Así es el espumoso de los dioses

Pandemonium es el sueño de dejar un legado a las siguientes generaciones. La misión ya está en marcha, un espumoso con uva viura y garnacha tinta que se descorcha en la cuna del castellano y busca Denominación de Origen. El Debate asiste al nacimiento.

No se trata de elaborar un vino blanco espumoso, el asunto va más allá: Richi Arambarri, un logroñés de 38 años, y su joven equipo de Vintae, se han propuesto crear una denominación de origen nueva, fuera de la DO de La Rioja y en un lugar primo hermano de la región de champagne. Por encima de los 700 metros, en el Alto Najerilla, en una franja limitada por los robles y el cereal y con una extensión de 50 kilómetros protegida por las meigas y los monasterios de Valbaneda, Yuso, Suso y Cañas, que desde hace siglos custodian estas tierras.

Si ves un roble de 300 años con una virgen dentro, no lo dudes: abrázate a su tronco y sentirás que por aquí pasan cosas. Richi Arambarri, el CEO de Vintae, está convencido: «Es una zona de tradiciones paganas. Aquí se adoraba a los robles y al monte de San Lorenzo. Es una zona con una magia especial y seguro que los vinos lo recogen».

Si el abad Dom Perignon se encontró con su espumoso por qué no el abad de San Millán de la Cogolla puede velar en su bodega al Pandemonium. Un vino espumoso blanco de blancas, producido con uvas viura y otro blanco de tintas con uvas garnacha, ambos con la aguja fina de la burbuja juguetona que le da la acidez justa de la altura a la que se cría la uva. En el Refectorio del Monasterio, debajo de la biblioteca donde un monje anónimo escribió las glosas emilianenses, origen del castellano y el euskera, se han descorchado las primeras botellas de esta santa locura burbujeante.

Solo 600 nacieron de las garnachas y viuras cosechadas en 2015 y que en este bendito 2023 ven la luz con el nombre porque en esa biblioteca del monasterio hay un pequeño cuarto con los libros prohibidos llamado El Infierno, del que sólo el Abad de San Millán de la Cogolla tiene la llave de acceso. El padre Merino lo cuenta con ojos misteriosos. La relación entre el nuevo espumoso y el monasterio, donde aparecieron las primeras palabras escritas en castellano y euskera, es estrecha y de ahí que su presentación en sociedad haya sido en sus recios muros custodiados por monjes Recoletos y le haya tomado prestado el nombre del Infierno.

Una vez comprobado que el espumoso que ha gestado el equipo de Vintae es excelente y puede retar en una cata a ciegas a cualquier champagne consagrado sacando una nota fabulosa, están animando a más agricultores a que planten cepas que pongan en valor esta zona. Es el germen de lo que será una futura Denominación de Origen de espumosos con un nombre aún por definir. Saben que están plantando el futuro que ayudará a mantener la zona y los recios habitantes riojanos como Eladio, 91 años, José Miguel Arambarri o Jesús Acha, que han cuidado estas viñas retorcidas y hermosas que a su vez heredaron de sus padres. ellos saben que aquí hay futuro.

La novedad es el espumoso Pandemonium pero la empresa Vintae es como una comunidad de vinos de Crianza, Reserva y Gran Reserva con la peculiaridad de reflejar el lugar del que proceden.

Sus producciones son pequeñas pero codiciadas. Salen de parcelas de familia que funcionan como un laboratorio de experimentación al ser viñedos con mezcla de variedades y, como dice Raúl Acha, un enólogo que se baja de su moderno tractor con el iPad y vestido con chaleco de Armani, «el vino se hace en la viña».

No estamos hablando del siglo catapum, aunque sus métodos sean tradicionales y familiares, vendimia a mano, calendario lunar, desbrozadora o poda cuando la viña lo pide. Y aunque el cambio climático aceche a sus viñas viejas y singulares, que son menos productivas pero concentran lo bueno, tienen la suerte de que sus terruños están plantados en altura y por ello cuentan con más aguante.

La sede de Vintae está en Logroño. Es una empresa joven que posee 285 hectáreas de viñedo propio repartidas en catorce denominaciones de origen y además del espumoso, que acaba de nacer en esa nueva DO que aún no tiene nombre, producen 35 vinos diferentes con más de treinta y ocho varietales distintos que se disfrutan por medio mundo, el afamado López de Haro y El Pacto en La Rioja, Bardos en Ribera del Duero o el codiciado Matsu en Toro son sólo un ejemplo de su poderío.