La obra que tiene en vilo a los comerciantes de un barrio de La Coruña: «Yo veo que me tengo me marchar»
Negocios denuncian que el diseño previsto para el nuevo acceso a la estación de tren les perjudicará al no prever zonas para descargar mercancías
Ángel Gómez abrió una pequeña tienda de alimentación el pasado mes de septiembre en la avenida de la Sardiñeira, en el barrio de Os Mallos, en La Coruña. Rosa López regenta un negocio de distribución de comida que está ubicado en esa misma calle desde hace unos 30 años. Los dos tienen el mismo problema: temen las consecuencias de la obra para construir el nuevo acceso a la estación de tren, que desde hace tiempo se somete a una reforma para incorporar la terminal de autobuses.
El Ayuntamiento coruñés, presidido por Inés Rey (PSOE), inició el pasado mes de julio los trabajos de reurbanización de este vial, a los que destina 1,6 millones de euros. Esta actuación supondrá la creación de una nueva entrada a la intermodal y supondrá un cambio drástico para la zona, aunque su diseño no convence al no prever zonas para carga y descarga, a lo que se suma que se habilitará un carril bici por delante de los edificios, cuando en la acera de enfrente solo hay un muro. El PP también se ha sumado a las críticas a esta reforma de la calle.
Estos dos comerciantes explican que, tal y como se ha elaborado la propuesta técnica, que si se lleva a cabo se verán perjudicados de forma grave. «Yo veo que me tengo que marchar, veo muy difícil quedarme», concluye López, que regenta la empresa López Montes e Hijos y que tiene a su cargo a nueve trabajadores.
En el caso de Rosa López, explica que actualmente recibe la mercancía con la trabaja mediante camiones pequeños y también grandes. Paran en doble fila y le entregan sus pedidos. Con el diseño de la nueva obra se hará inviable al reducirse a un carril una parte de la calzada.
Ángel Gómez posee un pequeño supermercado, Spar Express, en la Sardiñeira y asegura que «somos negocios que dependemos de la mercancía» y que esta obra «nos afecta enormemente» al no habilitarse zonas de carga y descarga. La alternativa que encuentra para poder mantener abastecida su tienda es «aparcar a dos o tres calles» y «venir con ese palé por las aceras, con peatones». «El tiempo de espera para recibir la mercancía pasa de 20 minutos a una hora», advierte.
También aclara que no está en contra de la obra, porque puede mejorar el barrio, sino de las deficiencias del diseño previsto.
Los responsables de estos dos negocios tienen claro que la Administración pública debe ayudar a los comerciantes, no perjudicarles. «Hay que pensar en quienes hacen vida en el barrio», señala Gómez, en referencia a que el proyecto no debe solo centrarse en la estación intermodal, sino en los vecinos. Rosa López indica que se siente «molesta» porque nadie del Ayuntamiento viene «a preguntar» a los vecinos y comerciantes antes de planificar este tipo de actuaciones.
El PP critica al Ayuntamiento
El PP afirma, tras una visita de sus concejales a la avenida de la Sardiñeira, que en el mes de julio, «la alcaldesa organizó una reunión con los vecinos para explicarles el proyecto con todo ya firmado y cerrado». «Una actuación que no satisface a los vecinos, como le dejaron claro, debido a los problemas que ocasiona a hostelería, garajes y negocios, además del colapso cuando la intermodal esté en funcionamiento», señala la formación.
Los populares explican que «las críticas se centran en el carril bici, así los vecinos se preguntan por qué se pega a las casas cuando del otro lado no molesta y no impide la instalación de terrazas ni zonas de carga y descarga». «La negativa del Gobierno municipal ha sido rotunda a negociar estos cambios, y todo a pesar de que la alcaldesa se comprometió, aún están esperando, a responder a estas cuestiones», detalla el PP.