Las narcolanchas, prohibidas desde 2018, se fabrican en talleres clandestinos en Galicia

El asesinato de dos guardias civiles tras ser arrollados por una embarcación tripulada por narcotraficantes en Barbate (Cádiz) ha reabierto la polémica acerca del origen de estas lanchas que llevan prohibidas desde el año 2018.

El término 'narcolancha' no responde únicamente al uso que los traficantes de drogas dan a estas embarcaciones. Lo cierto es que se tratan de vehículos muy distintos a los existentes en el mercado. Sus características hacen que tanto su envergadura, su potencia y su peso sean altamente superiores a las manejadas por los agentes, las denominadas como Zodiac. Concretamente, estas lanchas pueden llegar a superar los 100 kilómetros por hora y es ilegal su fabricación desde que el Gobierno lo prohibiese hace varios años.

Sin embargo, el decreto no ha impedido que este tipo de embarcaciones sigan produciéndose. El cliente es, únicamente, el narcotráfico. Sus fabricantes lo hacen de manera clandestina y, generalmente, en tierras gallegas. En el año 2022 se produjo una gran operación que incluyó una vigilancia durante meses de naves situadas en la frontera entre Galicia y Portugal.

Durante la operación coordinada entre la Guardia Civil, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera se llegaron a practicar 27 registros que dieron como resultado la incautación de 20 narcolanchas. En las naves había presencia de todo tipo de materiales para su fabricación ilegal, así como motores para incorporar a las mismas. Más de 20 personas fueron detenidas en la comarca de Salnés (Pontevedra). De los arrestados, muchos de ellos se comprobó que eran reincidentes y que, anteriormente, se habían dedicado al tráfico de cocaína durante años.

Además, fue en Valença (Portugal) donde los agentes encontraron lanchas de estas características completamente preparadas para ser enviadas al norte de España. En este caso, no se pudo apuntar ilegalidad ligada a su fabricación puesto que Portugal sí permite su fabricación. El problema reside aquí en que su creación conlleva una serie de controles que hacen más trazables las embarcaciones. Algo que a los narcotraficantes no terminar de convencer.

Fuentes consultadas por El Debate relatan que la presencia de este tipo de lugares clandestinos se sitúan, normalmente, en las Rías Bajas. «Los gallegos han enseñado a los andaluces a pilotarlas. Cuando esto empezó, los patrones allí eran gallegos», apuntan.

Un negocio en expansión

Galicia es, tradicionalmente, uno de los focos del narcotráfico de cocaína desde que en los años 80 la sociedad gallega quedó terriblemente afectada por cómo esta sustancia destrozó familias enteras.

La comunidad se convirtió en la puerta de entrada a Europa de la droga que llegaba desde Colombia. Por Galicia llegó a entrar el 80 % de la cocaína que se consumía y distribuía en Europa.

A día de hoy, con una afectación mucho menor, el negocio se ha diversificado y las organizaciones criminales han querido sacar partido a la prohibición de las narcholanchas para su fabricación clandestina.

Mientras, la Guardia Civil pide medios para intentar combatir a los narcotraficantes con embarcaciones suficientemente potentes para ello para que no se repita la desgracia que acabó con dos agentes muertos la pasada semana.