Máquina expendedora de cebos de pesca situada en una calle de La Coruña

Máquina expendedora de cebos de pesca situada en una calle de La CoruñaIván Aguiar

El autoservicio de cebos de La Coruña que lucha por sobrevivir: «Me motiva cada vez que alguien usa la máquina»

El responsable del negocio que ofrece este producto en máquinas expendedoras intenta aguantar: «Me motivo cuando veo a personas comprar»

Comprar un refresco o un aperitivo en una máquina expendedora es de lo más normal. Introducir el dinero y que salga un cebo o un anzuelo ya no lo es tanto. En La Coruña y Ferrol existen cerca de media decena de vendings para satisfacer la demanda de los pescadores, que de este modo disponen de este tipo de productos las 24 horas durante los 365 días del año.

La empresa responsable de esta iniciativa es la empresa Cebos Galicia, con sede en el municipio de Sada. Su responsable, Francisco Arroyo, relata que la idea surgió hace unos 15 años al percatarse de que había una necesidad no cubierta por el mercado de la pesca. «Las tiendas no están abiertas los siete días de la semana. Lo que hice fue ponerme en el lugar de los pescadores», señala.

Pueden adquirirse cebos vivos, plomos y anzuelos. Productos básicos para cualquier salida para practicar este deporte. Las máquinas se encuentran situadas en lugares estratégicos, cerca de los puntos más populares para ir a lanzar la caña. Es el caso de la avenida de Navarra (La Coruña), a poca distancia del entorno de la Torre de Hércules, o de Riazor, al lado de la ensenada del Orzán. También las hay en A Malata, junto a la ría de Ferrol, y en otros lugares como Pontedeume, Valdoviño (esta se encuentra en reparación en la actualidad) y en Vilarrodís, en Arteixo. Este último enclave puede llamar la atención al estar en una zona más interior, pero Arroyo indica que hay «mucha afición» entre los vecinos porque se desplazan a las proximidades del puerto exterior de Langosteira.

Dos pescadores en el puerto de Vigo.

Dos pescadores en el puerto de VigoEuropa Press

El número de puntos de venta llegó a ser mucho mayor años atrás, alcanzando casi la veintena de máquinas expendedoras. El negocio se ha visto afectado por varios factores. El responsable de la empresa apunta a «la falta de pesca» porque se está «esquilmando el mar», lo que deriva en «menos aficionados» a este deporte, es decir, el número de potenciales clientes desciende. La prohibición de lanzar la caña en algunos recintos portuarios tampoco ha ayudado y esto se une a la «competencia» que hacen grandes superficies como Decathlon. La situación es complicada. «Tenemos una trayectoria larga y difícil. Yo me motivo cuando veo a los chavales o a personas comprar en la máquina. Seguimos a pesar de todo», confiesa Francisco Arroyo, que también advierte que le quedan unos meses para jubilarse y que no sabe cuál será el futuro de este negocio.

La empresa de la que es responsable, Cebos Galicia, también se dedica a la exportación de cebos al exterior para intentar sobrevivir lo mejor posible.

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