
Audiencia Provincial de Valencia
«Déjame, puedo ser tu abuela»: la desgarradora súplica de una anciana violada en su propia casa en Valencia
El agresor de una mujer de 87 años contaba con antecedentes por delitos similares y fue detenido en Francia siete años después
La Audiencia Provincial de Valencia celebra el juicio contra un hombre acusado de agredir sexualmente a una anciana de 87 años en su domicilio en septiembre de 2017. Según informó Levante-EMV, la víctima falleció el pasado verano a los 94 años sin haber visto a su presunto agresor rendir cuentas ante la justicia. La declaración de su hija, quien ha relatado el calvario sufrido por su madre, cobra ahora una relevancia fundamental en el proceso.
«Esta persona entró con violencia, estuvo pegándole a mi madre, la tiró a la cama y la violó. Ella intentó gritar, le decía: 'Déjame, quítate de encima que puedo ser tu abuela'», narró la hija de la víctima en el juicio. Pese a que la mujer intentó defenderse, el agresor logró someterla y la atacó brutalmente, dejándola con graves secuelas psicológicas de las que nunca se recuperó por completo.
El acusado, de 47 años, fue detenido en junio del año pasado en Francia gracias a una orden europea de detención emitida por las autoridades españolas. La Policía Nacional logró identificarlo poco después de la agresión tras hallar su ADN en la vivienda de la víctima y en su ropa interior. Además, en el domicilio se encontró una mochila con objetos personales del sospechoso, lo que permitió estrechar el cerco sobre él.
Según Levante-EMV, la mochila abandonada en la escena del crimen contenía efectos personales que los investigadores vincularon con un albergue de Benegida, en la comarca de la Ribera Alta, donde el acusado había residido. Un sacerdote que había acogido a inmigrantes, principalmente de Senegal, Mali y Costa de Marfil en dicha localidad, ayudó a los agentes a identificarlo. Curiosamente, tras las primeras pesquisas policiales, el sospechoso abandonó el albergue sin dejar rastro.Pese a que la defensa del acusado ha intentado invalidar la prueba del ADN alegando que podría haber sido manipulada por la policía, los investigadores han subrayado la consistencia de las pruebas. La Fiscalía califica el delito como agresión sexual en grado de tentativa, ya que la víctima, en su declaración, no quiso reconocer la penetración, aunque sí se lo contó en privado a su hija y los forenses hallaron lesiones en su zona genital.
Además, durante la fase de instrucción, un vecino que vio al agresor entrando en el edificio identificó al sospechoso en un reconocimiento fotográfico. Sin embargo, durante el juicio, no pudo señalarlo con la misma seguridad. A pesar de esto, los agentes de la UFAM (Unidad de Familia y Mujer) consideran que las pruebas genéticas y la investigación policial son concluyentes.
El procesado ya contaba con antecedentes por delitos similares. En 2009 fue condenado a ocho años de prisión por otra agresión sexual y un robo con violencia. En el juicio, sin embargo, ha negado su implicación en los hechos de 2017, argumentando que en esa fecha se encontraba en Francia, aunque no ha podido aportar ninguna prueba documental que lo respalde.
Nunca volvió a ser la misma. Ella era una mujer alegre, le gustaba ir a la peluquería y pintarse las uñas, pero después de lo que le hicieron, su vida cambió por completoHija de la víctima
Para justificar la presencia de su mochila en la vivienda de la víctima, el acusado declaró que le habían robado un macuto con ropa y efectos personales, aunque nunca denunció la sustracción. Tampoco ha podido explicar cómo su ADN apareció en la ropa interior de la anciana.
María Antonia, la hija de la víctima, ha expresado su deseo de que la justicia actúe con firmeza para evitar que otras personas sufran lo mismo que su madre. «Nunca volvió a ser la misma. Ella era una mujer alegre, le gustaba ir a la peluquería y pintarse las uñas, pero después de lo que le hicieron, su vida cambió por completo», relató.
La mujer pasó los últimos años de su vida sumida en una profunda depresión. «Tomaba pastillas, había días que no levantaba cabeza», explicó su hija. «Ella quería pensar que no la habían violado, nunca más volvió a hablar sobre ello».
El acusado se enfrenta a una petición fiscal de ocho años y once meses de cárcel por los delitos de lesiones y agresión sexual con penetración en grado de tentativa. El tribunal deberá ahora valorar las pruebas presentadas y determinar su culpabilidad.