Esta es la ruta jacobea a Santiago que hace honor a su nombre: El Camino Olvidado
Durante siglos fue una de las rutas principales hacia Compostela y hoy en día ofrece una experiencia más auténtica y menos concurrida
El Camino de Santiago, con sus múltiples rutas jacobeas, atrae cada año a miles de peregrinos a la tumba del Apóstol Santiago.
Aunque entre las más conocidas y concurridas está el Camino Francés, aunque el Camino Portugués por la Costa, se está imponiendo como uno de los más transitados existen otras rutas que también conducen a Santiago de Compostela.
Cada una de estas rutas jacobeas ofrece una experiencia única, paisajes diversos, tradiciones locales y una rica historia.
El Camino Olvidado, por ejemplo, es una de ellas y, durante siglos, fue una de las rutas principales hacia Compostela. Un itinerario que ofrece una experiencia más auténtica y menos concurrida.
¿Cuál es su historia?
El Camino Francés se ha consolidado como el más popular de las rutas jacobeas. Su reconocimiento internacional y la infraestructura desarrollada a lo largo de los años lo han convertido en el preferido de la mayoría de los peregrinos.
Sin embargo, esto no siempre fue así. En siglos pasados, cuando las condiciones eran muy diferentes, otras rutas, como el Camino Olvidado, también conocido como el Camino Viejo o de la Montaña, desempeñaron un papel crucial para quienes emprendían el viaje hacia Compostela.
El siglo IX, marcado por el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Galicia. El hallazgo desencadenó una fiebre de peregrinación hacia Compostela, que pronto se expandió más allá de las fronteras de la península ibérica. Este fervor religioso llevó al establecimiento de numerosas rutas jacobeas a través de Europa, y el Camino Olvidado fue una de las primeras en surgir.
En sus inicios, el Camino Olvidado era una de las rutas más frecuentadas por los peregrinos. Sin embargo, las circunstancias históricas, particularmente la Reconquista y las incursiones musulmanas en la península, obligaron a los viajeros a buscar rutas más seguras.
El Camino Olvidado ofrecía una alternativa viable a las rutas más expuestas a los peligros del sur y a las dificultades del Camino de la Costa, que resultaba ser demasiado escarpado y complicado para la mayoría de los peregrinos.
A medida que la Reconquista avanzaba y los reinos cristianos consolidaban su control sobre las tierras al norte del río Duero, el Camino Francés ganó popularidad.
La Orden de Cluny jugó un papel decisivo en la promoción de esta ruta, construyendo infraestructura y ofreciendo seguridad a los peregrinos. Lo que contribuyó a que, poco a poco, el Camino Olvidado fuese cayendo en desuso, y su nombre refleja precisamente esa realidad.
Escapando de la masificación
Aquellos peregrinos que buscan escapar de la masificación de las rutas más transitadas han comenzado a redescubrir esta senda ancestral. Y es que el Camino Olvidado ofrece al viajero una experiencia auténtica, donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan de manera armoniosa.
Es una opción perfecta para redescubrir una parte olvidada de la historia del Camino de Santiago y a disfrutar de una peregrinación alejada de las multitudes.
Su trazado aprovecha muchas de las antiguas calzadas romanas que conectaban las diferentes regiones del norte de la península. La ruta parte de Bilbao, aunque también existe una variante que comienza en Pamplona, y atraviesa la imponente Cordillera Cantábrica.
El Camino Olvidado se divide en aproximadamente 20 etapas que parte desde Bilbao y finaliza en Villafranca del Bierzo donde se une o bien al Camino Francés o al Camino de Invierno en Ponferrada.
Durante el recorrido, los peregrinos disfrutan de su enorme riqueza natural y patrimonial como viejos puentes y calzadas romanas, restos de castillos y fortalezas e incluso antiguos palacetes y casonas blasonadas. Además, en lo que al patrimonio religioso, esta ruta también alberga en todo su recorrido un sinfín de santuarios que representan un amplio abanico de épocas y estilos arquitectónicos.