Escribano y el golpe de realidad
El anuncio de la implantación ya de Escribano M&E en Rabanales 21 ha sido esta semana un golpe de realidad para muchos
Hasta ahora, como todo proyecto, la Base Logística era una idea aplaudida por la mayoría en la que sólo faltaba su materialización. Este último requisito se está acercando cada vez más conforme se se van cumpliendo los compromisos políticos, financieros y urbanísticos. Rara es la semana que no se suceden una o dos noticias relacionadas con estas instalaciones del Ejército de Tierra, lo que nos aproxima cada vez más a su puesta en marcha.
El Ayuntamiento acaba de cumplir con todos los trámites urbanísticos y está abonando puntualmente los compromisos adquiridos en un convenio con el Ministerio de Defensa y, de forma paralela, también va cobrando forma la red de empresas auxiliares y complementarias que se va a instalar en Córdoba.
En estos días se ha presentado el proyecto de Escribano M&E, que llega a Córdoba «no con power point sino con avales bancarios», como señaló su CEO, Javier Escribano. Ya son titulares de la nave de Silos Córdoba en Rabanales 21 y en unos meses estarán funcionando, con lo que esto conlleva de generación de empleo y de reparto de riqueza en la ciudad a través de distintas vías.
Escribano es la primera compañía que se asienta en Córdoba de las muchas que vendrán. Todas ellas van a trabajar por y para la Base Logística y todo el conjunto a a contribuir de forma decisiva con lo que ya se denomina la reindustrialización de la ciudad, un elemento reclamado desde hace tiempo para paliar los efectos negativos de una dependencia tan fuerte del sector servicios, como ocurre en la actualidad tras el desmantelamiento en las últimas décadas de las escasas fábricas que había en la capital.
Cuando el Ayuntamiento y la Universidad anuncian hace unos años la llegada de la Base Logística, un carro al que ahora intentan subirse de forma desesperada los socialistas, la extrema izquierda cordobesa tuvo que poner a punto sus atalajes para comenzar a cabalgar contradicciones. Ellos, los del «OTAN no, bases fuera», veían cómo tenían que adaptar su discurso de mitin y pancarta al pragmatismo que imponía la realidad. O se apoyaba la Base Logística o se quedaba fuera del mapa político cordobés.
En aquellos días, el PSOE estaba entretenido en ver por dónde le había venido el golpe de que un gobierno municipal del PP se apuntara este importante tanto, Izquierda Unida guardó silencio y en Podemos tuvieron que hacer frente a un movimiento más externo que interno que les quería poner en contra de esta instalación militar, de sus inversiones y de los puestos de trabajo cualificados que va a crear. En este punto hay que reconocer a los entonces ediles de esta formación morada, Cristina Pedrajas y Juan Alcántara, por hacer piña con el resto de grupos municipales y distanciarse lo más posible del folclore antimilitarista.
El anuncio de la implantación ya de Escribano M&E en Rabanales 21 ha sido esta semana un golpe de realidad para muchos de los que aún les suenan las tripas cuando olfatean el verde caqui en el horizonte. Escuchar a Javier Escribano hablar con toda naturalidad de lanzacohetes, de portamorteros o de kits de munición guiada ha sido la mejor demostración de lo que dentro de muy poco va a ser la Base Logística del Ejército de Tierra.
La extrema izquierda, la que tanto ruido hace cuando le interesa, ahora guarda un sospechoso silencio sobre lo que se cuece en La Rinconada. Saben que cualquier movimiento extraño les puede sacar, al menos en Córdoba, del tablero político. Con el trabajo no se juega, señores.