
Coco Chanel, en 1970
Las manías más curiosas de Coco Chanel
Inventos y recursos de la singular diseñadora de alta costura francesa
«He creado un estilo de vestir en Francia, porque no había ninguno», declaraba a un periodista Coco Chanel bien entrados sus 70. Sagaz, brillante, ligona, dura, resolutiva y creída, la magnífica Gabrielle destacó por muchos motivos en su más de medio siglo de carrera profesional interrumpida, solo provisionalmente, por las guerras. Para llegar a su éxito, que duda cabe que insistía en ideas, estilismos y novedades que defendía a muerte. Aquí van algunas de ellas.

Coco Chanel, en julio de 1963
Los sombreros. Coco comenzó en la moda tras un curso de sombrerería en París. Así comenzaron otras famosas modistas de antes. Vendía sus modelos en un taller del centro. Desde las horribles gorras francesas de estilo vasco hasta los canotiers de ala recta en paja, se aficionó con modelos poco favorecedores pero siempre evolucionó. En sus tiendas, siempre había una gran selección. Y de mayor, para fijar mejor sus pelucas, no dejaba de utilizar sombrero, ya fuese invierno o verano y estuviese en la calle o en el interior de su estudio de la rue Cambon.
El blanco y el negro. El paso de Coco por un hospicio de monjas en el que fue depositada por su padre, en Corrèze, al morir su madre, siempre marcó su gusto por el blanco y negro de sus uniformes y de los hábitos de las monjas. Incluso ahora, se puede decir que fue Chanel quien puso de moda el imperio del negro y la petite robe noire. Tras el orfanato de monjas de Aubazine, donde aprendió sus primeras nociones de costura, fue enviada a un internado religioso en Moulins, donde siguió usando ese blanco/negro que no dejó nunca ni en su vida ni en sus colecciones.

Coco Chanel, en 1957
La falda bajo las rodillas. Se dice que las rodillas de Coco Chanel eran lo menos favorecedor de la divertida, activa e inquieta creadora y que siempre, desde joven hasta mayor, mencionaba que el largo de una falda debía cubrirlas. La realidad fue esa desde sus fotos con el duque de Westminster en los años 20 hasta los reportajes de las colecciones que ideó para Romy Schneider en los años 60. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si se trataba de una manía de los años 20, un recurso de señora mayor con piernas ya estropeadas o simplemente era parte de su ABC estilístico. Seguiremos, porque manías hay para rato.