jesús como el Rey de los Judíos.

Belen de Roca

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Edicto de Herodes y profecía de Jeremías

Herodes, al descubrir que los Reyes Magos no regresaron para informarle sobre el Niño, ordenó la matanza de todos los infantes menores de dos años en Belén y sus alrededores, con la intención de eliminar al supuesto «rey de los judíos». Este acto cumplió la profecía del profeta Jeremías: «Un clamor se oye en Ramá, llanto y gemido, Raquel llora a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen». La profecía anunciaba el sufrimiento y el dolor que vendría con la llegada del Mesías.

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La huida a Egipto (MT II, 14-15)

San José, obedeciendo la orden que el Ángel le dio en sueños, se levantó de inmediato y tomando al Niño Jesús y a su madre, emprendió la huida hacia Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de Herodes.

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El establecimiento en Nazaret (MT II 19-23)

Muerto Herodes, San José recibió de nuevo la advertencia del Ángel en sueños, quien le instruyó para regresar a la tierra de Israel. Al enterarse de que Arquelao, hijo de Herodes, reinaba en Judea, decidió instalarse en Galilea, en la ciudad de Nazaret, cumpliendo así otra profecía que anunciaba que el Mesías sería conocido como «Jesús de Nazaret».

Belen de Roca

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Popular Valenciano: La Barraca

Las barracas eran viviendas sencillas, construidas con materiales como la piedra, la caña o el barro, adaptándose a los recursos disponibles de la zona. Es una de las figuras mas icónicas y tradicionales del Belén valenciano. Este tipo de construcción es característico de la huerta valenciana, que refleja la vida rural y el entorno agrícola de la región durante siglos. En el Belén, la barraca simboliza el ambiente popular y tradicional, integrando no solo las viviendas, sino también los oficios y el estilo de vida campesino.

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