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Don Julio

Don Julio

Chef judicial

Los mejores restaurantes argentinos para darse un buen festín de carne

La capital bonaerense alberga una riqueza creciente de gastronomía

Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver…. Una ciudad bulliciosa, apasionada, por momentos caótica, por momentos pura historia, en la delgada línea entre la melancolía y la esperanza como bandera de un país inmenso destinado a volver a ser grande como sólo vuelven quienes albergan en su alma el entusiasmo infinito. Esa ciudad que te atrapa entre un sortilegio y el petricor, mientras la lluvia de su cielo de invierno en agosto cae sobre nuestros ojos cerrados para abrirlos y embrujarnos a media luz en el 348 de Corrientes, para atraparnos entre sus gentes y descubrirnos también que la capital bonaerense alberga una riqueza creciente de gastronomía.

Chuletón

Chuletón de La Cabaña de las Lilas

Aires modernos en las proximidades del «down town» financiero de esta ciudad que entre tangos nunca duerme, acercándonos a Puerto Madero para pasear en la tranquilidad de sus dos orillas y llegar a un clásico La Cabaña de las Lilas. Parrilla de corte vanguardista con terraza sobre la que caerá la luz de un sol de invierno brindándonos chorizos criollos y morcilla, entre mollejas de corazón y chinchulines de ternera. Notas de provoleta de cabra de intenso sabor y empanadas de carne madurada. Clásicos tradicionales que abren el camino a las papas fritas trufadas para que sirvan de puente a un pase que brindará espectáculo visual y gustativo, con el chuletón al fuego de más de un kilo flambeado en mesa con cognac y acompañado con papas trufadas. Cortes de bife ancho sabroso y fino para los amantes de las carnes jugosas, vacío y T-Bone con hueso mostrando una selección de cortes de calidad que convierten a La Cabaña de las Lilas en uno de los clásicos modernos de Buenos Aires.

De Puerto Madero a la Casa Rosada para pasear por San Telmo en un pueblo que mira con esperanza e incertidumbre el nuevo tiempo político, caminando por San Telmo para conversar con Mafalda, imperturbable al paso del tiempo, sobre el devenir que ha de llegar a la vida de los argentinos. Paréntesis de mar en un embarcadero descubriendo una casa de corte indiano que preside el río de la plata a escasos metros del aeropuerto de Newbery. Allí en ese club de pescadores de nombre El Muelle encontraremos un buen atún rojo con salsa tapenade, patines y cebolla caramelizada, la merluza negra a la manteca negra con alcaparras y almendra tostadas y papas estrelladas o una trucha salmonada que se sirve al grill con matices dulces de peras glaseadas, roquefort gratinado y rúcula con reducción de aceto balsámico. Un lugar para perder la vista en el azul de fondo y conocer la energía inacabable de la fiscal Daniela Dupuy empezando a entender entre risas y anécdotas que lo más valioso de Argentina se halla entre sus gentes.

La Cabrera

La Cabrera

Noches de Palermo en un barrio joven y dinámico, repleto de vida entre las terrazas y restaurantes bajo la luna de Buenos Aires. Paseo de luces inundándonos del espíritu de este «Palermo» divertido que rinde culto a algunas joyas de la gastronomía. La Cabrera un romántico bistro en el que encontraremos entrantes paradigma de suavidad con la burrata sobre tartar de tomate deshidratado con alcaparras. Homenaje a las papas fritas que se sirven con huevos revueltos, con cebollas caramelizadas o con queso azul. Preludio de una buena parrilla que junto a los ojos de bife ofrece también variantes de bife de chorizo con queso azul, ribs de cerdo con barbacoa de gusto picante, consistencia y sabor con la bondiola de cerdo mechada con panceta ahumada o con cortes jóvenes de Wagyu para los más sibaritas. Maridando la variada selección de piezas optaremos por un vino joven «Concreto» de Zuccardi, disfrutando de los matices afrutados de la uva Malbec y adentrándonos en las bodegas de Mendoza.

Pizza de Guerrin

Pizza de Guerrin

Un Buenos Aires que nos recuerda por momentos a Madrid, entre sus calles y teatros, entre sus luces de «Corrientes» albergando milongas en las que enamorarse, alcanzando madrugadas en el salón «Marabú» dejándonos seducir por la elegancia de las damas argentinas que cada noche recrean entre tangos las páginas imperecederas de la historia que escribieron el piano y la orquesta de Carlos Di Sarli, lugar para sentir el alma de los porteños, que sesenta años después continúa brindando noches de magia y romanticismo. Dejando atrás el eterno Teatro Colón, tras cruzar la avenida 9 de Julio, entre las luces de neón de Corrientes nos dirigimos a uno de los favoritos de los bonaerenses, para mostrarnos las raíces italianas de este pueblo y reinventar la pizza en una versión más consistente y sabrosa que encandila al gusto. Guerrin icónico restaurante entre fogones que nos hace llegar una selección de pizzas entre las que no podrán perderse la fugazzeta con jamón y queso, la fugazza con mozzarella, la de panceta y huevos fritos o las especiales de queso provolone y queso roquefort con notas de cebolla y champiñones.

Espárragos de La Cabrera

Espárragos de La Cabrera

Un café en Tortoni para disfrutar de su chocolate y churros, viajar en el tiempo a tertulias y acordes de Tango. Lugar inolvidable que nos acerca de nuevo a Palermo, para llegar al templo de la carne. Don Julio entre los mejores restaurantes del mundo degustaremos un majestuoso ojo de bife mariposa, jugoso con una materia prima de infinita calidad. Verduras a la brasa que acompañan este festival de bifes de lomo, de asados de tira o de churrasquito de cerdo. Paraíso para los amantes de la carne entre ríos de color púrpura de Catena, de Angélica Zapata o de un sublime «Alma Gemela» para entender que Buenos Aires no es sino ese «Madrid» a otro lado del Atlántico del que nos enamoraremos y donde encontraremos los lazos de amistad más intensos que se descubren en el talante de sus gentes.

Bife Mariposa de Don Julio

Bife Mariposa de Don Julio

Disfruten de su gastronomía y pregunten por los Meirovich, Peluzzi, Besteiro, Moldes, Nicolosi o Castiñeira, encontrarán lo más cercano a la felicidad y a la más cálida amistad al otro lado del charco en un eterno tango de Gardel.

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