Este es el plato que se ha convertido en un clásico en la Navidad gallega, pero no en el resto de España

Con la Navidad cada vez más cerca, llega el momento de decidir qué platos formarán parte de las celebraciones. En estas fechas, las mesas se convierten en verdaderos festines rebosantes de manjares tradicionales que van desde pescados frescos hasta suculentas carnes, siempre acompañados de dulces irresistibles.

Aún así, la gastronomía navideña varía de una región a otra, en donde la tradición y los sabores auténticos de los productos locales ocupan un lugar central.

Entre las delicias destaca una receta sencilla, que bien se puede disfrutar durante todo el año, pero se ha convertido en uno de los platos típicos de la Navidad gallega.

Un plato que, más allá de ser una elección culinaria es una tradición en estas fechas. Su origen, marcado por siglos de tradiciones y costumbres religiosas, lo convierte en una receta llena de simbolismo y perfecta para compartir en familia.

Un receta humilde, sencilla y sabrosa

Aunque los cambios en las costumbres han llevado a muchas familias gallegas a optar por menús más elaborados o con productos más lujosos, este plato humilde mantiene su lugar como un símbolo de la Navidad en Galicia: el bacalao con coliflor.

Lo que hace único a este plato es la sencillez de sus ingredientes pero cuya preparación logra resaltar los sabores naturales de cada uno de los productos que lo componen. Y es que el truco para obtener el resultado perfecto está en la ajada, la salsa encargada de darle el toque final al plato.

El resto dependerá de la calidad de los productos, que al tratarse de gallegos, está asegurada: Pescado en salazón, coliflor y patatas gallegas, ajo y pimentón.

El resultado final, un plato reconfortante a la par que ligero, saludable e ideal para quienes desean disfrutar de una cena equilibrada sin renunciar al sabor; perfecto para una época en la que las copiosidad de las comidas es una constante.

Por qué es un clásico navideño

Durante siglos, la Nochebuena se celebró bajo las vigilias del calendario eclesiástico. Estas exigían la abstinencia de carne en ciertas fechas señaladas, como el 24 de diciembre.

Este contexto condicionó la elaboración de los menús navideños, que tenían que basarse en productos del mar y de la huerta. Fue así como nació esta receta, que se consolidó como un plato esencial para la cena de Nochebuena en muchas familias gallegas.

El pescado protagonista de esta receta, por su durabilidad y disponibilidad, se convirtió en un aliado clave para los hogares gallegos, especialmente en una época en la que la conservación de alimentos era limitada.

De manera similar, las verduras empleadas, típicas de la temporada invernal, se incorporaron de forma natural a este plato. Con el paso del tiempo, y a pesar de la desaparición de las restricciones religiosas tras el Concilio Vaticano II, la receta ha perdurado, ganándose un lugar especial en las mesas navideñas.

A pesar de ser un clásico de la Nochebuena gallega, este plato es también una opción ideal para cualquier momento del año. Su sencillez, su sabor y su carácter saludable lo hacen perfecto para incorporar al recetario cotidiano. Además, es un ejemplo de cómo las recetas de siempre siguen teniendo un lugar especial.