¿Quién era san Vicente mártir, el patrón de Valencia?
La capital del Turia le rinde este lunes honor en una festividad que se celebra «de cruces hacia dentro» de la ciudad
Es normal que Valencia tenga muchos habitantes que se llamen Vicente, ya que sus dos patrones se llaman así. Por una parte, está San Vicente Ferrer, pero por otra está san Vicente Mártir, quizás más desconocido, y a quien se le rinde tributo «de cruces hacia dentro» cada 22 de enero. Por tanto, este lunes es festivo en la ciudad del Turia. Ahora bien, ¿quién fue san Vicente y por qué es patrón de Valencia?
Primeramente, cabe destacar que no solo lo es de la capital autonómica, sino también de la Archidiócesis. Asimismo, como mártir que fue, murió sin renunciar a su fe católica en el año 304, por lo que fue torturado en época del emperador romano Diocleciano. Esa hazaña fue la que le valió para que el Rey Jaime I El Conquistador le nombrara protector de la Valencia al considerar que había intercedido a la hora de conseguir la reconquista de la ciudad frente a los musulmanes en 1238.
Convirtió a su verdugo
Desde entonces es patrón de la capital levantina. Pero no únicamente, ya que también lo es del gremio de sastres y modistas. Vicente de Huesca, puesto que nació en la ciudad aragonesa, este clérigo murió en Valencia en el año 304. Lo hizo bajo condiciones inhumanas, ya que después de ser raptado y capturado sufrió numerosas torturas al ser el encargado de la predicación de la fe cristiana.
De hecho, bajo el mandato de Publio Daciano se le infringió un martirio que consistió en colocarle en una cruz en forma de aspa y después en la catata para descoyuntarle. Fue allí donde le rompieron los huesos, sufrió azotes e, incluso, le abrieron las carnes con uñas de garfios de acero. Aunque la tortura era máxima, san Vicente resistió hasta que le desollaron y le colocaron en una parrilla sobre ascuas. Aún con todo, su fe era tanta que se dice que justo antes de morir convirtió al cristianismo a su verdugo.
Una vez fallecido, su cuerpo se arrojó tres veces. La primera fue en una mazmorra. De ahí pasó a un basurero y, finalmente, al río Turia para acabar recibiendo sepultura en lo que hoy día son las afueras de Valencia. Por último, y para agrandar la leyenda, una gran águila ramada le defendió en la citada mazmorra donde se le martirizó.