El general Saro con el general Sanjurjo en la playa de la Cebadilla, donde se efectuó el desembarco

El general Saro con el general Sanjurjo en la playa de la Cebadilla, donde se efectuó el desembarcoRevista ilustrada La Esfera 1925

Fuerzas Armadas  No se celebrará oficialmente el desembarco de Alhucemas que pacificó el Magreb occidental

El desembarco sirvió con éxito para detener la sangría en el protectorado marroquí y paliar en lo posible el desastre de Annual

he pateado el Instituto de Historia y Cultura Militar, asentado en las instalaciones del Regimiento Inmemorial del Rey en La Moncloa, para ver las novedades que preparan nuestros militares, dado que en un año se cumple el centenario del desembarco de Alhucemas, acaecido el 8 de septiembre de 1925. El desembarco sirvió con éxito para detener la sangría en el protectorado marroquí y paliar en lo posible el desastre de Annual.

Desembarco de Alhucemas en la parte del Guerra del Rif

Desembarco de Alhucemas en la parte de la Guerra del Rif

También me interesaba por otro hecho de las armas españolas, la Batalla de Pavía; el 24 de febrero de 1525 esa ciudad italiana contempló la victoria de Los Tercios y lansquenetes del emperador Carlos V, rey de España, sobre las tropas francesas de Francisco I, batalla que remarcó la hegemonía española en Europa. Ante mi sorpresa, me informó un embajador de la marca Ejército que lo de Pavía salía adelante buscando una alternativa al título «De Pavía a Breda, 100 años de superioridad militar española en Europa», aunque buscaban otro encabezamiento para no ofender a nuestros socios europeos, menos melindrosos; esos que han presionado a la república federativa de Brasil para que no adopte el español como segunda lengua.

Intrigado pregunté por Alhucemas, un desembarco estudiado en muchas academias militares y que sirvió de paradigma del desembarco aliado de Normandía por la conjunción de Armada, fuerza aérea e infantería.

«Desembarco de Alhucemas», por José Moreno Carbonero

«Desembarco de Alhucemas», por José Moreno Carbonero

Hubo no hace mucho una exposición en el Museo del Ejército de la imperial ciudad de Toledo, a la que acudió el escultor Salvador Amaya, experto en historia bélica de España, que comisarió el director de la Fundación Museo del Ejército y que inauguró el entonces JEME. Exposición que convivió con un ciclo de cine fórum relacionado con aquellos hechos. Algunos piensan que se adelantaron los responsables porque quizás tenían noticias por radio macuto de que el Ministerio de Defensa se desmarcaría de la celebración del evento, como así ha sido, por temor, suponen algunos, a ofender a la corona marroquí a pesar de que le debe mucho a ese desembarco, pues si España no hubiera eliminado a Abd-el Krim hubiera sido inminente la proclamación de una república del Rif con la consiguiente reducción territorial de su reino; además de la desestabilización consiguiente a la instalación de un Estado hostil en el norte de su propio territorio, que también exigía la baya como reconocimiento de su autoridad soberana. Muerto por la acción de España el caudillo rifeño, ahora el reino puede incluso rendirle homenaje en ediciones de sellos y celebraciones a toro pasado, las intenciones y los muertos no preñan.

El ministerio de la magistrada Margarita Robles evita también, al suspender los fastos del centenario de la hazaña, tener que mencionar al patrocinador de este desembarco victorioso que pacificó el Protectorado, el general Miguel Primo de Rivera, cuya dictadura contó con la colaboración del PSOE de Largo Caballero, y habrían tenido que mencionar además a los participantes en el desembarco, al coronel Franco, a Carrero Blanco, a Millán Astray y a la Legión, cúmulo de innombrables en este tiempo. No se celebra, dijeron los prebostes políticos, y nos ahorramos meternos en ese berenjenal; además, a ellos qué les importa la gloria de España y su acción civilizadora en la Historia.

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