Ambivium, donde duermen sueños gloriosos los mejores vinos del mundo
Frente al castillo de Peñafiel, catamos, plato a plato, más de 20 vinos distintos como maridaje perfecto
Desde hace algunos años, las bodegas españolas intentan acercar el vino a los consumidores potenciales promocionando visitas guiadas, con cata y comida incluidas, en las que los visitantes pueden apreciar los distintos procesos del vino desde que sale de la viña hasta que se convierte en botella. Es una brillante idea que está teniendo mucha aceptación entre ese público que últimamente se ha ido acercando al vino con la intención de disfrutarlo y de conocer a fondo los secretos de una buena cosecha.
Un grupo de amigos, enamorados del vino, nos fuimos hasta Peñafiel, centro neurálgico de la denominación de origen Ribera del Duero, para visitar la bodega Pago de Carrovejas, una de las más prestigiosas de España. Frente al imponente castillo de Peñafiel, la bodega es como otro castillo más moderno, más funcional y estéticamente distinto. Una bodega muy cuidada, muy limpia, atractiva a más no poder, que recorrimos con las sabias palabras de Pedro Ruiz, alma mater de este Pago castellano.
Es un viaje fantástico por los secretos del vino, que nos acercó un poco más a la verdad de un producto que lleva el nombre de España por el mundo. Pero lo mejor del viaje vino después, cuando, antes de entrar en el sancta sanctorum de la bodega, el restaurante Aambivium, entramos en ese lugar mágico en el que duermen sueños gloriosos los mejores vinos del mundo, a la espera de que los paladares exigentes los lleve a la mesa. Pedro Ruiz y el resto del personal hicieron todo lo posible para que nuestra visita fuera de las que no se olvidan.
Y, al final, entramos en Ambivium, broche final espectacular a una visita inolvidable. Es un restaurante distinto a todo lo que conocemos, con una amplitud que asombra, una sonoridad perfecta y un equipo profesional inmejorable que está atento a todos los detalles. Te van llevando de un lugar a otro del restaurante, de sorpresa en sorpresa. Aquí, un champiñón con Duxelle y su jugo, luego una tartaleta de verduras al carbón y un pincho de lechazo churro, para terminar el primer viaje con un buñuelo de pepitoria de sabor auténtico y profundo. Nos sentamos a la mesa y empezó la exhibición.
Llegaron las exquisiteces, una a una, con su vino correspondiente, pimentón-curado, tartaleta de farinato, canutillo de chorizo y rodaja de morcilla, como homenaje a Castilla y a sus productos autóctonos. Más tarde vino el conejo y la zanahoria ahumada, las sopas de ajo, la lubina madurada con tirabeques, la trucha con emulsión de adobo y polvo de jamón, la molleja de ternera con borraja y caldo de cebolla y, como plato final, bombón de parfait con piparras y pechuga de pichón con maíz y cacao.
En definitiva, una exhibición de sabor, de variedad, de poderío. Catamos, plato a plato, más de 20 vinos distintos como maridaje perfecto de cada uno de los platos. Calculen ocho copas por cada vino y se harán una idea de la cantidad enorme de copas que adornaron una mesa llena de vida y de emoción. Les aseguro que visitar Ambivium es una experiencia impresionante en todos los sentidos. No creo que haya nada igual en España en estos momentos y, por supuesto, ninguna bodega que tenga un templo gastronómico como éste. Se lo recomiendo de todo corazón. Pago de Carrovejas y Ambivium son la sublimación del vino y de la más pura tradición castellana.
Pago de Carraovejas y Ambivium
Peñafiel, Valladolid
983 88 19 38 / 648 466 707