Los esqueletos vuelven a la pasarela
Los desfiles de París han vuelto a reflejar la eterna tendencia a elegir modelos con delgadez preocupante
Parecía superada la grave tendencia que hasta hace años reinaba en las pasarelas, modelos famélicas al borde del colapso con un el índice de materia grasa corporal de una araña. Pero en la semana de la moda de París se han vuelto a presenciar fantasmas esqueléticos en el desfile de Balenciaga. ¿De nuevo a la carga promocionando imágenes desaconsejables para la salud?
La tiranía de la delgadez que imperó en los años 20 (No se puede ser demasiado delgada ni demasiado rica, decía Chanel) y que volvió a reinar en los 60 con la era de Twiggy, parecía desaparecida tras las quejas de prensa y público que llevaron en los últimos años a establecer normativas en algunos países como España e Italia en cuanto al índice de masa corporal con respecto a la altura. Acudir a la llegada de modelos al maquillaje o a la salida de un desfile era un trasiego de almas en pena, gigantes cabezudos en ocasiones incluso con físico poco favorecido y caras poco agraciadas.
Pero las nuevas normas de lo político correcto llegaron a publicidad y desfiles: si desfilaban no binarios, tatuados de cabo a rabo o señoras de 70 años, las «gruesas» reclamaban su share de atención y comprensión, ya que no en vano la mayor parte de la población tiene algo de sobrepeso en Occidente. Dicho y hecho. Mujeres bellísimas que jamás hubiesen soñado con protagonizar desfiles o campañas se subían al podium de la fama con un físico tan adorado como el de la Venus de Willendorf allá por el paleolítico en el 25.000 a.C. En la actual Moravia checa.
La bellísima Paloma Elsesser, muy mejorada tras dietas y cirugía, ha reinado en pasarelas con su metro sesenta y siete y sus iniciales kilos. Paloma Kai Shockley Elsesser, británica de madre afroamericana, ha protagonizado portadas de Vogue, campañas de Nike o de Fenty Beauty. Ashley Graham,
La norteamericana Ashley Graham, de 36 años, ha protagonizado portadas de Harper’s Bazaar, Elle, Glamour o Vogue, protagonizado entrevistas en los programas de más audiencia de los Estados Unidos y paseado sus 95 kilos distribuidos en 1,75 cms de alto en las pasarelas de Nueva York, Milán y París. Defensora de la llamada «positividad corporal» ha escrito libros y ha sido el personaje principal de las campañas de Revlon.
Tras estas novedades y viendo a unas Kardashian rollizas y a una Georgina Rodríguez rotunda para su estatura, todo parecía superado. Pero no, las Kardashian y Jenner se han puesto a dieta y ya no quieren tantas curvas. Incluso Ashley Graham parece haber adelgazado, al igual que Paloma Elsesser. Y ahora vuelve a París Demna Gvasalia, el georgiano que se ha cargado la estética de Balenciaga, y saca en el desfile a famélicas sílfides con tops a punto de caer al suelo porque no hay donde sujetarlos.
Así que por mucho que en Chanel desfile la poderosamente visible sudanesa Ajok Daing o Jill Kortleve Reine en la pasarela de Alexander McQueen, Valentino, Chanel, Jacquemus o Versace y protagonice campañas de Zara, parece que aún seguirán existiendo parámetros extremos a la hora de escoger modelos de pasarela entre personas al límite de la anorexia. Mientras, en la primera fila del desfile, Ashley Graham o Paloma Elsesser se preguntan si algo ha cambiado después de todos los esfuerzos por aumentar la inclusividad y por proteger a los jóvenes de la anorexia.