El pez más primitivo del mundo que se convirtió en parte de la gastronomía gallega
El pueblo pontevedrés de Arbo le rinde homenaje con una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional
Fin de semana de fiesta en el Ayuntamiento de Arbo, en la provincia de Pontevedra que acoge durante este fin de semana la 64º edición de la Fiesta de la Lamprea, la segunda desde que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. Una fiesta de carácter internacional que reúne a miles de visitantes para degustar este pez ventosa que suele ser cocinada en su propia sangre y estar acompañada de los vinos denominación de origen Rías Baixas que se elaboran en Arbo, donde se producen excelentes caldos.
De aspecto parecido a la anguila, resbaladizo y con horribles dientes, la lamprea es un manjar que despierta sentimientos encontrados: O te gusta o la aborreces, es decir, o la amas o la odias, no hay termino medio. Lo que no cabe duda es que genera un creciente turismo gastronómico que atrae a Galicia a quienes quieren degustarla durante la temporada, que dura de febrero a abril.
La vampiresa del agua
Conocida como «la vampiresa del agua» o «la reina del río», la lamprea es uno de los primeros vertebrados de los que hay constancia en la tierra.
Su cuerpo es alargado finalizando en cola. Son muy peculiares los 7 pares de aberturas que parecen ojos, dispuestas en fila a ambos lados de su cabeza. Dos aletas dorsales y una caudal le permiten remontar el río más ágilmente. Se alimenta de la sangre de otros peces gracias a su boca circular repleta de dientes, con la que se agarra a sus víctimas. Está dotada de una lengua muy áspera con la que perfora la piel de otros pescados para chuparles la sangre.
Su ciclo de vida discurre entre el agua dulce y la salada. Tras su nacimiento en el río, migra al mar, donde permanece durante unos tres años, hasta conseguir la madurez. Es entonces cuando recorre miles de kilómetros a través del océano para regresar al río que la vio nacer. El pez lamprea remonta los ríos de Galicia aguas arriba para cumplir con su ciclo reproductor y desovar en los remansos del Miño, del Lérez, del Ulla o del Tambre. Esta será su última gran hazaña antes de morir.
Su pesca es un rito
La lamprea se pesca en Galicia y la capital mundial de este pez es el pueblo de Arbo. Su temporada de pesca va de febrero a abril, que es cuando se puede encontrar fresca. La lamprea se ha convertido en un pez codiciado y selecto.
Por Arbo las esperan en las pesqueiras o pescos, antiquísimos callejones construidos en piedra sobre el propio río para estrechar su paso y capturarlas vivas, sin que se desangren, lo que resulta primordial para guisarlas. Las pesqueiras son unas construcciones de piedra muy primitivas, se dice que los primeros en construirlas fueron los romanos, las cuales funcionan como obstáculos perpendiculares a la corriente del río que las lampreas no pueden salvar, así, cuando intentan pasar quedan atrapadas en redes. También se pueden pescar con red desde las embarcaciones o con unos arpones llamados fisgas aunque con este método pierde bastante sangre, muy apreciada para su cocción.
La lamprea no está disponible fresca en cualquier época del año. Sus capturas se concentran en los primeros meses del año, de enero a mayo. Los lampreeiros suelen trabajar de noche, el momento óptimo para manipular sus redes y cobrar sus captura.
Cocinada en sangre
La lamprea cocinada al estilo tradicional se considera una exquisitez de la cocina gallega, a pesar de su aspecto y su excepcional textura, su carne tiene un sabor inconfundible diferente a todos los pescados.
Aunque parezca paradójico, la clave de su cocinado está en la limpieza del animal ya que requiere destreza y precisión puesto que se debe seccionar el pez por el sitio adecuado para no perder su preciada sangre.
La receta tradicional de la lamprea es «a la bordelesa», en la que el pez se cuece en un adobo hecho a base de su propia sangre. Es un proceso largo que comienza con el lavado de la lamprea para luego eliminar la primera capa de su piel, desangrarla, adobarla durante veinticuatro horas en una mezcla de vino, su propia sangre y varios elementos aromáticos para luego guisarla junto a un sofrito y el adobo.
En Galicia además se degusta frita, como ingrediente de un cocido gallego, ahumada o rellena de huevo duro y jamón y , como no podía ser de otra manera, en empanada.