La euforia que desata el Córdoba CF llega hasta la Diputación

No hay nada más agradecido que un acto promocional cuando las cosas marchan a toda vela. Y el Córdoba CF las ha izado en este tramo final del año, para firmar una racha impecable que lo ha metido de lleno en la lucha por el regreso al fútbol profesional.

Un estado de animo que se refleja en las gradas del Arcángel, donde el pasado sábado hubo casi 15.000 espectadores para ver a los blanquiverdes ganar al Castellón.Y que se prolongaba este martes en el Palacio de la Merced, ya que la sede de la Diputación acogió la firma del convenio entre la institución provincial y el club blanquiverde.

Hasta allí se desplazó la práctica totalidad de la plantilla del Córdoba, y aunque los futbolistas son de esconder la euforia hasta que se consuma el objetivo, no fue menos cierto que en sus gestos, su complicidad y, sobre todo, el ambiente distendido los jugadores dejaron la evidencia de que las cosas marchan bien, aunque el optimismo en esta ciudad sea sinónimo -demasiadas veces- de que algo malo viene detrás.

La comitiva blanquiverde estuvo capitaneada por el nexo de Baréin con el club. Faisal no habló, eso fue asunto del CEO, Antonio Fernández Monterrubio, quién tiró de manual para hablar del eje estratégico que supone la provincia para el club, ya que el convenio va de eso, de spots publicitarios y de llevar el nombre de pueblos en la camiseta. El marketing de la industria del fútbol moderno, en definitiva.

Y la euforia también es parte de ese entramado deportivo-social del deporte rey. Un ingrediente que puso el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, que abundó en que el Córdoba está dando «tardes de gloria» y elogió a una afición que desplaza al estadio a más aficionados que algunos clubes de Primera.

Deportivo-social

Hubo alegría y se notó en todos los actores implicados en el acto, como Antonio Casas, que llevará a su pueblo -La Rambla- en su camiseta; Adri Castellano hará lo propio con Córdoba; y Carracedo con Puente Genil. Si llevar el escudo de una ciudad enorgullece, el de una provincia, aun más. Así, entre la euforia y el orgullo, se puede seguir creciendo, pero la mayor parte de eso se verá en el terreno de juego, aunque la parte social es siempre importante.