El rodadero de los lobosJesús Cabrera

La prueba del nueve

La ‘plantá’ de una hoguera en la plaza de las Tendillas y el anuncio de una ‘mascletá’ en la Corredera ha puesto de los nervios a más gente de la que esperaba

Actualizada 05:10

Lo ocurrido en los últimos días con los actos organizados en Córdoba para la promoción turística de Alicante es una buena muestra de la contradicción permanente en la que viven muchos cordobeses de a pie. La ‘plantá’ de una hoguera en la plaza de las Tendillas y el anuncio de una ‘mascletá’ en la Corredera ha puesto de los nervios a más gente de la que esperaba, y no todos por el mismo motivo.

Unos, entraron en hiperventilación al considerar ‘profanada’ la ciudad por una tradición ajena a nuestra cultura; otros, porque se iban a quemar unos nazarenos -¡Válgame Dios!- y por último, aquellos propietarios de mascotas bipolares que se asustan de un petardo y no de una batucada, cuando en la región levantina la quema de tracas está a la orden del día y a nadie se le ocurre protestar con la intensidad que aquí.

Nazarenos en la hoguera de la plaza de las Tendillas

Nazarenos en la hoguera de la plaza de las TendillasJC

Lo más divertido de todo es lo de los nazarenos. Para entender esto, como para muchas otras cosas, lo primero que hay que hacer es leer y saber que en esta hoguera se iba a quemar una serie de elementos característicos de la cultura festiva de Alicante, entre ellos la Semana Santa. Un rótulo informaba bien a las claras de que «el Domingo de Ramos en Elche y las fiestas de la Semana Santa de Orihuela y Crevillente cuentan con la declaración de Fiesta de Interés Internacional y la de Alicante con la declaración de Interés Turístico Nacional», algo de lo que en Córdoba, lamentablemente, estamos aún lejos de alcanzar.

Considerar un sacrilegio la quema de unos nazarenos, que además no eran ni de Córdoba sino alicantinos, es estar a años luz de comprender lo que significa para ellos esta fiesta. Hace sólo unos días, en la plaza de la Reina, en Valencia, se plantó una falla para conmemorar el aniversario de la coronación canónica de la Virgen de los Desamparados. Toda ella estaba plagada de simbología religiosa y, por supuesto, no faltaba una simpática imagen de su patrona. Al final fue el ‘ninot’ indultado de esta falla, pero podía no haberlo sido y no hubiera pasado nada, porque este fuego tiene una intencionalidad muy distinta al que tuvo el de las hogueras que hubo en toda España -en Córdoba también- en mayo de 1931.

Entre unos y otros esta semana nos ha ofrecido una radiografía bastante fiel de que una parte de la sociedad cordobesa, esa misma que se le llena la boca cada vez que habla de tolerancia y de inculturación, tiene todavía mucho camino que recorrer para creerse aquello que predican, para que sus hechos coincidan con sus palabras.

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