Ejército del Aire | Sirio 23  Así es el rescate de un piloto español atrapado en zona hostil

Un piloto español es el único superviviente de una aeronave de transporte accidentada. Se encuentra en una situación de máximo peligro, buscado por las tropas enemigas, en una zona fuera del control de nuestro Ejército. El piloto está solo, aislado de día y de noche, y el tiempo corre en su contra. Tiene que poner en práctica todas las tácticas, técnicas y procedimientos de supervivencia y evasión que ha aprendido durante años de ejercicios. Las fuerzas hostiles le están arrinconando.

En España se ha puesto en marcha un amplio operativo para su rescate. Hay que planear y ejecutar, en un muy corto espacio de tiempo, la misión de rescate del piloto. En este tipo de misiones el factor tiempo es determinante. El equipo de rescate debe planear y ejecutar la misión al milímetro, siguiendo los procedimientos OTAN establecidos para estos casos. En la operación participan dos helicópteros NH-90, una aeronave C-295 y un equipo de operaciones especiales del Escuadrón de Zapadores paracaidistas (Ezapac), apoyado por el sistema MQ9 Predator B.

El piloto se encuentra al límite, sometido a una situación de gran esfuerzo físico y psicológica, en un escenario desconocido para él. Pero el operativo da sus frutos y finalmente es rescatado in extremis por las fuerzas propias.

Esta situación, que podría darse perfectamente en muchos de las misiones internacionales en las que se encuentra inmersa España, formó parte de la ejecución de las maniobras Sirio 23, protagonizadas por el Ejército del Aire y del Espacio. El piloto estuvo en este caso localizado en una zona deshabitada de Ciudad Real.

Sirio 23 ha desplegado un impresionante dispositivo de planeamiento y ejecución de diversas misiones: operaciones aéreas defensivas y ofensivas, apoyo aéreo cercano a fuerzas de superficie, CAP (Combat Air Patrol), QRA (Quick Reaction Alert), ISR (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance), reabastecimiento en vuelo, operaciones aéreas especiales, aerotransporte o inserción de equipos de operaciones especiales mediante técnicas de fast rope (descenso rápido mediante soga) desde helicópteros NH-90. Entre los ejercicios más precisos en este contexto destacan asimismo los lanzamientos paracaidistas en modalidad HAHO (High Altitude-High Opening) desde aeronaves C-295, con empleo de oxígeno y exfiltración con medios de ala rotatoria y ala fija operando desde pistas balizadas ex profeso para la misión.

En este gran despliegue han participado las alas 11, 12, 14 y 15 con cazas Eurofighter y EF-18, así como el Ala 46 que ha desplegado desde su base en las Islas Canarias cuatro EF-18 para operar desde la Base Aérea de Torrejón, compartiendo labores de mantenimiento y configuración con el Ala 12, para minimizar la huella logística del despliegue.

También han participado las unidades de transporte, alas 31, 35 y 37. Además de helicópteros NH-90 del Ala 48 y el sistema MQ9 Predator B tripulado remotamente desde la Base Aérea de Talavera (Badajoz), para misiones sobre escenarios localizados en Teruel y Ciudad Real.

Hay que destacar la integración en el ejercicio de la operación Eagle Eye 23-02, con la participación de seis cazas Eurofighter del Ala 11 operando desde la Base Aérea de Zaragoza, la fragata F-104 Méndez Núñez de la Armada y una unidad de defensa antiaérea del Ejército de Tierra, todos desplegados en el litoral de Castellón, para operaciones de defensa del flanco este peninsular.

Planeado y dirigido por el Mando Aéreo de Combate (MACOM), el Sirio 23 es un ejercicio de gran complejidad, que consiste en la realización de múltiples misiones de forma simultánea en un entorno de «alta intensidad». Por ello, se simulan escenarios de combate como el descrito. El objetivo es mantener el nivel de adiestramiento de las unidades de combate y de apoyo al combate. Igualmente, se pone a prueba el sistema de vigilancia y control aéreo, en este caso a cargo del Grupo Norte de Mando y Control (GRUNOMAC), y supervisión del Centro de Operaciones Aéreas (AOC) del MACOM.