El Chef Judicial
¿Merece la pena probar Street Xo, la fantasía rebelde de Dabiz Muñoz?
Gastronomía callejera en un bullicioso mercado asiático
Cocina frenética, gastronomía callejera para transportarnos a un bullicioso mercado asiático por el que discurren en una sinfonía alocada las imaginativas creaciones del genio Dabiz Muñoz. Vanguardia y combinaciones imposibles de sabores que en la divertida barra de Streetxo se convierten en realidad. Cocina alegre y pasional, infinita coctelería para maridar pases de fantasía.
El universo de Dabiz Muñoz en toda su extensión para descubrir pases diferentes que sorprenden a la vista encandilando al gusto. Una filosofía culinaria destinada a la permanente innovación, viaje por el mundo para unir productos y sabores de aquí y allá, un viaje desde Tailandia a Perú reinventando recetas asiáticas bajo el prisma de la gastronomía española en una cocina abierta.
En la planta tercera del Corte Inglés de Serrano 47 comienza cada tarde el espectáculo culinario de Muñoz con cócteles previos que se convierten en pura fantasía. Unos churros con mole para descubrir una bebida atrevida combinando amaro infusionado en mole guatemalteco, licor de chile y soda de churros, cóctel potente para los comensales más lanzados que disfrutarán de un sorpresivo recuerdo a chocolate.
Unión de culturas en el cóctel japo-jerez que se presenta acompañado de un sashimi de gamba blanca de Huelva a la llama para maridarla con una soda de té ahumado y una atractiva unión de shiso, miso, yuzu, sake y palo cortado. Como la define su creador fusión brutal y cosmopolitismo cultural. Juego de cócteles que nos llevan a la barra con la cocina abierta en la que disfrutaremos de un ritmo frenético de los cocineros pudiendo ver la preparación de los diferentes pases que comienzan con una vieira asada «al josper» con mantequilla tostada, yogur de rábano picante, gazpacho de jalapeños y lima keffir, suavidad y enlace que pone frescor en la salinidad.
En nuestro escenario culinario continúa el desfile con el dumpling pekinés de oreja crujiente, hoisin de fresas, alioli y pepinillo, juegos de sal y dulzura que continúan con una versión imaginativa del «sandwich club» cocinado al vapor, ensalzando la suavidad a través de la ricotta que sirve de base al huevo frito de codorniz culminando en un aliño japonés de sichimi togarashi. Una lasaña especial de reminiscencias coreanas de «wontón» y vaca vieja gallega con shiitakes, tomates escabechados con matices picantes y bechamel de cardamomo.
Juego de sabores que se acompasan y marcan nuestro viaje asiático con un «Ramen XO» de reminiscencias ibéricas con foie gras y jabugo, enlazando alitas de pollo asadas, notas de atrevimiento con la salsa barbacoa con chiles encurtidos, sobre ella la suavidad de las «trompetas de la muerte» y la melosidad de una yema de corral al vapor. Maridando estas combinaciones culinarias ascenderemos por instantes al cielo para descansar en las «nubes de goa» descubriendo una ginebra infusionada en nubes de golosina con sirope de nubes, kalamani, mandarinas, cardamomo y algodón de azúcar.
Fantasias líquidas y sólidas que recorren las venas de Streetxo con la «sangre XO» para encumbrar un bloody mary diferente en el que se entremezcla el ron añejo, «falernum» de lima limón, cordial de granada y sandía, galanga y almendras amargas. Pura imaginación en una coctelería infinita que no defrauda. Del corazón al amor para probar las croquetas de «La Pedroche», musa culinaria del chef, elaboradas con kimchi, leche de oveja, sashimi de atún y té Lapsang. Carabineros de Singapur cocinados a la llama de robata con rigatoni, brotes de soja caramelizada y tortilla de camarones. Calidad en la materia prima que continúa con el nigiri de croqueta de gamba roja bañada en leche de oveja y kimchi con una gamba que se cocina marinada y se acompaña de sashimi de piña, adobo de pastor y lima.
Unión de culturas con el «crudo japo-mejicano» de salmón con ponzu de pico de gallo, mojo de kikos y pimentón de La Vera al vino de Jerez sobre crujiente de Nori y Tapioca. Cocina rebelde con el chili bogavante a la parrilla con salsa de tomates picantes, oloroso, chipotle sobre base de croissant tostado. De la rebeldía a la dulzura con el «brioche Pedroche» de boletos calientes y fundentes de leche y mantequilla con crema de vainilla de Madagascar o con el soufflé líquido de avellana que esconde un núcleo de chocolate y chile a la brasa culminado en tamarindo y helado de mantequilla noisette. Pura fantasía culinaria en un restaurante, con un precio en torno a ochenta euros por persona, que condensa el sueño infinito y rebelde del genio Dabiz Muñoz.