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Por qué Charlene de Mónaco va de negro al Vaticano si es la única con derecha a ir de blanco
La princesa ha optado por ese color renunciando a su exclusivo privilegio
Nuevo viaje de Estado para la Princesa Charlene, que, más decidida que nunca, se ha propuesto hacer frente a, sino todos, gran parte de los compromisos institucionales que marcan su agenda oficial. En las últimas semanas han sido varios los actos en los que Charlene ha demostrado que ya está capacitada para abordar, con total normalidad, sus cuestiones profesionales, pero lo cierto es que, desde el pasado mes de junio, cuando realizó una visita a Noruega, la exnadadora no había vuelto a salir de Mónaco.
Ahora, acompañada del príncipe Alberto, la sudafricana ha puesto rumbo al Vaticano para visitar al Papa Francisco. Un encuentro tan cordial como esperado que ha llamado la atención de propios y extraños por la indumentaria elegida por la Princesa. Ella es una de las pocas royals a las que le fue concedido el privilegio de poder vestir de blanco en sus audiencias con el Papa. Lo obtuvo en el momento en el que contrajo matrimonio por la vía eclesiástica con el príncipe Alberto, ya que, este privilegio únicamente les fue concedido a ciertas reinas católicas y consortes de monarcas católicos en señal de agradecimiento por su defensa ante los protestantes. El resto de las mujeres tienen que vestir de negro, pero ella, en concreto, puede ir de blanco si es que así lo desea.
Sin embargo, esto no es una imposición, sino que la Santa Sede lo deja a su elección. Y es que, dadas las críticas que recibió Grace Kelly cuando decidió visitar el Vaticano vestida de blanco y que le hicieron optar siempre por el negro en sus visitas posteriores, lo más probable es que este sea el motivo por el que la Princesa Charlene ha decidido no arriesgar y descantarse por un total look en color negro, el color impuesto a cualquier dama que no se encuentre en ese reducido grupo y que vaya a mostrarse ante el pontífice.
Para la ocasión, la exnadadora se ha decantado por un vestido con relieve de falda evasé de tiro alto y escote palabra de honor, sobre el que ha colado otra pieza de tul semitransparente en color oscuro de corte recto y manga larga firmado por Terrence Bray, con el que ha hecho saltar todas las alarmas teniendo en cuenta que ni el tul ni la palabra de honor están recomendados para asistir al Vaticano.
Tampoco han pasado inadvertidos los zapatos de la Princesa. Las normas indican que se debe acudir con zapatos negros y con tacón moderado, pero en este caso Charlene ha querido combinar su vestido con unos Louis Vuitton de gran altura en color nude. Un calzado con el que también ha ‘infringido’ el protocolo establecido. Lo mismo ha ocurrido con sus uñas, ya que la exnadadora se ha atrevido a lucir una manicura en color negra nada habitual en las royals y menos aún para este tipo de actos oficiales.
Con lo que sí ha acertado la esposa del Príncipe Alberto ha sido con la mantilla negra de encaje que se ha colocado sobre su cuello y que, además, contaba con un rosario acabado en cruz.