editorialLa Voz de Córdoba

Sanchismo o democracia

Actualizada 05:00

Aunque es muy apetecible aprovechar ya los fines de semana buscando la costa malagueña o perdiéndose en el huerto de la parcela, los cordobeses tenemos la oportunidad de contribuir con nuestro voto, como el resto de españoles, no solo a que lo que legisle y regule Europa esté más acorde con nuestras necesidades, sobre todo las del sector primario que nos da de comer, sino a plantarle cara al plebiscito personal en el que Pedro Sánchez ha convertido la cita electoral de hoy.

Porque la campaña de estas semanas ha sido un despropósito socialista, otro más, hacia el estado de derecho, ese que Sánchez utiliza según sus propios intereses que solo cristalizan en el mantenimiento del poder personal y el de sus acólitos y socios amnistiados.

No nos vamos a detener aquí en los asuntos por los que tendrá que responder ante la Justicia la esposa del presidente. Están publicados, contrastados y documentados. Pero se han convertido en el verdadero motivo de la campaña electoral socialista, un partido que ha querido convertir una vez más su indecencia en justo lo contrario: un motivo para luchar contra los que ellos consideran un peligro, cuando la única amenaza real aquí se está viviendo desde hace años, un riesgo que ha aumentado polarizando a la sociedad y rompiendo, de facto, la igualdad entre los españoles.

Aunque la advertencia sobre la derecha y la extrema derecha ya se ha convertido en el único punto del programa electoral de la izquierda y los socialistas, los problemas y los riesgos a los que nos enfrentamos en España y Europa son mucho mayores- y peligrosos, con el polvorín de la guerra en Ucrania en el escenario- que unas siglas determinadas. Pero en el caso español y desde el sanchismo en concreto se ha decidido convertir la cita del 9J en un pulso entre buenos y malos, entre los presuntos defensores de la democracia y una amenaza extremista. La única amenaza extrema es la de debilitar toda la nación para mantener un poder personal rodeado de prebendas espurias y corrupción. No es otra cosa el sanchismo.

Apetece pasar el fin de semana en la playa, o quedarse en el campo con la familia. Pero aunque Europa nos siga resultando algo lejano, que no lo es, y además se padezca cierto distanciamiento comprensible con los políticos y sus mensajes, es necesario votar hoy para defender los intereses de España que el sanchismo ha entregado a terceros y demostrar que en efecto, la democracia no es un ejercicio para levantar muros entre buenos y malos, sino un sistema que nos permite decidir entre todos un futuro en el que la demagogia, el cesarismo , la desigualdad y la corrupción no tengan cabida.

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