¿Quién fue San Isidro Labrador y por qué es el patrón de Madrid?
La tradición habla de que Isidro era un hombre piadoso que rezaba a Dios antes de empezar sus tareas
El próximo 15 de mayo se celebra San Isidro Labrador, patrón de Madrid. Su canonización se realizó el 12 de marzo de 1.622, el mismo día que san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier y santa Teresa de Jesús. El Papa Gregorio XV hizo a san Isidro Labrador patrón no solo de Madrid, también de numerosos pueblos españoles de tradición agrícola.
El porqué de que sea él y no otro el patrón de estos oficios se debe a su dedicación al campo, en especial en la capital. San Isidro nació a finales del siglo XI en Madrid, en el seno de una familia muy humilde que se dedicaba a trabajar el campo.
La tradición habla de que Isidro era un hombre piadoso que rezaba a Dios antes de empezar sus tareas. Esto hizo que sus compañeros le tacharan de vago, ante tal situación su patrón fue a comprobar como trabajaba el santo y cuando vio lo que estaba sucediendo no dio crédito. ¡Unos ángeles estaban guiando a los bueyes!
Otro milagro fue el de María. La pequeña falleció y el Santo rezó junto a su cuerpo, tras este momento la niña revivió. Este milagro es similar al de Jesús con su amigo Lázaro.
La unión santa entre los milagros y el lugar donde sucedieron han convertido a san Isidro en patrón de Madrid. Además, su condición de madrileño también tuvo que ver en su canonización.
Ejemplo de vida cristiana
San Isidro es recordado como un ejemplo de vida cristiana y de espíritu de trabajo, atributos ilustrados a través de su vida humilde en el Madrid medieval, o Mayrit, el nombre que recibía entonces. Sus milagros están vinculados al mundo agrícola, por lo que el culto posterior lo erigió patrón de todos los campesinos. Los detalles sobre su biografía, que los historiadores han reconocido a partir de los relatos que han llegado hasta nosotros, nos trasladan a las calles y los campos de los primeros habitantes de la villa.
El primer texto en el que aparece la biografía de San Isidro, y por tanto, el más apreciado, narra que era vecino de Mayrit entre finales del siglo XI y finales del siglo XII, cuando esta tierra aún formaba parte del reino de Toledo. Aunque, más que una biografía es un relato hagiográfico, es decir, un tipo de escrito dedicado a la vida de un santo santo o de un conjunto de ellos. Su autoría se atribuye a Juan Gil de Zamora y está datado en el siglo XIII.
Los estudios históricos posteriores añaden que San Isidro era mozárabe, un cristiano que vivía entre musulmanes, por ser una población muy numerosa que se estableció en las tierras fértiles de la zona. Era habitual que estos grupos sociales se dedicasen a la agricultura, como campesinos independientes o adscritos a la tierra y vinculados a algún señor. En este sentido, lo menos conocido habitualmente sobre su figura es que fue criado e intendente de Juan de Vargas, aunque no su sirviente. También, perteneció a una cofradía seglar.
Mayrit dejó de ser tierra musulmana en tiempo de Alfonso VI, por medio de un pacto con el rey taifa Al-Qādir, cuando Isidro era un niño. Contaba con 12.500 habitantes, pero tras la contienda vio reducida su población a 10.000 personas y, a pesar de ello, no dejó de ser un lugar inseguro. Sufría frecuentes saqueos de las tropas de Yusuf ben Tasüfur, emir almorávide.
Esta situación fronteriza con el territorio islámico determinó la vida de las gentes del lugar. Por este motivo el joven San Isidro dejó la villa y se dirigió a Torrelaguna, una villa ubicada al nordeste de la actual Comunidad de Madrid, donde empezó a labrar tierra ajena.
La tradición relaciona otros lugares próximos a Madrid con San Isidro, zonas donde los Vargas tenían heredades. Se ha recogido su paso por varias localidades de la sierra norte madrileña: las tierras del Jarama, Buitrago del Lozoya, Talamanca y Carazquiz.
La tradición de ir a la pradera
En el siglo XVI, Juan Vargas construyó una pequeña ermita en honor al santo madrileño. El año de su beatificación se fijó que se celebraría la festividad el 15 de mayo. De esta manera, los madrileños peregrinaban durante esta fecha todos los años y bebían agua del manantial que está al lado del templo.
En la actualidad se sigue manteniendo esta tradición. Los madrileños pasan el día en este lugar castizo que sirvió de fuente de inspiración a Goya. El pintor español pintó La pradera de san Isidro en 1788.